//

viernes, 15 de noviembre de 2024

Descubriendo a Damir

Creo, y lo considero algo lógico, que mi primer interés (y todavía sigue siéndolo) ha sido la lectura, expresó Damir Molina...

en Periódico Vanguardia 28/06/2022
0 comentarios
Damir Molina Lorenzo
"Una de las cosas que más disfruto a la hora de crear, del proceso de creación, es el tener que investigar para ello", expresó Damir. (Cortesía del Entrevistado).

Por: Amanda Tamayo Rodriguez

Damir Molina Lorenzo salpica sus textos con direcciones reales, monólogos en primera persona y cuestiones filosóficas casi. Invasor ha querido preguntarle de dónde sale todo eso

“Los adolescentes del banco de al lado hace un rato que se fueron. Ahora una pareja de zangaletones se rascabuchea en su lugar. La gente ya no tiene vergüenza.

“Usen gorrito, me da ganas de decirles, de gritarles, de escribirlo en las paredes por todos lados, aunque se hagan los desentendidos y me llamen el pendejo del siglo”.

Hay en este texto de arriba una manera de explotar lo mundano tan natural que cautiva. Damir Molina Lorenzo salpica estos textos con direcciones reales, monólogos en primera persona y cuestiones filosóficas casi. Invasor ha querido ir a preguntarle de dónde sale todo eso.

Sí, ya sabemos que hubo un premio David, un premio Ernest Hemingway y hasta un paso por los talleres literarios de la provincia. Hay un libro en camino y todo, pero a Damir Molina aún hay que descubrirlo y traer su historia a estas páginas, porque son una buena historia.

—¿En qué momento de tu vida decidiste que querías dedicarte a la escritura? ¿O que tenías aptitudes?

—Mira, una respuesta exacta, no tengo. Creo, y lo considero algo lógico, que mi primer interés (y todavía sigue siéndolo) ha sido la lectura. De ahí ha despertado todo. De niño leía historietas, aventuras. Recuerdo que un primo mío me prestaba algunas. Así leí La Odisea, que despertó desmedidamente mi interés por la mitología. Pero en ese tiempo, que ya tenia unos 11 años, también despertaba mi interés por las ciencias.

“Yo soy natural de Venezuela. Allí cursé mi primaria y secundaria, y en esos tiempos, en quinto y sexto grado, ya comenzaban a separase un tanto las materias. Ahí comenzó, además, mi interés bien específico por las ciencias”.

Más adelante, ya de adolescente, un buen profe —“René”— y su interés por leer, le hicieron disfrutables las clases de literatura.

“Disfruté muchísimo esas lecturas, que para mí no eran obligatorias. Pero aparte de todo esto, y mi interés también por la literatura del siglo XIX, Balzac, Zola, Víctor Hugo... escribir no estaba en mis planes. Al menos no ficciones”.

—¿Cómo es que te haces ingeniero? ¿Lo ejerces? ¿Tienes una vocación doble?

—La ingeniería era lo mío, indudablemente; es lo mío. Las letras me gustaban, pero solo eso. No veía en ellas, aún creo que no lo veo, algo a lo que pueda dedicarme por entero.

“Luego en la universidad, en Santa Clara, un compañero de cuarto, que leía muchísimo, me estimuló a leer más. De parte suya conocí a (Fiodor) Dostoievski, y quedé enamorado. En esa etapa leí muchísimo, en verdad. Y creo que llegó el momento en que sentí necesidad de escribir”.

De esa necesidad, surgiría una novela en “teoría” infructuosa, porque hay que estar bien loco para aventurarse con una novela al primer intento. Pero fue ese proyecto quien le abriría las puertas al Centro Onelio Jorge Cardoso, seis años después.

Entonces, ya era graduado, y trabajaba en lo suyo, como ahora.

“Esto que me preguntabas de la ingeniería y la literatura es algo que me preguntan siempre. Y hasta a mí me sorprende estar rodeado de escritores y no sentirme parte de ese gremio. Es algo que me sucede muchísimo.

“Trabajo en Etecsa. Soy especialista en Planta Interior. Trabajamos directamente con la técnica, los nodos de comunicaciones. Es un algo que exige y lleva tiempo. Las averías pueden darse en cualquier momento y tenemos que estar dispuestos a resolverlas en el instante que sea. Y eso a veces puede atentar contra la creación, como es lógico. A veces trabajas en un proyecto en casa, o en la misma oficina, y pum… suena el teléfono, te llama el supervisor, o la mesa de pruebas, tienes que dejar lo que haces. Es por eso que muchas veces espero a que pasen las cinco en la oficina. Me quedo un rato más, solo, tranquilo, y consigo hacer algo”.

—Háblame del volumen de cuentos La colina y la piedra, ganador del premio David.

—A mí me interesa tener una historia interesante, lo más interesante posible, y luego, poner en función de esta toda mi creatividad, la forma en función de la historia. Me gusta jugar con la técnica y el lenguaje en función del contenido.

“Una de las cosas que más disfruto a la hora de crear, del proceso de creación, es el tener que investigar para ello, que informarme, que estudiar incluso. La intertextualidad, mezclar temas, registros, hace que tenga que exigirme mucho para ello, y eso lo disfruto”.

“A raíz de mis lecturas universitarias, siempre quise escribir algo interesante. Desde que me decidí a escribir, siempre quise hacerlo desde el personaje. Me interesa mucho el individuo y esa posibilidad de hacer de sus conflictos, muchas veces, o casi siempre, los conflictos del mundo. Y considero que en mis cuentos existe mucho de eso.

“Me interesa el monólogo interior, o la corriente de pensamiento; son seres que están continuamente cavilando. Me interesa mucho el ritmo en el cuento, el lenguaje, jugar entre el ‘intelectual’ y el coloquial. Y este tipo de historias, son las que abundan en La colina y la piedra”.

—¿Cómo es tu relación actual con la literatura?

—Siempre que leo entrevistas, o veo alguna, he descubierto que otras personas que escriben desde chicos han querido ser escritores. Y para mí no fue así.

“En verdad, respeto mucho a esas personas que hacen de la palabra escrita u oral su medio habitual. Para mí, como te decía, escribir es solo un hobby, un divertimento. Escribo cuando tengo deseos, cuando se me da la oportunidad. Por ese lado, me siento más un seguidor de Juan Carlos Onetti: mi relación con la literatura es más la que se tiene con una amante, que la que se lleva en la relación conyugal”.

Y ahí sigue, ahora en un proyecto de libro que puede debutar en su primera novela. Domesticando poco a poco el mundo de las palabras, con paciencia de científico, para que cada vez se sienta un poco más suyo.


Compartir


Deja tu comentario

Condición de protección de datos