Era un día de trabajo intenso en Cubahora, o simplemente un día normal. Estaba muy centrada en el monitor de mi PC, cuando una tal Siri entró a nuestra redacción y se dispuso a hablar con mi compañero. “Hi, Siri”, así iniciaba la charla, o al menos fue lo que escuchó mi subconsciente mientras continuaba en la vorágine agitada.
Luego del saludo noté que mi compañero insistía en que la amiga le dijera cual era la pizzería más cercana. No pensé nada —es totalmente normal que dos conocidos decidan ir a comer algo— y seguí ensimismada en el trabajo, aunque tanta insistencia, confieso, me preocupó.
De pronto una especie de ser irracional se apoderó de mi compañero he hizo que por fin yo levantara la mirada por encima del monitor para entender que estaba sucediendo. Mi coworker le decía a la silenciosa amiga “Cállate Siri, ya no te necesito”.
Dispuesta a buscar una explicación para la actitud desagradable e inexplicable de mi compañero, la persona más cabal y respetuosa que quizás haya conocido jamás, entendí entonces que no existía una tal Siri o quizás sí, pero estaba en su smart phone.
Comprendí entonces que se trataba de una aplicación para IPhone con funciones de asistente personal. Un momento. Ya sé que algunos de ustedes estarán pensando que soy una neófita de los temas tecnológicos, mientras que otros se preguntarán qué es lo que realmente me asombra cuando vivimos en un mundo cada vez más mediado por las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Es verdad, pero estoy segura de que muchos coincidirán conmigo cuando argumente en mi alegato que no es un escenario al cual estemos acostumbrados los cubanos.
Rápidamente me dispuse a realizar una investigación exhaustiva sobre la famosa Siri, necesitaba atar algunos cabos:
Creada en diciembre de 2007, esta aplicación se basa en el procesamiento del lenguaje natural para responder preguntas, hacer recomendaciones y realizar acciones mediante la delegación de solicitudes. Pensé entonces, quién podría tener esta maravilla, sino Apple. Es capaz, además, de adaptarse con el paso del tiempo a las preferencias individuales de cada usuario, personalizando las búsquedas web y la realización de algunas tareas tales como reservar mesa en un restaurante o pedir un taxi.
La típica chacha de teleseries mexicanas, pensé. La mujer perfecta según el macho retrógrado. Estaríamos nosotras, las convencionales de carne y hueso, ante una verdadera crisis de paradigmas. Todo empezaba a cobrar sentido, incluso la actitud dominante e imperativa con la cual mi compañero se había dirigido al robot. Aclaro: no es mi compañero un misógino, ni mucho menos. Él y yo, quizás, nos dejamos llevar por las apariencias.
Pero mi teoría infundada cobró fuerzas cuando estuve frente a la siguiente interrogante que resurgía una y otra vez de la bibliografía consultada. ¿Por qué las voces de computadora son en su mayoría femeninas?
Los expertos afirman que los usuarios prefieren las voces de mujer en los dispositivos y sistemas electrónicos. Entendí entonces que la función activada por una voz llamada Siri era más que una asistente virtual que puede ayudar a programar citas, encontrar una pizzería cercana o decir si va a llover. También es una mujer.
Alerta ladys. Cuando los hombres cubanos, en su mayoría, tengan un día acceso a este tipo de tecnologías, no sería extraño que encuentren mucho más placentera la conversación con Siri en lugar de dialogar con cualquiera de nosotras. Escuchar, responder, acatar órdenes. Sean sinceros, a quién no le gustaría (incluso mujeres) tener en su círculo de conocidos una persona así, que se limite a decir lo que queremos escuchar.
Sin embargo, mi asombro rebasó los límites cuando supe que Siri no es solo un robot con voz de mujer que complace nuestros deseos, ella tiene más parecido con la mujer cubana de lo que quizás conocemos. Es inteligente, astuta, conversadora. Lo descubrí al consultar algunas de las respuestas que almacena en su computadora y que, por supuesto, están disponibles en Internet.
Esto de una aplicación con voz de mujer siempre le da oportunidad al ingenio de algún que otro ocurrente. Muchos le han preguntado a Siri ¿qué llevas puesto?, provocación a la cual respondió de la siguiente manera: “No me lo voy a quitar si es eso lo que querías”.
No me queda otra que decirles: tranquilas chicas que esta es de las nuestras. Confieso que me gustó mucho saber que existía una especie de autoafirmación femenina, incluso desde la robótica.
Yunier Betancourt Osoria
8/9/16 0:42
Llego la era de la Evolución
Moro
2/9/16 9:57
Giselle...
Es cierto y lógico que cada hombre quiera encontrar su ayuda, media naranja, compañera u amiga; como querramos llamarla, más si esta, está provista con aquellos valores que se suponen deben existir en los seres humanos, me refiero a la capasidad de comunicarse, entender, aceptar por encima de toda vanidad, cuidar... entre otras actitudes. Ya no es solo el hecho de la lucha entre los sexos o quien puede ofrecer más, quien es más sabio, preparado u avanzado; opino que la aparición del sistema Siri (repito una vez máz), es la antítesis de lo que supuestamente debía ya existir entre nosotros, por ende podría ser la manera con que el ser humano aceptaría el avismo en que ha caído y continua cayendo...
Por otra parte, en mi caso prefiero encontrar a la joven correcta, que si bien puede que no reuna todo lo que quisiéra en ella, ya que ninguno somos perfectos, al menos se acerca, porque es mejor tener como ayuda a la mujer amable, comprensiva, delicada, atractiva, común y corriente como pareces ser tu y no a un sistema el cual tampoco es perfecto...
Hyuuga_Neji
28/7/16 10:13
Es bueno saber que al menos allá en la capital algún cubano tiene los recursos para poder utilizar Siri que por cierto... puede que sea la mas popular pero no es la única aplicación para la asistencia personal. Ojalá se cumpla mas pronto que tarde esa parte que menciona la autora sobre
Pero no podemos sentarnos a esperar que caigan las cosas desde arriba (al mas puro estilo nuestro) sino que deberiamos impulsar mas nuestra propia infraestructura nacional y sacarnos de la cabeza eso de que todo tiene que estar all'a afuera.
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