No hay que darse por vencido. Nada puede hacernos perder la alegría del despertar cada día, en un país en el que no se teme por la vida, salvo en aquellas circunstancias en las que la imprudencia, la falta de sensatez o el destino irremediable nos ponga cerca de la dama de la guadaña. De lo contrario, todo siempre puede estar bien, y no hay por qué echarse a morir cuando no nos toca.
Y pretendo convencer a Maritza Rodríguez de que siga disfrutando de la vida con optimismo, y aunque siempre resulta fácil hablar cuando no se comparte la misma experiencia, le hago entender que haber debutado con diabetes con 53 años no es el fin del mundo.
En Cuba existen poco más de 400 mil personas con diagnóstico de diabetes mellitus, enfermedad que reúne un conjunto de trastornos metabólicos que afectan a diferentes órganos y tejidos, y se caracteriza por un aumento de los niveles de glucosa en la sangre.
La emisión excesiva de orina, el aumento anormal de la necesidad de comer, el incremento de la sed y la pérdida de peso sin razón aparente son síntomas que irrumpen en la vida normal de estas personas. Comienzan las preocupaciones y urge recibir la orientación adecuada para que el estilo de vida sea más saludable, y no se ponga en riesgo la salud a partir de la falta de control de la enfermedad, en la que la Organización Mundial de la Salud reconoce tres tipos: la diabetes tipo 1, diabetes tipo 2 y diabetes gestacional (en el embarazo).
Si se pudiera prevenir…me dice Maritza. Ciertamente no se pueden manejar factores como la edad, que a medida que aumenta se relaciona de manera directamente proporcional con el riesgo de padecer la diabetes, o los antecedentes familiares, que también tienen una incidencia directa.
Sin embargo, sí podemos actuar a favor de evitar ciertos factores de riesgo, modificables, y estrechamente ligados al modo de vida que adoptamos.
La obesidad, por ejemplo, es el factor de riesgo más importante para la diabetes tipo 2. Debemos mantener una dieta que sea alta en fibra y baja en grasa, colesterol, sal y azúcar, y velar por la cantidad de alimentos que consumimos, tanto como por la elección de estos, y el respeto de los horarios de las comidas.
En el caso de las embarazadas, no es poco frecuente que incluyan en su dieta alimentos como pizzas, panes, espaguetis, refrescos gaseosos y muchos dulces, con lo que también se provoca en cierto grado el surgimiento de los síntomas alarmantes.
Combinar una dieta saludable con la práctica del ejercicio físico de manera regular puede mantener a raya no solo la posibilidad de debutar con diabetes, sino también la aparición de otros padecimientos. Basta con incorporar a nuestra rutina diaria al menos 30 minutos o una hora de actividad física mantenida para disfrutar de los beneficios que ello ofrece a nuestro organismo.
De padecer la diabetes mellitus, hay que aprender a convivir con ella. No se puede ignorar el tratamiento o no respetarlo tal cual, pues de ello se derivan una serie de complicaciones, bastante comunes debido a la indisciplina de no pocos pacientes, como pueden ser: insuficiencias renales, ataques cardiacos y afecciones en las extremidades inferiores, entre otros.
Cuanto más tiempo esté el cuerpo expuesto a niveles altos de azúcar en la sangre, mayor será el riesgo de que ocurran problemas. Por eso es importante el tratamiento a cualquier edad. Mantener los niveles de azúcar en la sangre muy cerca de los valores ideales puede minimizar, demorar y, en algunos casos, incluso prevenir los problemas que puede provocar la diabetes.
Aprenda a conocer a su cuerpo, mucho más que antes, y si los otros que le rodean también aprenden a conocerle y le apoyan en su estilo de vida, no hay por qué preocuparse.
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