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lunes, 18 de noviembre de 2024

Cuando el suelo regresa a la tierra

Empleada en distintos lugares del mundo, la agricultura de conservación favorece el cuidado de los suelos y permite incrementar la producción de alimentos con menor gasto económico y físico…

Yanel Blanco Miranda en Cuba nos une 11/04/2016
2 comentarios
Día de la Tierra 08
En Cuba, el 70 por ciento de la superficie agrícola presenta bajo contenido de materia orgánica (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Con cara ceñuda el joven sacude el polvo de sus manos en el pantalón, mientras se acerca una vez más a su profesor. Ya son cuatro las veces que ha tenido que acudir en busca de orientación, pues en el sembradío nadie se pone de acuerdo. “¿Quita­mos o no las malas hierbas?”, pregunta.

Y es que la disparidad de opiniones en cuanto al tema es grande. Unos a favor de dejar el surco lim­písimo, para que las plantas perniciosas no afecten a las comestibles; y otros, con fuertes razones para pensar que tener cubierto el suelo es beneficioso a la hora de preservar la materia orgánica presente en él.

Muchos son los preceptos que se han considerado a lo largo de los años en busca de la sostenibilidad alimentaria. Sin embargo, alternativas como la Agri­cultura de Conservación (AC), que promueve no arar la tierra o que no se eliminen los rastrojos que la cubren, han llegado para marcar un nuevo rumbo en aras de contener la degradación creciente de los terrenos de siembra.

La agricultura convencional, intensiva y prolonga­da, en la que la labranza resulta la operación prime­ra, ha devenido una de las causantes de la reducción de la materia orgánica del suelo y también, a largo plazo, de la pérdida de este.

Según Dagoberto Rodríguez Lozano, director de Suelos y Fertilizantes del Ministerio de la Agricultura (MINAG), “en Cuba, el 70 por ciento de la superficie agrícola presenta bajo contenido de materia orgá­nica: hablamos de alrededor de cuatro millones de hectáreas. Los últimos datos del servicio agroquími­co señalan que el 60 por ciento es de fósforo y el 58 de potasio asimilable”.

De ahí que especialistas e investigadores de varios países, incluyendo el nuestro, aboguen por la AC. Y aunque todavía no se ha extendido por la Isla, las pruebas realizadas en diferentes polígonos demos­trativos indican que es provechosa para los campesi­nos y no daña el ambiente.

PRÁCTICA INEVITABLE

Uno de los principales conceptos desarrollados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimen­tación y la Agricultura (FAO) en los últimos años, es lo que se conoce como intensificación sostenible de la producción agropecuaria.

“Una agricultura que necesite menos insumos, pro­duzca más y su impacto no sea mayor que la capa­cidad del medio ambiente para recuperarse. Y es ahí donde la AC desempeña un rol importante”, indicó Theodor Friedrich, representante de la FAO en Cuba, en una conferencia impartida a estudiantes del Insti­tuto Politécnico Agropecuario Villena-Revolución, en octubre de 2013.

Utilizado en países como Brasil, China y Australia, entre otros, donde las tierras cultivadas llegan a los 157 millones de hectáreas, este modelo agrícola está dirigido a mejorar el sustento de los campesinos me­diante la aplicación de tres principios fundamentales: perturbación mínima del suelo, mantenimiento de una cobertura permanente con materiales orgánicos y ro­tación de cultivos.

La agricultura de conservación posee un enorme po­tencial para toda clase de fincas y sistemas agro-eco­lógicos, si bien su adopción resulta particularmente provechosa para los pequeños agricultores, sobre todo aquellos que sufren escasez de trabajadores. Al conci­liar lo productivo con la filosofía de la conservación, posibilita reducir el empleo de fertilizantes y plaguici­das hasta en un 50 por ciento de lo habitual en siste­mas convencionales. Los costos por uso de maquinaria y mano de obra también disminuyen de manera consi­derable, todo lo cual apuntala la seguridad alimentaria.

Este tipo de agricultura tiene como peculiaridad que cambia la condición del suelo: revierte la erosión, posi­bilita la permanencia de la fauna interna de la tierra y mejora la infiltración de agua.

Tales particularidades hacen de la agricultura de con­servación una opción interesante para Cuba, pues como recoge la Estrategia Ambiental Nacional, la degradación del suelo es el principal problema medioambiental de la Isla, con incidencia evidente en la productividad.

“Por supuesto, no podemos verla como un ente aislado. Tiene que complementarse con lo que cono­cemos como buenas prácticas: la genética, el manejo integrado de plagas, del agua y el uso apropiado de maquinarias para evitar la compactación de la tierra. Igual se pueden integrar otros sectores productivos como la ganadería”, expresó Theodor Friedrich.

“No hay modelo agrario al que no se le pueda apli­car la AC y tampoco cultivo imposible de sembrar bajo este sistema, y con una mínima perturbación del suelo, que es lo importante”.

Y es que esta alternativa brinda nuevas oportuni­dades para una producción diversificada e integrada. La labranza, utilizada en la agricultura convencional contribuye a la compactación del suelo, rompe los macro poros por donde el agua se infiltra, lo cual trae como consecuencia que al llover se escurra y se lleve consigo los nutrientes y la capa superficial del suelo.

El uso de cobertura permite mantener la hume­dad natural, lo que resulta esencial en un país como Cuba, con altos niveles de evaporación y situaciones cíclicas de sequía.

VISTA HACE FE

La agricultura cubana se ha caracterizado por prio­rizar el enfoque agronómico sobre el ecológico en un intento de hacer más eficientes las labores agrícolas.

Por tal motivo, el empleo de maquinarias complejas y de sistemas de riego, muchos de ellos inadecuados, así como el excesivo uso de fertilizantes y labores de suelo fueron y aún son prácticas habituales.

Sin embargo, la necesidad de dar mayor atención a la degradación hizo que en el 2010 surgieran los polígonos demostrativos para la conservación y me­joramiento del suelo, el agua y el bosque.

Coordinados por el Instituto de Suelo, los polígo­nos contemplan 34 sitios representativos de diferen­tes agroecosistemas del país, con un área de 12 mil 380 hectáreas, en 845 fincas.

“Estos sitios están destinados a validar tecnologías integradas para la gestión de esos recursos y crear capacidades para enfrentar el efecto del cambio cli­mático con un enfoque agrícola sostenible”, explica Bernardo Calero Martín, investigador titular del Ins­tituto de Suelo y coordinador del Proyecto Nacional de Evaluación de Impacto para esas zonas.

“También consideran a la finca como una unidad básica de manejo y atienden la cuenca hidrográfica como espacio físico geográfico a proteger”.

Asimismo, agrega Calero, “es importante señalar que, a la par de servir como área demostrativa, el polígono es un lugar que queda con los sistemas de medidas implementados, y en consecuencia se pueden determinar los impactos que se generan a corto, mediano y largo plazo”.

Aunque dentro de estos terrenos experimentales ya existen áreas destinadas a probar los principios básicos de la agricultura de conservación, que hanresultado favorables desde el punto de vista am­biental, según este especialista aún falta tiempo para que el campesinado abrace dicha metodología.

“La cultura agrícola heredada por los cubanos es­tablece que el suelo tiene que estar limpio, sin ras­trojos; y eso es precisamente con lo que rompe la AC. Como no se guataquea o ara, a la vista de mu­chos agricultores no es favorable. Aún debe pasar un periodo para que se percaten de que por esa vía se obtienen más rendimientos con menos gastos”, apunta.

La experiencia obtenida en los países donde ha sido implementada la agricultura de conservación, demuestra que estas técnicas son mucho más que una mera reducción de la labranza mecánica. Todos los datos científicos muestran que, para los trópicos, es la forma más eficaz de detener y revertir los pro­cesos de degradación del suelo, sin renunciar a que crezca la producción de alimentos.


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Yanel Blanco Miranda

Se han publicado 2 comentarios


Vladimir
 22/6/16 14:09

Es paradogico que el la prensa cubana hoy es noticia que Guantamano va a contar hoy con mas de 50 tractores, con lo que se apuesta  por mayores incrementos de las producciones agricolas en esta importante region productiva del pais, Otra noticia ya no tan reciente es la posibilidad de la produccion de tractores en la Zona de Desarrollo del Mariel a partir de la Inversion Extranjera, especificamente de los estados Unidos, todo esto pone en  tela de juicio este articulo sobre la Agricultura de Conservacion, o con tractores o con las manos, Todo el mundo empuña su fusil de comocimientos y "desiciones" sobre el como vamos a salir de la crisis alimentaria que hoy nos azota. Lo cierto es que la maquinaria es imprescindible, considero que hay que ser objetivos y practicos, la agricultura a gran escala no se logra con una regadera y una coa y echandole ramitas verdes en el tronco a las 4 maticas del patio para aportar alimento a la Capital del país, la agricultua al gran escala demanda recursos, maquinarias, sistemas de riego, fertilizantes, AGUA, Y MUCHO CEREBRO, no ideas de desconocedores que toman desiciones sobre lo que no saben, no podemos compararnos con Monsanto, ni pensarlo, pero el proyecto Cubasoy en Ciego de Avila no se esta desarrollando con subdesarrollo, en Cuba Hay talento para hacer una agricultura sostenible, no podemos seguir propagando ideas que sena tan divergentes como maquinaria y AC, hay suficientes experiencias sobre buenas practicas, tencnicas agroecologicas, produccion de biofertilizantes, bioplaguisidas que necesitan DINERO  para seguir creciendo, con resultados que si protegen el medio ambiente, que si aportan beneficios, hay poligonos productivos donde hay tela por donde cortar pero para su EXTENCION  hace falta plata, no malgastemos recursos, Fidel dijo "este país ha de ser un país de Hombre de ciencia" por que no le hacemos caso a FIDEL, .... cuidemos su legado, cuidemos sus enseñanzas, permitamosle vivir sus ultimos años viendo que se pueden hacer cosas buenas, salvemos la pachamama...

Leila
 2/9/16 10:39

Una lectura a fondo del texto deja claro que para nada se está hablando de una agricultura de la era precolombina. Hay países que prácticamente hacen así toda su agricultura con rendimientos altísimos, al mismo nivel que los de los transgénicos y sin las afectaciones que ello conlleva. La AC lleva mucha ciencia y sí emplea maquinaria, tecnología; la base es que no perturba el suelo, que lo protege, con lo cual evita el máximo problema de la agricultura que es su pérdida, además de garantizar humedad, que haya vida en el sustrato, evitar las inundaciones, la escorrentía, la salinización a causa de la evaporación de suelos inundados por deficiente drenaje, que a su vez es consecuencia de la compactación, que tiene base en la roturación.  Para juzgar una tecnología hay que informarse primero y no intentar desacrditarla diciendo que es cosa de coa. La AC se hace a todas las escalas, desde la más pequeña hasta la gran producción en países como Brasil o Kazajastán.  El entrevistado en este texto, no es un desconocedor, es un experto internaiconal reconocido, Dr. en ciencias, con resultados concretos en su trabajo. Justamente la agricultura de conservación se emparenta con la agroecología, aunque apunta al elemento priomordial del sistema, el suelo. Y esta tecnología justamente permite ahorrrar recursos, producir más con menos, ahorra consumo de combustible, fuerza de trabajo, aumenta la resiliencia de los sistemas. Un saludo

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