Millares de brasileños procedentes de 30 ciudades de ese país se reunieron este fin de semana en Curitiba para exigir la libertad del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, preso político del régimen del ultraderechista Jair Bolsonaro, cuya inocencia en los cargos imputados está demostrada.
Lula da Silva, 73 años, quien gobernó la nación suramericana dos mandatos ( 2002-2010 ) es considerado el mejor presidente de la etapa contemporánea del gigante del Sur, al alcanzar significativos logros en las esferas social, económica e internacional. Al despedirse, contaba con el respaldo del 87% de los brasileños.
Con un prestigio mundial que le respalda, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT), fue condenado a 12 años de prisión por el juez federal de Curitiba, Sergio Moro, actual ministro de Justicia, sin ninguna prueba concluyente, pues el Magistrado presentó declaraciones de convictos que lo involucraron falsamente a cambio de reducción de sus las penas.
El complot judicial urdida por Moro y los fiscales que trabajaron con él en la investigación de la corrupción en la estatal del petróleo Petrobrás fue descubierta públicamente hace dos meses por el portal independiente The intercep, que mostró las charlas sostenidas en línea por el principal acusador y sus servidores para manipular y mentir hasta condenar al líder político y evitar su candidatura en las elecciones del pasado año, que ganaría con facilidad.
Todo fue una farsa, como confirmaron las demoledoras revelaciones de The Intercept, una revista de investigación en línea dirigida por el periodista estadounidense Glenn Greenwald, residente en Brasil.
El portal demostró que Lula es víctima de la arbitrariedad más absoluta. Una trama judicial destinada a arruinar su popularidad y a eliminarlo de la vida política. A asesinarlo mediáticamente en un ¨golpe de Estado preventivo¨, afirmó The Intercept.
Además de ser juzgado de manera absolutamente arbitraria e indecente, Lula es linchado de manera permanente, aun encarcelado, por los grandes grupos mediáticos dominantes -en particular O Globo-, al servicio de los intereses de los grandes empresarios. Queda demostrado el odio feroz y revanchista contra el ex dignatario que sacó de la pobreza a 40 millones de brasileños..
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La defensa de Lula, ante el descubrimiento público de la trama política urdida por órdenes de la derecha brasileña, logró que sea escuchado el próximo martes por el Consejo Nacional de Derechos Humanos para examinar la posibilidad de violación de su derecho a ser juzgado de manera limpia.
Ni antes ni después de ser condenado Lula perdió el apoyo de su pueblo, que desde su entrega voluntaria a la policía de Curitiba hace un año y cinco meses, se mantiene acampado en los alrededores de la Superintendencia, pidiendo su liberación.
Este sábado llegaron a Curitiba, capital de Pará, numerosas caravanas con millares de brasileños convocados por el Partido de la Causa Obrera (PCO), Comités de Lucha contra el Golpe y el mayor sindicato de América Latina, el de los Profesores de la enseñanza oficial del Estado de Sao Paulo, donde Lula fue obrero metalúrgico y fundó el PT.
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Curitiba se vistió de rojo –color del PT- en defensa del ex mandatario, que esta semana recibió la visita de, entre otras personalidades, los intelectuales Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz argentino, e Ignacio Ramonet, franco-español, autor de importantes títulos de carácter político, periodista y defensor de los gobiernos democráticos de América Latina.
Centenares de vehículos repletos de personas arribaron a la capital paranaense desde la noche de este viernes uniéndose a otras centenares que componen la vigilia Lula Libre frente a la cárcel donde permanece el antiguo obrero metalúrgico, despojado de sus derechos legales, entre ellos el de asistir al velorio de uno de sus hermanos, recibir visitas durante meses y ahora solo un día a la semana durante hora y media, sin poder conceder entrevistas a la prensa.
En la convocatoria de las organizaciones políticas se expresó que ¨El ex presidente es hoy cuestión central de la lucha democrática en el país y un factor importante en la lucha contra el bolsonarismo¨.
¨Desde junio, las denuncias de The Intercept demostraron que el Lava Jato fue un fraude para (…) colocar un fascista en el Planalto. Ante eso, una gran campaña por la libertad de Lula y por la anulación de los procesos en su contra es esencial¨.
La masiva respuesta de la población al llamado para unirse en Curitiba es un golpe a las políticas de Moro y el sistema judicial brasileño.
En estos momentos, las armoniosas relaciones de Moro con Bolsonaro –quien calificó al juez federal de ¨héroe nacional por su lucha contra la corrupción¨- están bastante deterioradas, ya que el presidente negó la autoridad de su ministro al designar como procurador general de la República a Agusto Aras, un fiscal critico de la causa Lava Jato (Lavadero de autos).
El nombramiento es interpretado como un golpe a Moro, pues Aras se opuso en su momento a las formas de investigación utilizadas, en especial la espectacularidad de las investigaciones, indicó Radio Bandeirantes.
La designación de Aras el pasado jueves movilizó a la entidad que nuclea a los procuradores a un acto de protesta contra su mandato el próximo lunes.
Para el diario Folha de Sao Paulo, la presencia del nuevo magistrado es una derrota del Lava Jato y de Moro como su máxima figura.
El Folha, como se conoce popularmente, indica que la pasada semana el presidente y su ministro tuvieron una acalorada discusión.
"Hablé con funcionarios y congresistas que me dijeron que Augusto Aras está alineado a las posiciones conservadoras del presidente; casi todos los ministros están conformes con él, salvo Moro", señaló este viernes la periodista Andar Sadi, del canal Globo News y la radio Central Brasileña de Noticias, también de la conservadora red O Globo.
Varios medios también dijeron que el Ministro de Justicia había propuesto al mandatario el nombramiento como procurador general a Deltan Dallagnol, coordinador de los fiscales de Lava Jato en Curitiba.
Otro motivo de desencuentro entre los dos derechistas fue la decisión de Bolsonaro de remover a altas autoridades de la Policía Federal que cuentan con la confianza del Ministro, sin tener en cuenta sus consideraciones. El choque de trenes es evidente, y Moro tiene las de perder en la colisión.
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