Al “arquitecto del jazz afrocubano”, al músico habanero Chico O’Farrill, hay que agradecerle dos cosas: su talento desplegado por el mundo como trompetista, arreglista y director de orquesta y la visita reiterada de su hijo Arturo a nuestro país.
“¿Cómo no venir a Cuba, y volver una y otra vez? Se respira y se reparte mucho amor, y me siento grande por mi padre, por la música de este país y por la bondad de su gente”, comenta quien se suma a las celebraciones por el Festival Internacional Jazz Plaza del 17 al 21 de diciembre en La Habana.
Nacido en México y residente en Nueva York, Arturo O’Farrill dirige la Latin Jazz Orchestra, heredada de su padre y experimenta sin cesar con los sonidos de origen africano y de América Latina toda. Sus discos 40 hectáreasy un burro, Risa negra, Song for Chico (en homenaje a su padre, laureado en los Grammy Latino del 2009, Mejor Álbum de Jazz Latino), Final Night At Birdland (laureado en los Grammy del 2014, Mejor Álbum Instrumental), The Offense of the drum (nominado para febrero del 2015), entre otros proyectos recorren el mundo y será un privilegiado para los asistentes a esta fiesta del jazz en La Habana disfrutar de los temas que los componen y de otras piezas junto a Michel Herrera, Bobby Carcasés, entre otros.
“Tuve mi primera presentación el pasado domingo 14 en la Sala Ignacio Cervantes con mis músicos y mis invitados: la pianista y compositora Michelle Rosewoman y el saxofonista hindú Rudresh Mahanthappa. Luego estaré junto a la Compañía Mal Paso en el Teatro Mella el 18 en la noche, el 20 en Fábrica de Arte y el 21 en el Café Miramar…
“Me interesa que el arte progrese, que la música siga siendo esa lengua universal que constantemente evoluciona. Estar en Cuba es muy importante para esto porque este es un país musical. Aquí se hace excelente jazz…Dicen muchos que este género es la música clásica de Estados Unidos…No estoy de acuerdo porque el jazz está en América, en el Caribe, en África, en el mundo entero y en Cuba es un ejemplo..hay mucho y del bueno”.
-La conversación continuada fue un proyecto que el año pasado, durante su estancia en Cuba, adelantó que se realizaría…
-Y así será. Es mi lucha de muchos años para lograr que músicos cubanos y norteamericanos se unan y compartan buena música. Se lo debo a mi padre, a Chano Pozo, a todos los que están en el cielo conversando…Seguro lo están haciendo, conversando de buena música, como nosotros aquí.
“Muy poca gente me ha ayudado en este sueño que tengo desde el 2002 y a Cuba le agradezco su apoyo. La semana próxima estaremos grabando en los Estudios Abdala, el primer gran paso y el CD que resulte estará listo en el verano, espero. Los cubanos tienen mucho que enseñar a los americanos, y los americanos a los cubanos. Es una relación que ha sido interrumpida y que tenemos que continuar.
“Mis hijos también tienen deudas con Cuba. Zacarías es baterista y Adan, trompetista. Tienen sus grupos y también tocamos juntos en la small band…Encuentran en el jazz la mejor manera de vivir, de amar, de sentir…y en la búsqueda de sus raíces está este país, la tierra de mi padre, a la que deben visitar para beber de su riqueza musical”.
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