El Valle de Viñales: una instantánea en movimiento (+Fotos)

Existen ciertas cosas bellas que son difíciles de explicar. Una de ellas es el Valle de Viñales, una suerte de paisaje detenido en el tiempo. El verde intenso y el color de la tierra roja crean un contraste extraño, diferente al del resto de Cuba. Además, sus mogotes y los diferentes sistemas cavernarios existentes en el valle le dan un aire místico.

A su vez, que sea un punto neurálgico del turismo cubano, ha provocado que en el Valle todo se convierta en un atractivo posible. Las vegas de tabaco son un símbolo de Pinar del Río, pero sobre todo de Viñales. Los mogotes, un accidente geográfico poco común, son lo más semejante a una especie exótica en un museo de historia natural; formados por piezas calizas y erosionados por las fuertes lluvias del clima tropical, los mogotes no solo son un elemento turístico más, sino remanentes de una de las zonas más antiguas de Cuba.

Su riqueza en fósiles es también una de los grandes atractivos del valle. Es bastante común encontrar ammonites incrustados en las rocas calizas, incluso peces del Jurásico; la zona también es rica en sitios arqueológicos, de los cuales una veintena están vinculados con asentamientos aborígenes. Por ese motivo, el Mural de la Prehistoria representa en doce dibujos el proceso evolutivo de la zona.

Pero quizás sean los espacios abiertos y la intensidad de sus colores el principal atractivo. Observar Viñales desde una elevación provoca una sensación diferente que cuando miras otro paisaje cubano; los bohíos desparramados, los sembrados, los animales, la cultura campesina, Viñales se vende así misma de una manera diferente. Su belleza natural bastó para enganchar a los visitantes, no necesitó de estereotipos nacionales, aunque sí haya congelado en el tiempo unos paisajes que hoy deberían ser diferentes por lógico desarrollo, pero por una cuestión estratégica no conviene modificar.

Pinar del Río cuenta con la mayor densidad de cavidades por kilómetros cuadrados del país y Viñales tiene buena parte de culpa en esto. La Cueva del Indio es una de las más populares de la zona, pero la reina de las espeluncas cubanas es la gran caverna de Santo Tomás. Con cerca de cincuenta kilómetros de galería y formaciones espectaculares, la gruta atravesada por el río que le da nombre es también otro atractivo del Valle. Solo están disponibles para la entrada de público cueva Perla y cueva Avispa, pero en su interior, oculto bajo la Sierra de Quemados, se encuentran Escarlata y Santiago, ricas en formaciones como pocas cavidades del país.

El Valle de Viñales no es solo Monumento Nacional. La Unesco lo declaró en 1999 Patrimonio de la Humanidad. Su variedad es uno de sus principales atractivos. Lo mismo puedes encontrar un fósil viviente como la Palma Corcho (Mycrocycas Calocoma) que un tallador de raíces, un chancho viviendo en el patio como si fuese un perro que perales y manzanos, tan poco abundantes en el archipiélago.

Pero quizás lo mejor del Valle sean las pequeñas cosas. Un bohío en la ladera de una elevación, un pequeño lago detrás de una montaña, mogotes con formas que ponen a funcionar nuestra imaginación y buscan semejanzas con lo que conocemos. Esa es la magia del valle, mirar hacia cualquier dirección y encontrar algo que sea capaz de asombrarnos.