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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Hablar de sexualidad con hijas e hijos

Para madres y padres, el tema de la sexualidad está entre los que se vuelve trabajoso a la hora de conversarlo con su descendencia; ¿qué decir, cuándo, cómo?...

Yeilén Delgado Calvo
en Exclusivo 14/09/2024
1 comentarios
Educación Sexual
La comunicación es un aspecto esencial dentro de la crianza, también en materia de sexualidad. (Jessica Sosa Sosa / Cubahora)

Las dudas llegarán, indefectiblemente, y las preguntas también. Fantaseamos con que se demorará mucho y también con que siempre tendremos la respuesta correcta. Sin embargo, la sexualidad, y la carga de prejuicios y tabúes que suelen rodearla, a veces se nos convierten en temas arduos en la crianza, cuando no desplazados, ausentes.

¿Cómo comunicarnos con hijas e hijos sobre el tema? ¿De qué manera educarlos en temas de sexualidad para protegerlos, para que la asuman de manera responsable?

Sobre esos temas dialogamos con la Dra en Ciencias Psicológicas, Roxanne Castellanos Cabrera, profesora titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana y fundadora del proyecto Crianza Respetuosa.

– ¿A qué edad debe comenzar la educación sexual?

–La educación sexual forma parte del conjunto de aprendizajes en general de los niños. En ese sentido, al igual que todos los demás, esos contenidos, antes de la entrada en la escuela, deben ir en correspondencia con la madurez y la curiosidad natural de cada infante.

«Por ejemplo, a partir de los tres años aparece un deseo de autonomía que se debe aprovechar productivamente para enseñar al niño a valerse por sí mismo. Al igual que aprenden a comer, a vestirse, a peinarse... también van incursionando en la higiene y el cuidado del cuerpo. Desde ahí comienzan los primeros aprendizajes sobre la anatomía corporal externa y las diferencias biológicas entre lo femenino y lo masculino, todo esto forma parte de una educación sexual incipiente. También durante la temprana infancia los pequeños comienzan a hacer preguntas sobre el origen y el hecho de parecerse a mamá o a papá.

«Todas las preguntas de los niños son una buena medida de lo que les interesa, como parte de una actitud de descubrimiento del mundo. Por eso siempre deben responderse con claridad, pero en correspondencia con la edad y la capacidad de comprensión, ni más ni menos.

«Sobre los cinco años, los niños y niñas deben recibir preparación para que puedan identificar toda forma de maltrato y en especial de abuso sexual infantil, y estar protegidos frente a esas lamentables pero no poco frecuentes situaciones. También es buena edad para comenzar a hablar de las relaciones de equidad entre niños y niñas, que todos tienen los mismos derechos y que no pueden ser discriminados por ninguna razón.

«Al escolarizarse, los niños y niñas han evolucionado mentalmente y de manera progresiva serán cada vez más capaces de comprender contenidos con mayor complejidad. Comienza entonces un proceso de instrucción, científicamente adaptado a la periodización del desarrollo, donde también la educación sexual tendrá su propio lugar».

–¿Qué papel le corresponde a la familia y cuál a la escuela a la hora de educar integralmente en materia de sexualidad a niños y adolescentes?

–La familia es el primer lugar donde cada niño recibe sus primeras enseñanzas. Los padres eligen qué enseñan y en qué medida, según sus propios referentes y experiencias personales. De algún modo hay una tendencia a que a las familias se les hace más difícil brindar las nociones básicas de educación sexual desde temprana edad, y luego, en la medida que van creciendo, suele ser un tema tabú. Esto sobre todo indica la propia necesidad de preparación de las familias para verlo como algo natural y transmitirlo del mismo modo.

«La escuela es el segundo agente de socialización y es una institución a través de la cual el Estado cumple su función de velar por la protección de niños, niñas y adolescentes. Todos los sistemas educacionales instruyen sobre los aspectos del conocimiento científico, dentro de lo cual está también la educación sexual.

«La familia y la escuela deben estar de acuerdo en la importancia de la educación sexual y debe existir un respeto mutuo al encargo social de cada una de las partes. Deben escucharse y hablar de las preocupaciones que les asisten en esta materia.

«La escuela no debe imponerse sino entender como una necesidad de intercambio con los padres cualquier discrepancia que pudiera darse, toda vez que se conoce que la educación sexual es de las más complejas tareas en el rol de enseñar a los niños y son ellos (los responsables parentales) en primera instancia, los encargados de todos sus cuidados y educación.

«Si ocurriera que, por ejemplo, la familia se afilia a una interpretación del mundo que no se corresponde con la explicación de la escuela, lo más inteligente es que los niños sepan qué tan diverso es el mundo, como lo son las explicaciones que los seres humanos construimos sobre su conocimiento, y que incluso en el campo de la ciencia hay explicaciones diferentes para un mismo fenómeno. Esto permitirá que de un modo flexible, niños y adolescentes vayan integrando diferentes aproximaciones a los temas que se traten, hasta que por ellos mismos escojan las teorías y explicaciones que más los convenzan.

– ¿Cuánto influyen estereotipos y sesgos en una adecuada educación para la sexualidad?

–Como  decía anteriormente, alrededor de los temas de sexualidad existen mitos, estereotipos y creencias erróneas que influyen en los temores de las familias, tanto para brindar ellos mismos las primeras nociones de educación sexual, como para entender que también la escuela deba apoyar en este sentido. En general la infancia se percibe como un periodo frágil donde los niños no entienden muchas cosas, y no es solo en el tema de la sexualidad sino en otras cuestiones como hablar del divorcio, de la pérdida de un familiar y otros, que se les hacen difíciles a los padres.

«Hay que empezar por entender que a pesar de que los niños están en un periodo de desarrollo, todo lo que sus cuidadores les explican en correspondencia con sus capacidades psicólogicas de comprensión del mundo, si se hace con serenidad, sin halos de misterio ni secretismos, es bien tomado por ellos, e influye en que se vayan empoderando para afrontar los retos  y adversidades de la vida, con suficiente resiliencia.

«Hay que saber también que los niños y niñas viven en sociedad, y pueden ser otros infantes los que les hablen de temas relacionados con la sexualidad, por lo que si no han recibido nociones de educación sexual serán víctimas de cualquier información inadecuada y hasta de determinadas influencias sobre sus conductas. Todo lo que le preocupa a los cuidadores debe llevarlos a preparar los niños y no a dejar de hablar de estos temas».

–¿Qué avances se han experimentado en ese sentido?

– Poco a poco, en la medida en que muchas familias comienzan a entender que los niños no son realmente tan frágiles, y que en la medida que los educamos en esta materia, como en otras, los preparamos para la vida y los hacemos más fuertes, se van viendo cambios en la resistencia a abordar la educación sexual, y en correspondencia con ello, hay más niños y niñas más instruidos en este sentido.

– ¿Cuánto hay de cierto en el miedo de madres y padres de que hablar tempranamente de sexualidad influye en un más temprano inicio en el sexo?

–Por el contrario, no dar educación sexual deja a la deriva a los hijos, sin preparación alguna para algo que es parte de la vida misma, de su cuerpo, de sus relaciones humanas.

«La mayoría de los niños y niñas que han sido víctimas de abuso sexual infantil, no habían sido preparados para detectar la situación y buscar ayuda. La mayoría de los que inician precozmente las relaciones sexuales no han sido preparados para descubrir el momento idóneo para ello.

«Se protegen más mientras más se les informa y se dialoga con ellos, y quedan expuestos a todo tipo de influencia si no saben sobre el tema en cuestión».

–¿Cuáles serían las buenas prácticas o los consejos que daría a madres y padres en esta área?

–El consejo que puedo dar es confiar en que con una relación de conexión y confianza entre padres e hijos no habrá temas de los que no pueda hablarse.

«Satisfacer las curiosidades de los niños y hablar naturalmente de este tema como de cualquier otro hará que acudan a ellos cuando les haga falta, y poder aconsejarlos y no que resuelvan por ellos mismos sin el adecuado acompañamiento familiar».


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Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.

Se han publicado 1 comentarios


Javier Hernández Fernández
 14/9/24 11:26

Hablar de sexualidad con hijos y hijas es vital.

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