Michelle Bachelet viajó a Caracas invitada por el presidente Nicolás Maduro, no para que la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de Naciones Unidas dijera maravillas del proceso político de Venezuela sino que se remitiera a la verdad de lo observado en sus tres días de visita a la nación suramericana.
El gobierno y el pueblo venezolanos, acosados por la mayor potencia imperial del mundo y sus aliados de distintas latitudes, pensaba que la ex mandataria chilena –que hizo un flaco papel político en sus dos gobiernos- sería justa en sus apreciaciones, diría razones, y ayudaría a destrabar el nudo que ahoga a la economía del país, amén de los actos de violencia inconstitucionales y la presencia del autoproclamado presidente Juan Gauidó.
Algunos ingenuos pensaron que esta mujer de la alta burguesía chilena, que gobernó su país en dos mandatos sin tocar las estructuras dejadas por la dictadura pinochetista y sin resolver algún problema interno –y había muchos- sería imparcial en su análisis sobre la realidad venezolana, y denunciaría las situaciones al límite creadas por Estados Unidos (EE.UU.), líder de una alianza derechista en América Latina.
Incluso algunos expertos importantes coincidieron en que cambió en días su positiva conclusión preliminar conocida al final de su estancia en Caracas, cuando expresó su ¨preocupación¨ por las funestas consecuencias de las sanciones estadounidenses para la economía –que ya eran prexistentes por la baja del petróleo- y para la población de la nación suramericana.
Como era esperado, la prensa hegemónica silenció las palabras de Bachelet al referirse al verdadero culpable de la situación venezolana, dichas con sumo cuidado, con temor a ofender a Donald Trump, y su poltica de odio hacia el socialismo del siglo XX iniciado por el Comandante Hugo Chávez Frías en 1998 y continuado por su sucesor Maduro hasta ahora.
Sin embargo, la Alta Comisionada, una vez de vuelta a Nueva York, transformó su discurso, tal como esperaban quienes conocen su trayectoria política y sus intereses personales.
El pasado día 4, la política chilena presentó en Ginebra su informe conclusivo, en el que plantea –según las autoridades caraqueñas- una sarta de mentiras, oculta hechos, manipula situaciones y ofrece pretextos a la prensa global para linchar al gobierno de Maduro.
Ahí si la convirtieron en la figura del día. Este nuevo texto sí expresó lo que esperaba el capital internacional, dueño de los gobiernos capitalistas. La derecha venezolana está de plácemes, pues dijo lo que ellos esperaban, al contrario de lo que esperaba la buena voluntad del gobierno de Maduro.
En su viaje a Venezuela –precedida por una misión del Alto Comisionado- la exmandataria del Frente Popular de Chile actuó con absoluta libertad. Se entrevistó con miembros de la sociedad civil, partidos políticos de diferentes tendencias, ministros y titulares de los poderes del Estado, vicepresidentes sectoriales, y también con delegados permanentes de la ONU en el país.
También se reunió con detenidos por cometer actos criminales contra civiles en acciones violentas de la derecha, conocidas como guarimbas, y que se consideran a si mismos presos políticos. También con miembros del Comité de Víctimas de la Guarimba y el Golpe Continuado, integrado por los afectados y sus familiares, dirigentes opositores, incluido Guaidó.
Maduro creyó en Bachelet, con quien se reunió durante dos horas en el Palacio de Miraflores, y valoró de manera muy positiva su presencia, al extremo de que declaró: “Hemos dado un primer paso de acercamiento para una relación fluida, de cooperación, por los derechos humanos del pueblo venezolano”.
Poco antes de retomar el camino de retorno, la Alta Comisionada declaró: “Hemos alcanzado un acuerdo con el Gobierno para que un pequeño equipo de dos oficiales de derechos humanos permanezca aquí, con el mandato de proveer asistencia y asesoría técnica y, muy importante, continuar monitoreando la situación de derechos humanos en Venezuela (...) El Gobierno también ha aceptado que mi equipo tenga acceso pleno a los centros de detención(…) y hablar confidencialmente con los privados de libertad.
¨Me preocupa que las sanciones impuestas este año por Estados Unidos sobre las exportaciones de petróleo y el comercio de oro están exacerbando y agravando la preexistente crisis económica”, cuestionó la Alta Comisionada.
Declaraciones que culminaron con un llamado al diálogo. “He apelado a todos los líderes políticos a que participen constructivamente con el diálogo facilitado por Noruega y con cualquier otro esfuerzo para intentar enfrentar la actual situación política en Venezuela”..
Para el alto mando venezolano era impensable que cambiaría su tono pacificador por otro absolutamente distinto, mentiroso y parcializado, aún cuando muchas voces en el exterior advirtieron que nadie podía confiarse.
LA OTRA CARA DE BACHELET
El pasado jueves, Bachelet ya no condenó el bloqueo estadounidense, sino que se plegó al discurso de EE.UU. de que el gobierno venezolano –que creyó en su presunta imparcialidad política- se estaría escudando en las sanciones imperialistas para incumplir sus obligaciones de garantizar comida y alimentos. Fue más allá en sus erróneas percepciones, al adjudicarle al Ejecutivo la distribución de alimentos y medicinas como medida de “control social”.
En su análisis niega, minimiza y cuestiona las políticas sociales de la Revolución Bolivariana y sus mecanismos, que garantizan el acceso de toda la población a derechos políticos, civiles, sociales, económicos y culturales.
El documento discrepa en algunas partes con sus propias declaraciones del pasado 21 de junio, ya que ¨si la situación no mejora, continuará el éxodo sin precedentes de emigrantes y refugiados que abandonan el país, y empeorarán las condiciones de vida de quienes permanecen en él¨, sin mencionar al verdadero culpable. Afirma que en el último decenio –y especialmente desde 2016- ¨el Gobierno venezolano y sus instituciones han puesto en marcha una estrategia “orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición y a quienes critican al Gobierno”.
“El Gobierno, dice, se comprometió con nosotros a solucionar algunas de las cuestiones más espinosas –entre otras, el uso de la tortura y el acceso a la justicia—y a facilitarnos la entrada ilimitada a los centros de reclusión. La situación es compleja, pero este informe contiene recomendaciones claras sobre las medidas que pueden adoptarse de inmediato para frenar las violaciones actuales, impartir justicia a las víctimas y crear un espacio para discusiones significativas¨.
En un direccionado análisis, la Alta Comisionada detalla –en su opinión- la paulatina militarización de las instituciones del Estado durante la última década y señala que la proporción de presuntas ejecuciones extrajudiciales cometidas por los organismos de seguridad, en particular por las Fuerzas Especiales (FAES), en el contexto de las operaciones policiales ha sido sorprendentemente elevada. Indica que, hasta el 31 de mayo de 2019, había 793 personas privadas “arbitrariamente” de libertad, entre ellas 58 mujeres, y este año 22 diputados de la Asamblea Nacional (en desacato), incluido su Presidente Juan Guaidó, han sido despojados de su inmunidad parlamentaria.
LA PROTESTA DEL GOBIERNO VENEZOLANO
La protestas de Caracas ante las arbitrariedades políticas de Bachelet fueron emitidas de inmediato. La respuesta del gobierno bolivariano se puede leer en informe, en el que precisa los errores de contenido e imprecisiones (al menos 70 observaciones), que espera sean enmendados por la Alta Comisionada..
El Ejecutivo expresa su preocupación por la falta de imparcialidad y objetividad del texto y señala: “es especialmente preocupante que el 82% de las entrevistas utilizadas por la OACNUDH para fundamentar su informe se correspondan con personas ubicadas fuera del territorio de la República Bolivariana de Venezuela, especialmente tomando en cuenta que dicha Oficina realizó dos visitas al país durante el año 2019 (…).
Solicita a la Oficina de la Alta Comisionada a adoptar las medidas necesarias para corregir los errores encontrados en ¨una versión avanzada no editada en idioma inglés¨, que le fuera entregada, en la que aparecen fuentes no oficiales utilizadas incorrectamente, y se omitió el resultado de las comprobaciones personales de la ex presidenta.
En el texto no hay una línea que precise los logros y avances alcanzados en materia de derechos humanos en 20 años de Revolución, como los programas sociales que se mantienen a pesar del bloqueo norteamericano, en tanto da más relevancia a las posturas adversas a Maduro.
Afirma el informe que el gobierno de Caracas reconoció la ¨crisis humanitaria¨, cuando en verdad planteó a Bachelet el impacto negativo de las extremas medidas de Washington en su contra. Olvidó incluir que el área social recibe el 75% de inversión del presupuesto nacional, cifras que le fueron presentadas por el Ministro de Educación, Aristóbulo Isturiz.
En una intromisión más que una recomendación, Bachelet solicitó a las autoridades que liberasen a todos los detenidos o condenados por ejercer de manera pacífica sus derechos fundamentales y argumentó que ¨son pocas las personas denunciantes, por miedo a represalias del sistema judicial¨..
Sin mencionar la guerra comunicacional y terrorista de medios locales e internacionales, indica que ¨en los últimos años el gobierno ha tratado de imponer una hegemonía mediática imponiendo su propia versión de los hechos y creando un ambiente que restringe los medios de comunicación independientes”, sin mencionar el alto número de autorizaciones entregadas por el gobierno a emisoras y prensa escrita en los últimos meses. .
Para Bachelet, que muchos suponen cumplió ordenes de Washington en la redacción de su imaginativo informe para dar la razón a los opositores al socialismo venezolano, la situación podría aliviarse con un conjunto de recomendaciones al gobierno dirigidas a enmendar las principales violaciones de derechos humanos documentados.
¿Alguien puede confiar en una dama tan controvertida que hoy dice una cosa y mañana otra, como si fuera un juego cuando –y debió ser advertida- de la negativa repercusión mundial que para el gobierno democrático de Venezuela podrían tener sus mentiras y manipulaciones? . Su rol de presunta árbitra política se fue a bolina.
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