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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Bienal de La Habana, un acto de mística y pasión (+Fotos)

En Cuba hay que recurrir a conceptos prácticamente inasibles para definir la mega fiesta de las artes visuales...

Octavio Fermín Borges Pérez en Exclusivo 23/05/2015
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Bienal de La Habana
Instalación La Necesidad de Otros Aires, del artista cubano de la plástica Arlés del Rio.

Hace poco más de 30 años nacieron las Bienales de La Habana y al emerger hicieron cambiar el concepto de este tipo de citas, centradas, esencialmente en la parte más comercial de la circulación del arte y en espectáculos de acentuado glamour y con mecenazgos de fábula, del que quedaban excluidos casi la totalidad de los artistas del llamado Tercer Mundo.

A partir de entonces, La Habana no ha dejado de realizar esa mega fiesta de las artes visuales, contra viento y marea; desde la austeridad, a contrapelo de crisis económicas y catástrofes financieras; desde la pasión de los creadores por comunicarse con los otros; desde la pobreza irradiante, como decía el gran poeta y escritor cubano José Lezama Lima.

Además de los artistas de esa parte periférica del planeta, la Bienal resulta un foco magnético para grandes personalidades del universo de las artes plásticas, como sucede en esta XII edición, con la presencia de Ella Cisneros Fontanals, presidenta de una importante fundación en Estados Unidos; Holly Block, directora del museo neoyorkino del Bronx; y Stuart Ashman, director del Museo de Arte Latinoamericano de Los Ángeles.

Esta vez, cerca de mil artistas de casi todas las latitudes, procedentes de 45 países pululan por La Habana que, según el brasileño Paulo Portella Filho, es una ciudad muy segura por la que se puede pasear a cualquier hora. El artista plástico, educador y museólogo, quien visita por vez primera Cuba, implantó un nuevo sistema educativo desde 1997 en el Museo de Arte de Sao Paulo.

Portella siente que existen especiales conexiones espirituales entre cubanos y brasileños, admira, sobre todo, que todas las personas con las que se ha encontrado por la ciudad conocen qué es la Bienal, cosa que en otras muchas a las que ha ido no ocurre, porque se mantienen limitadas a cierto público muy especializado.

Sin duda, estas bienales son evidencias de que la mayor riqueza de este pueblo es la creatividad y su cultura, de rasgos de identidad cubana inocultables, como la alegría de vivir, el orgullo por lo propio y la hospitalidad.

Otra muestra de tales valores es Zona Franca, quizá la mayor exposición de arte contemporáneo cubano de las hechas hasta ahora, en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, sorprendente por la confluencia generacional de los artistas, la convivencia de maestros —consagrados y emergentes—, de poéticas creativas bien diversas y personales, de libertad espiritual de los creadores.

En fin, con las Bienales de La Habana y con Cuba entera, no es válida la lógica cartesiana occidental, porque con ella no podría explicarse su tradicional éxito y permanencia.

Para tratar de hacerse una idea lo más aterrizada posible en la realidad, entonces, hay que recurrir a esos conceptos, prácticamente inasibles, como la mística, la magia y la pasión.


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Octavio Fermín Borges Pérez

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yuz
 2/6/15 23:17

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