Ricardo Roselló, el ex gobernador colonial de Puerto Rico, es ya una mala historia. Este 2 de agosto entregó el bastón luego que el pueblo de esa ínsula caribeña exigiera su renuncia debido a su falta de escrúpulos y reconocida corrupción, demostradas al burlarse en un chat grupal de políticos, mujeres y hasta sentirse aliviado ante el posible asesinato de la alcaldesa capitalina Carmen Yulín Cruz.
El Centro de Periodismo Investigativo de la isla publicó el pasado día 13 una conversación grupal en Telegram de cerca de 900 páginas entre el jefe de gobierno y 12 de sus colaboradores cercanos- la mayoría renunció de inmediato- en el que se mofaban de las victimas mortales (más de 4 600) del huracán María que azotó ese territorio en 2017, así como de quienes aun viven en chozas y sin recursos, debido al robo 15 millones de dólares de fondos federales para la reconstrucción por miembros de su gabinete.
Roselló se fue este viernes obligado por el pueblo, dejando atrás una recesión de 13 años, una deuda externa de 70 mil millones de dólares y decenas de localidades devastadas en ese territorio, que forma parte de Estados Unidos (EE.UU.) como Estado Libre Asociado (ELA) pero sin los derechos concedidos a los ciudadanos norteños.
La salida del gobernador, luego que mas de medio millón de personas ocuparan las calles durante casi dos semanas exigiendo su dimisión, marca un antes y un después en esta posesión colonial, pues los boricuas se han reencontrado como pueblo en acciones sin precedentes.
Para los boricuas, las concentraciones convocadas por partidos opositores y movimientos sociales constituyeron un capitulo decisivo en la historia de la ínsula, aun cuando todavía es muy pronto para determinar si esta situación fue solo coyuntural o si hay posibilidades de cambios en el estatuto de la ínsula.
En las tres ultimas consultas populares, con baja participación, una mayoría de votantes prefirió pasar a ser un estado más de la Unión –poco probable dada la actitud discriminatoria de Donald Trump- mientras otros luchan por salir de manera definitiva del radar político del imperio norteamericano.
Según las reivindicaciones, las protestas no solo fueron por el despectivo chat y la baja moral del gobernante, sino también por la labor dictatorial que realiza la Junta fiscalizadora nombrada por la Casa Blanca para hacer que la isla pague su antigua deuda y maneje su dinero a su conveniencia.
Trump dejó un desagradable recuerdo en Puerto Rico. Luego del paso del huracán visitó su colonia y en tono despreciativo, lanzó rollos de papel higiénico a los damnificados.
Las pocas horas que estuvo en San Juan, junto a su siempre elegante esposa Melanie, dejaron un gusto amargo en el desolado pueblo puertorriqueño. Quedó claro lo que significa para su metrópoli y su presidente de cabellos azafranados.
Ahora, esos ciudadanos movilizados forman parte de un movimiento espontáneo, aun sin nombre definido, que explotó tras la acumulación de desastres de todo tipo sufridos durante décadas.
Los días previos a su salida, Roselló pasó aprietos para designar a su sucesor, de acuerdo con los preceptos de la Constitución isleña. La crisis política está lejos de ser aplacada, y la falta de liderazgo dentro de su partido Nuevo Progresista quedó una vez mas en evidencia.
Algunos de los posibles nombres manejados ya habían salido del gobierno tras el escándalo digital.
Otros, como la secretaria de justicia Wanda Vázquez, afirmó que no quería ser la reemplazante, luego que los manifestantes indicaron su rechazo porque desde su posición ella no indagó el destino de la ayuda para los damnificados. También fue sugerido el veterano político Luis Rivera, ex secretario de estado del territorio, uno de los amigos del gobernador que renunció de inmediato cuando se conoció su participación en el chat.
La secretaria de justicia de Puerto Rico, Wanda Vázquez, quien sería la sucesora de Ricardo Rosselló como gobernadora del Estado Libre Asociado de EEUU, anunció que no tiene interés de ocupar el cargo. (Foto: AP)
El conflicto por la designación del nuevo gobernador ha sido complejo. Finalmente, Pedro Pierluisi, quien ocupaba el cargo de secretario de Estado, juramentó como nuevo jefe del ELA. Aunque la oposición cuestiona el procedimiento y el Senado no lo ha ratificado, por lo que su mandato podría ser bastante breve.
Mientras tanto, Pierluisi hereda una isla de seis millones de habitantes, mas de tres millones de ellos viviendo en EE.UU. y una inestabilidad política que podría causar una mayor intervención del ELA, ya que hasta ahora es la Casa Blanca la que escoge a los gobernadores aunque haya elecciones. Roselló, por ejemplo, es un fiel aliado de Trump.
Este punto de incisión hace impredecible, hasta cierto punto, el futuro de la isla donde importantes figuras políticas reclaman independizarse de EE.UU.. Aunque en las multitudinarias manifestaciones ese asunto no fue tocado, existe el consenso de que en Puerto Rico, como afirma el profesor universitario y ex secretario de estado local, Héctor Luis Acevedo, las agrupaciones políticas están debilitadas y se necesita encontrar pronto un nuevo liderazgo. ¨El vacío, precisó, hace mucho daño al país¨.
Las derivaciones políticas, una vez fuera Roselló, que solo cumplió la mitad de su mandato, pueden resultar riesgosas, tal como teme una parte de la ciudadanía.
La representante de Puerto Rico en el Congreso estadounidense, Jenniffer González, presentó una alternativa a Trump para que designe un coordinador federal que supervise el uso adecuado de los fondos federales en ese territorio.
Sin embargo, la iniciativa que ya fue rechazada públicamente por ciudadanos entrevistados por la prensa local, quizás no tenga posibilidades, pues las finanzas y el proceso de reestructuración ya son gestionados por la Junta Federal de Supervisión.
Los últimos acontecimientos han motivado un debate en medios legislativos boricuas sobre la posible enmienda de la Carta Magna de 1952 para incluir un vicegobernador y la realización de elecciones anticipadas, tal como planteó Yanira Reyes Gil, profesora universitaria y abogada constitucional.
“Hay que repensar la Constitución”, indico, pues existen vacíos en su articulado, incluyendo el hecho de que el pueblo no pueda participar en la elección de un nuevo gobernador en caso de que el anterior renuncie.
Para Reyes, la población boricua está preocupada porque el sustituto de Roselló no haya sido lo suficientemente investigado por el Congreso.
“En tan poco tiempo, el pueblo tiene dudas de que pueda pasar bajo una evaluación estricta. Estamos, indicó, en una situación donde el pueblo ha perdido la confianza en las instituciones y en los gobernantes”.
Para el politólogo argentino Atilio Borón, ¨La paradoja, a resolver en el futuro es la construcción de una fuerza independentista con capacidad de expresar en la arena político-electoral el ferviente nacionalismo –y, por momentos, el nada velado antiamericanismo- que caracteriza a la nación boricua¨.
EE.UU., sin embargo, carece de interés en oficializar la entrada oficial de Puerto Rico como parte de la Unión, ya que no le conviene en muchos sentidos, aunque tiene allí instaladas 12 bases militares como punto de apoyo estratégico para la geopolítica del Gran Caribe, plantea Borón en su artículo ¨Puerto Rico en llamas¨.
La mentirosa política comunicacional estadounidense repite la incapacidad de los boricuas de autogobernarse, lo cual hace imposible, por ahora, pensar en la independencia, mucho más en medio de la ola xenófoba que sacude EE.UU..
Con golpes de Plenas y Bomba, música del pueblo nunca sustituida por la estadounidense, con su cultura como orgullo, los boricuas sacaron a Roselló, quien –como otro botón de muestra de su política- se unió públicamente al ex alcalde de Caracas y prófugo de la justicia Antonio Ledezma para juntos ¨liberar¨ a Venezuela del presidente legítimo Nicolás Maduro. Nunca imaginó que poco después el saldría por la puerta trasera de La Fortaleza, la sede gubernamental, chiflado y odiado por su pueblo.
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