Hace apenas unas horas, decenas de ciudadanos canadienses y cubanos marcharon por la ciudad de Montreal para demandar de las autoridades de Ottawa “el restablecimiento de trámites en la Sección de Inmigración de la sede diplomática de Canadá en Cuba, así como la agilización de los procedimientos migratorios para sus familiares en el país caribeño.”
Se trata de una respuesta a la decisión oficial canadiense de reducir su personal diplomático en La Habana en febrero último y disponer, desde el pasado 8 de mayo, “con efecto inmediato”, la no aceptación de más solicitudes de visas de visitantes y permisos de estudio o trabajo, ni la realización de entrevistas de residencia permanente.”
En pocas palabras, un corte injustificado de trámites que resultan inherentes a dos países con relaciones diplomáticas normales, y que en este caso concreto deja virtualmente en el limbo a miles de canadienses y cubanos despojados de un ámbito legal donde resolver sus solicitudes migratorias.
Ello afecta a canadienses residentes en Cuba, matrimonios y familias mixtos, o sencillamente a personas interesadas en ejercer su derecho a la circulación entre ambas naciones.
Para diversas fuentes de prensa, estas decisiones de Ottawa están vinculadas a los controvertidos, amañados y aún no esclarecidos episodios sónicos que Washington generó con respecto a sus diplomáticos en La Habana como parte de la política del presidente Donald Trump destinada a anular los incipientes vínculos cubano-norteamericanos que databan de los últimos días de la administración de Barack Obama.
En aquel entonces se dijo que funcionarios de la embajada canadiense también habían sido afectados por tales sucesos, y se decidió su salida de la Isla en lo que el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores calificó de “medida decepcionante e incomprensible”.
La decisión de inicios de este mayo de cerrar los servicios migratorios de Canadá en Cuba, supone para quienes tengan que efectuar esos trámites el inconveniente de tener que viajar a un tercer país con el objetivo de dirimir sus necesidades legales, un calvario similar al impuesto por Washington a aquellos que en la Isla requieren de los servicios diplomáticos de los Estados Unidos.
Según el rotativo Le Journal de Montreal, al menos 180 casos pendientes de trámites migratorios en la embajada de Canadá en La Habana están todavía pendientes desde julio de 2018, sin que todavía se vislumbre una solución satisfactoria.
La Embajada seguirá aceptando trámites para pasaportes Canadienses, Prueba de Ciudadanía (certificado), así como Documentos de Viaje para Residentes Permanentes. Puede realizar en línea varios trámites de inmigración y visas: https://t.co/gSQXeXU3Sq
— Canadá en Cuba (@EmbCanCuba) 8 de mayo de 2019
Mientras, y coincidente con las protestas en Montreal, el portal digital estadounidense BuzzFeed News retomó el tema de los episodios sónicos para afirmar que “gran parte de las investigaciones iniciales sobre los incidentes de salud reportados por diplomáticos norteamericanos en Cuba pudieron ser fallidas o parcializadas”.
La publicación hizo una pesquisa sobre el tema que incluyó a presuntas víctimas, médicos involucrados en el asunto y entidades que tuvieron a su cargo indagaciones y estudios.
En esa búsqueda, relata el artículo, se pudo apreciar la premura, carencia de pruebas contundentes, celos profesionales, parcialidad y falta de indagación multidisciplinaria de que “hicieron gala” todos los factores convocados para obtener conclusiones, mediante un proceso signado por el secretismo y la manipulación de la Casa Blanca y del Departamento de Estado, que todavía no han aportado elementos claros, precisos y realmente convincentes en tono a la “alevosa culpabilidad cubana.”
El Journal de Montreal sobre los efectos en las familias del cierre de la Oficina de Inmigración en la Embajada de #Canadá en #Cuba @EmbacubaCanada @ConsulCuba_Mont @CGCuba_Toronto https://t.co/D7PtS5LrdJ
— Josefina Vidal (@JosefinaVidalF) 26 de mayo de 2019
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