Estábamos almorzando y hablábamos sobre qué películas veríamos por la tarde. Mi hija propuso Mulán, y mi esposo le preguntó: “¿A ver, y tú te pareces a Mulán?”, y mi hijo, sin dar tiempo a nada, respondió: “Claro, ella es una princesa todos los días, y es líndísima”.
Quedamos todos derretidos. El amor entre mi hija y mi hijo es muy fuerte, ninguno recuerda su vida sin el otro. Pero tener dos hijos “pegados” es también una aventura tremenda.
Por eso hoy propongo tres ventajas y desventajas de ser madre más de una vez, sobre todo cuando eso ocurre con poco tiempo de diferencia.
Entre las cosas buenas destaco:
1. El compañerismo: Siempre tienen con quien compartirlo todo, un testigo a su altura que los entiende como nadie. Se aburren poco, porque alguno de los dos siempre sale con una ocurrencia, y son los compañeros ideales de juego. Crecen con un concepto elevado de la otredad, que se enriquece si son de sexos distintos.
2. El aprendizaje: No solo por la diferencia de edad, sino también por la de caracteres; tendrán intereses y preferencias disímiles, que indudablemente permearán al otro. Asimismo, el más pequeño, en el afán de emular, y por estar expuesto a los estudios de su hermano o hermana mayor, aprenderá cosas mucho antes de que sea tiempo.
3. El amor: no solo el que se ofrecerán uno al otro, sino el que como madre serás capaz de dar y recibir; aprenderás que es posible amar con igual intensidad a dos seres humanos, pero que el amor también es diferente. Gestionar el modo en que les expresas tus sentimientos te volverá más empática, más atenta.
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Pero hay ciertas complejidades:
1. El trabajo: Todo lo pesado de la maternidad también viene por partida doble: la comida, el baño, las enfermedades (que se contagian uno al otro), las rutinas de sueño, las tareas escolares, los gastos (aunque hay mucho que se aprovecha); y como son dos personas diferentes sus gustos rara vez coinciden, así que se logra poco matar dos pájaros de un tiro”.
2. Las peleas: Llegan a ser insoportables, así como se defienden entre ellos con la vehemencia de la mafia, tienen momentos de no querer ni verse. Y las madres nos volvemos árbitros, mientras la paciencia alcanza.
3. Los celos: ¿Cómo cubrir las necesidades emocionales de otro hijo más? Esa pregunta se la hacen muchas madres ante la posibilidad de un nuevo embarazo. Y es difícil, porque además mirarán con lupa cada pequeña diferencia que haga mamá, lo que obliga a ser justas, pero también conocer muy bien lo que cada uno necesita de nosotras.
Para terminar solo apunto: tener a Amalia y Abel uno detrás de otro, como quien dice, es de lo mejor que me ha pasado en la vida. Pese a lo retador, disfruto verlos crecer a la par, juntos.
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