Alguien le dijo una vez a Benicio del Toro que su tatarabuelo se había perdido en Cuba y era difícil reconstruir esa parte de la historia familiar, sin embargo el actor puertorriqueño lo “cortó” antes de que terminara, porque “él en Cuba tenía tremendo familión”.
La relación con Cuba del ganador de un Premio Oscar por su intervención en Traffic, se remonta a varios años atrás y sobrepasa su interés por el cine de la Isla, en la que ha declarado nunca sentirse solo, “quizás por su parecido con Puerto Rico o por el calor de la gente”.
Ahora del Toro está nuevamente en La Habana, en un Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, respondiendo con paciencia a las preguntas de los periodistas, posando con fanáticos frente a las cámaras y presentando su más reciente proyecto audiovisual, el filme Escobar: Paraíso perdido, en el que interpreta al traficante colombiano Pablo Escobar.
El actor puertorriqueño recibió además el Premio Coral de Honor, el más alto lauro que otorga la cita habanera y con el que reconoce la excelencia de su carrera artística y su consecuencia con los valores culturales latinoamericanos.
Presentar Escobar… en La Habana ha sido muy bueno por la cantidad de público que siempre asiste a las salas, y sería positivo que otros cineastas norteamericanos vinieran aquí a compartir, aseguró el también productor.
La cinta, en cuya producción colaboraron técnicos cubanos, narra uno de los momentos más importantes de la vida del capo colombiano sin que por ello tenga un matiz biográfico. Estuvo dirigida por Andrea Di Stefano y uno de los co-protagonistas fue Josh Hutcherson (Los juegos del hambre), en el papel de Nick.
“Conocer que Josh estaba interesado en participar en este proyecto fue lo que me convenció para entrar en él”, aseguró del Toro, quien tuvo varios meses el guión sobre su escritorio sin que le resultara atractivo.
El actor afirmó que para escoger sus personajes usualmente se basa en la originalidad del libreto, la pasión con la que el director defiende su película y la presencia de actores con los que anteriormente ha trabajado.
Ello lo ha llevado a incursionar en varios géneros y proyectos encarnando, no pocas veces, a figuras famosas de la historia contemporánea latinoamericana, como es el caso de Ernesto Guevara, en la cinta El Che, dirigida en 2008 por Steven Soderbergh.
“Aquella película marcó mi carrera y ahora a cada rato vuelvo a la figura del Che y leo textos sobre su vida o sus propios escritos y pienso que determinadas cosas pude haberlas hecho mejor, porque todavía sigo aprendiendo”.
Salvando las distancias algo similar le ocurrió con Escobar.
“De Pablo solo sabía que era un delincuente, sin embargo a medida que fui investigando y preparándome para el personaje conocí sobre su relación con la familia y sus habilidades como organizador, lamentablemente mal utilizadas”.
Para interpretar al traficante colombiano, del Toro tuvo que subir de peso y dedicar largas horas a la práctica del acento colombiano, quizás uno de los elementos más llamativos de toda su interpretación.
“Tuve que auxiliarme de materiales audiovisuales y de testimonios—dijo--,pero lo más difícil fue lograr el acento cuando el personaje hablaba en inglés, porque, según tengo entendido, Escobar no conocía ese idioma y fue una licencia que se tomó el director para la película.
Quizás en un futuro del Toro vuelva a la piel de otra de las figuras históricas latinoamericanas como parte de un proyecto audiovisual que pretende recrearla vida del conquistador español Hernán Cortés y su paso por México.
Por el momento el actor espera por el estreno de A perfect day, del español Fernando León y de Sicarios, de Denis Villeneuve, al alcance de los ojos quizás para fines de 2014 o mediados de 2015.
Ojalá para ese entonces los cubanos tengamos la oportunidad de que del Toro vuelva a La Habana a compartir con su familión estas nuevas aventuras cinematográficas.
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