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martes, 19 de noviembre de 2024

Responsabilidad social de los escritores y artistas cubanos

La labor cultural comunitaria desarrollada en los barrios más desfavorecidos es una prioridad en el contexto actual debido a su impacto en el fortalecimiento del tejido social de la nación...

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 23/09/2021
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Trabajo sociocultural comunitario
Galería de arte naif en el Patio de Pelegrín, con veinte años, es un proyecto sociocultural comunitario liderado por el destacado instructor de arte y promotor cultural pinareño Mario Pelegrín Pozo. (Tomada de Telepinar).

Una expresión del alto sentido de responsabilidad social que caracteriza a los creadores integrantes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) es la Oficina de Cultura Comunitaria de la organización, fundada hace 27 años, en 1994.

En opinión de Jorge Lino Coloma Ponce, subdirector de la Oficina, uno de los principios de la Política Cultural de la Revolución Cubana es, precisamente, el trabajo cultural comunitario:

“Por lo tanto, hay que mantenerlo porque no se puede perder esa cultura popular y tradicional que emana de las comunidades. Darle continuidad a la labor socio cultural comunitaria es darle continuidad a la nación. Es imposible pensarlo de otra manera.

”Además es una necesidad en el contexto actual por los cambios, precisamente, que se están produciendo en la sociedad. Cuba hoy no es la misma de hace 25 ni 30 años atrás, pero el trabajo cultural comunitario ha sabido atemperarse a cada uno de los tiempos”.

DESARROLLO DE LA CULTURA COMUNITARIA EN LA HABANA

La Oficina de la Uneac tiene como pilar fundamental a su Movimiento de Coordinadores, en los 15 municipios de la capital, una iniciativa del intelectual Abel Prieto Jiménez, que vio la luz con el propósito de enriquecer la espiritualidad de todos los grupos etáreos de la población en medio del llamado Período Especial que enfrentaba la Mayor de las Antillas.

“Particularmente hay un grupo de creadores que desde una vocación social, con entrega total a esa noble tarea, han venido realizando el trabajo cultural comunitario”, advierte Coloma Ponce.

Y agrega: “Esa labor ha impactado en el fortalecimiento de la identidad cultural y del tejido social en las comunidades así como en la identificación de ciertos talentos que después devienen en estudiantes del sistema de enseñanza artística. Algunos de ellos se gradúan de las escuelas de arte y retornan al barrio como profesores”.

El subdirector de la Oficina se refiere a la experiencia del proyecto sociocultural comunitario “Cintio Vitier” (radicado en calle 25 entre 22 y 24, en El Vedado), que lidera desde la década de los 90 el maestro Pedro Miguel González Pulido, en el capitalino municipio Plaza de la Revolución, donde se mantienen como docentes jóvenes que antes formaron parte de esos talleres de artes plásticas.


En el Patio de Pelegrín los jóvenes de la comunidad aprenden a moldear el barro (Tomada de Telepinar)

Confiesa Pulido, profesor de la Academia San Alejandro, que trabajar en el barrio de La Dionisia —una de las comunidades desfavorecidas ubicada entre los Cementerios de Colón, Chino y Bautista—, es su razón de ser como miembro de la Uneac: “Hoy, el barrio de La Dionisia, con una población mayoritariamente negra, llama la atención no solo de los vecinos más cercanos sino de los turistas que rondan por sus alrededores y descubren toda una serie de murales y esculturas funcionales que realizamos desde el proyecto.

”Allí, por ejemplo, se encuentra la primera escultura, entiendo yo que existe en Cuba, dedicada a José Antonio Aponte, así como un mural en homenaje al Fusilamiento de los estudiantes de medicina y al grupo de Abakuás que trató de impedirlo (en 1871).

”Otra obra, emplazada en un callejón de La Dionisia, es el monumento en honor a la Operación Carlota. Tuvimos el honor de que lo visitaran Heriberto Feraudy y Pedro Ross Leal, dos exembajadores de Cuba en África que combatieron para eliminar el régimen del Apartheid”.

Antes de la pandemia, cerca de 40 niños y jóvenes recibían clases todos los sábados en la sede del proyecto y en el aula de La Dionisia. En estos momentos, el defensor del Arte Povera, solo está preparando a cuatro jóvenes que quieren ingresar en las escuelas de arte.

“En medio de esta parálisis estamos haciendo una serie de esculturas pictóricas soportadas en long play. Casi al empezar la pandemia la abuela de uno de los talleristas nos entregó alrededor de 80 discos que iba a botar y durante dos sábados los niños dibujaron en esos soportes. Estoy muy entusiasmado con ese trabajo. El tema de la racialidad está muy presente en las nuevas piezas”.

Pulido advierte que el proyecto se ha extendido más allá de su radio de acción. Los integrantes del proyecto tuvieron la oportunidad de conocer a dos gemelos descendientes del violinista Brindis de Salas, visitar su casa en La Habana Vieja, y trabajar en la elaboración de una escultura de gran formato del músico virtuoso para la fachada del hogar donde habitan los pequeños.

Mientras tanto, Ana Nora Calaza, actriz titiritera, opina que “todo artista que participa en el trabajo cultural comunitario se retroalimenta de las verdades presentes en la comunidad y la Patria lo contempla orgullosa”.

Asegura que con sus proyectos ha ayudado a niños con problemas escolares y ha potenciado sus inclinaciones artísticas.

“Me siento bendecida de haber entrado a la Comisión de Trabajo Comunitario de la Uneac. Antes de eso había llevado mi arte a hospitales y a casas de niños sin amparo familiar, pero lo hacía de manera espontánea sin tener idea de los resultados que se podían alcanzar. Eso lo he ido aprendiendo a lo largo de los años”.

En el Hurón Azul de la Uneac, Ana Nora mantiene su peña comunitaria De corazón a corazón, cuyo nombre lo propuso el escritor y etnólogo Miguel Barnet, presidente de honor de la organización que reúne a la vanguardia artística en Cuba.

Antes de la COVID-19, Calaza siempre celebró en el Hurón Azul los cumpleaños del Comandante en Jefe, Fidel Castro y el 4 de abril con los niños de la comunidad. También ha invitado a combatientes de la lucha revolucionaria, a pediatras, payasos jubilados y a actores jóvenes que les regalan flores a los homenajeados.

“Todo el que llega viene a proponer una idea que tiene guardada en una gaveta y quiere estrenar en un grupo de teatro. Lo único necesario es el deseo de actuar. Todo el mundo se divierte como si fuera un niño. No podemos perder de vista al pequeño príncipe que llevamos dentro”.

Por otra parte, Ana Nora tuvo el privilegio de participar en la Misión Cultura Corazón Adentro en la República Bolivariana de Venezuela: “Fue una experiencia inolvidable que quisiera repetir. Estuve en casi todos los Cerros de Caracas, en lugares intrincados y en el teatro Teresa Carreño cantando canciones infantiles”.

LABOR EN TODA CUBA

Según explicó Juan Rogelio Rivero Ash, presidente de la Oficina de Cultura Comunitaria de la Uneac, actualmente existen más de 200 experiencias socioculturales en todo el país, lideradas por miembros de la organización que han establecido sinergias con el Consejo Nacional de Casas de Cultura, la Brigada de Instructores de Arte “José Martí”, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, algunos delegados del Poder Popular y el Sistema de Salud Pública.

A partir del año 2004 se articularon las Comisiones Permanentes de Trabajo Comunitario en cada provincia, con la Dirección Nacional y el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric) en torno a la Red “Arte y Comunidad”.

“Como resultado de esas sinergias con el Cieric hemos cubierto espacios que nos faltaban, como es la preparación en el orden teórico de los creadores y gestores de proyectos que tenían muy buena voluntad para hacer el trabajo sociocultural, pero no contaban con todas la herramientas metodológicas”.

Apunta Rivero Ash que los especialistas de cada Comité Provincial capacitan a los miembros de la Uneac que desean desarrollar proyectos comunitarios y establecen relaciones de colaboración con otras instituciones como escuelas, organizaciones de masas y universidades.

Lo anterior ha posibilitado que los resultados se visualicen a través de talleres de intercambio de experiencias y concursos online o presenciales (cuando las condiciones epidemilógicas lo permiten). De igual manera se desarrolla un evento regional, con carácter internacional, donde participan los promotores naturales y formales de los diferentes proyectos, dijo Rogelio.

MIRADA INSTITUCIONAL

En tres de los Congresos de la Uneac se ha discutido el tema de la Cultura Comunitaria. Se abordó por primera vez en 1998, en ocasión del VI Congreso. Allí se creó la Comisión Permanente de Atención al Trabajo Comunitario que la presidió durante diez años la locutora Teresita Segarra.

Durante el VII Congreso, que se celebró en 2008, se eligió como presidente de la Comisión al caricaturista Cecilio Avilés, gestor del proyecto comunitario Imagen 3. En 2019, cuando se desarrolló el IX Congreso, resultó electo como presidente Jesús Írsula, miembro de la Asociación de Escritores de la Uneac, con importantes experiencias en el trabajo comunitario y muy buenos resultados.

“Ahora estamos creando las condiciones para cuando pase la pandemia regresar a las comunidades, para así apoyar y proyectar todo lo que en el orden estratégico está desarrollando nuestro país”, concluye el director de la Oficina de Trabajo Comunitario de la Uneac.


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Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión


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