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miércoles, 20 de noviembre de 2024

¿Cómo será Europa 2019? (II y final) (+Fotos) (+Video)

Mucho depende de las políticas internas, pero en gran medida de las exteriores...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 26/12/2018
3 comentarios
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La Europa actual acumula en este momento varias situaciones comprometidas (Foto: europa24horas.com).

Para el sociólogo germano Dieter Rucht, en casi toda Europa existe “un nivel creciente de disgusto e inquietud”. A ese criterio se suman otros tantos expertos espoleados por el clima de rebeldía social existente en muchos sitios y ante el inminente riesgo de que el Reino Unido concluya abandonando la Unión Europea sin el debido convenio. “Un brexit sin acuerdo sería un desastre para nuestro país y ningún gobierno responsable lo permitiría”, aseveró Jeremy Corbyn, jefe del laborismo británico, mientras los grupos empresariales advertían sobre un cataclismo para la economía si el divorcio se hace a la brava, algo además, con un coste estimado en inicio de 450 000 millones de euros.

La Europa actual acumula en este momento varias situaciones comprometidas. La relacionada con el presupuesto en Italia (le exigen a Roma sobriedad en el monto) y el nivel de exigencias populares en Francia, o el rechazo en Hungría y Polonia a medidas consideradas extremistas. El nuevo trance de gobierno en Bélgica (el partido nacionalista flamenco N-VA abandonó la alianza con los valones, cuando el primer ministro, Charles Michel, firmara el Pacto Mundial para la Migración de la ONU). También hubo protestas en Serbia (un ataque contra el líder de izquierda, Borko Stefanovic, desató disgustos diversos) y, encima, el anuncio desde Kosovo (antigua provincia serbia convertida de forma unilateral en país) sobre la creación de un ejército, introduce añadidos que impiden excluir momentos de alta tensión y beligerancia con el gobierno albano-kosovar, bendecido otra vez por Estados Unidos, esta vez por fortificar sus capacidades militares. En esa misma área está Albania, donde el estudiantado dio inicio en diciembre a marchas contra el primer ministro Edi Rama, debido a la muy generalizada pobreza imperante, entre motivaciones de no menor cuantía.

Otros peligros  Viejo Continente. Fuera de hechos puntuales ya citados, crecen los soberanismos intransigentes o los nacionalismos desquiciados. En diferentes centros de análisis mundial se vienen estudiando las tendencias que, como la desafección hacia las élites, paródicamente, dan alimento a los personajes y movimientos de la extrema derecha. El fenómeno se generaliza dentro de Europa, pero existe, y de forma flagrante, en otras partes, incluyendo Latinoamérica.

Azuzando resentimientos inductores de incertidumbres sociales, ganan terreno basando su retórica en un sentido de lo autóctono mal entendido y con supuesta oposición a lo establecido, esto es, administración deficiente de los gobiernos, sumergidos en programas de austeridad que, pese a la crisis, permitieron enriquecerse más a quienes mucho tenían, pero privaron a las mayorías de contrapesos llevaderos.

“Existe una reacción de miedo al futuro y al cambio. Un miedo de perder la identidad y el bienestar y un miedo a lo desconocido y a los problemas que la política no ha sabido solucionar satisfactoriamente”. Ese es el criterio del secretario general de la Asociación Austriaca de Asuntos Europeos, Paul Schmidt, pero no es el único en identificar un problema en progreso.

Ese tipo de sentimientos están siendo estructurados por personajes como Steve Bannon, jefe de campaña de Donald Trump, quien se desempeña en el intento de crear una federación de partidos nacionalistas capaces de “exportar la revolución de las llamadas derechas alternativas”. El estratega político tiene tan amplias perspectivas… se relaciona, indistintamente, con los ultraconservadores franceses o los de Brasil.


Steve Bannon, jefe de campaña de Donald Trump (Foto: AFP).

Esas propensiones van pesando sobre la Unión Europea, incapaz hasta el momento de actuar con la independencia requerida, pues aun cuando es un actor de peso en la política mundo, se mantiene en carácter de auxiliar para las determinaciones norteamericanas. Durante el 2018, Bruselas tuvo un sesgo de rebeldía al seguir apoyando el pacto nuclear con Irán cuando EE. UU. renunciara a cumplirlo, pero no veló a fondo por sus intereses en cuanto respecta a las sanciones contra Rusia.

Partiendo de las lastimaduras económicas sufridas por aplicar esos castigos, algunos socios comunitarios desean suspenderlos y no faltan (la Polonia de Kaczynski, por ejemplo) quienes desearían mayores penitencias. Hay fisuras y una es que Alemania recibe gas directo de Rusia y no se opone a la ampliación de ese conducto hasta el mar Báltico. En la cumbre europea a mediados de diciembre se concordó no concluir las sanciones sobre Rusia, pero tampoco endurecerlas, pese al tema vinculado a la ofensiva ucraniana.


En la cumbre europea se concordó no concluir las sanciones sobre Rusia (Foto: Sputnik).

El gobierno de Kiev, formado por oligarcas corruptos y sectores emergentes de beligerancia excesiva, no ha sacado al país del empobrecimiento alarmante y permite acciones autoritarias, promovidas por los neonazis. La campaña antirusa aparece en función de darle apoyo a lo mandatado por Washington y oculta extremismos que en cualquier momento pueden resultar incontrolables.

Serguéi Lavrov consideró, durante una entrevista, que el presidente Petro Poroshenko planea una “provocación armada” en la frontera con Crimea antes de que concluya diciembre. Rusia no permitirá una agresión de “nuestro país, nuestras fronteras”, dijo, basada en intereses de sectores encargados de desviar la atención en su favor aunque implique peligros serios, dejó saber el canciller ruso.

Ese asunto es delicado y quizás no todos lo aquilatan debidamente. En Moscú se considera que el incidente en el Mar de Azov, provocado por naves militares ucranianas, es un acto exploratorio para acciones de mayor envergadura promovido por sectores que han intoxicado de gravedad el ámbito de las altas decisiones en el país vecino y sirve de base a la rusofobia desplegada con este u otros móviles.

Sobre Rusia se ciernen otros avatares. Al incremento de bases, pertrechos y soldados en sus fronteras, decididos por los norteamericanos bajo el paraguas de la OTAN, arriba la negativa estadounidense a renovar el tratado sobre misiles nucleares de corto y mediano alcances, algo muy vinculado a la estabilidad de Europa Occidental, donde estuvieron emplazados hasta finales de los 80, los euromisiles de ese tipo (Pershing) apuntando contra los rusos. Volverían a ser dislocados nuevamente, aparte de los asentamientos de los llamados escudos antimisiles que también mueve el Pentágono en suelo centro-europeo.

El Kremlin se dijo dispuesto a desarrollar nuevos cohetes estratégicos si la administración Trump les fuerza con la retirada del pacto. Vladimir Putin, buscando avenencias, sugirió incorporar otros Estados a ese mecanismo de control, aparte de introducir varias precisiones tendentes a perfeccionar el convenio.

“Estamos presenciando la desintegración del sistema de control de armas”, especificó Putin en alocución pública. “El New Start (otro tratado que limita el número de misiles nucleares estratégicos y de cabezas nucleares) expira en el 2021 y aún no tenemos negociaciones en marcha. ¿No quieren hablar de eso?”. Al respecto fue específico: “Desgraciadamente hay una tendencia a subestimar la posibilidad de una guerra nuclear, y esa tendencia está incluso creciendo”.

Esas no son discrepancias ideológicas, sino la rivalidad empujada por EE. UU. que, mediante sanciones y el incumplimiento de alianzas o pactos, intenta entorpecer el desempeño de aquellos con un avance tecnológico mayor al suyo. No soportan tampoco los éxitos obtenidos por Rusia en acciones exteriores de envergadura, como es la ayuda prestada a Siria que desarticuló casi por completo al califato islámico, mientras todas las guerras made in USA concluyeron en un chasco o se prolongan (el caso de Afganistán) de manera cara e infructuosa.

En materia militar los gobiernos europeos tampoco tienen unanimidad de criterio. Durante el 2018 resurgió el sobado tema de crear un ejército propio. Para unos el propósito (o el deseo) se dirige a dejar a un lado la Alianza Atlántica, dirigida por el Pentágono y palanca del no positivo influjo sobre los 27. Otros jefes de Estado creen que solo se trata de unificar las tropas y los recursos para colaborar en la defensa común. Si así fuere, la salida del Reino Unido del grupo implicará una pérdida de grandes dimensiones al plan, en cualquiera de esas dos variantes.

Los necesarios ajustes son de gran techo en ese terreno tiene demostraciones en la posición de Turquía, miembro de la OTAN, pero donde dieron un viraje espectacular, sobre todo en lo vinculado con la guerra en Siria, luego del intento de golpe de Estado (al parecer validado por EE. UU.) contra Recep Tayyip Erdogán. De virtual colaborador con los grupos yihadistas en connivencia con Occidente, Ankara determinó eliminar tales apoyos y circunscribirse a sus propios intereses. El pragmatismo de Putin parece haber influido en otros asuntos posteriores a ese vuelco, y el gasoducto Corriente Sur, boicoteado por países europeos bajo presión norteamericana, concluye trasformado en el Corriente Turca.

Turquía prestó un gran concurso a la UE al aceptar el control de los flujos migratorios procedentes del área vecina en guerra, pero ese asunto es uno de los más agudos y difíciles de conjurar todavía. Los extremistas de toda laya se han valido del tema para estigmatizar a quienes huyen y erigirse en salvadores de sus sociedades. En la psicología general ya está instalado el criterio de no recibir extranjeros por ser asesinos, violadores y criminales.

Antes de esos eventos hubo rechazo a los gitanos nacidos en la propia Europa, y el empobrecimiento de grandes capas en el este y en los Balcanes provocaron desplazamientos importantes en varias etapas de los últimos 20 años. Solo hacia Alemania se movió recientemente un millón y medio de personas procedentes de países de la UE cercanos. Fue imperioso crear condiciones mínimas para los sin techo de varias nacionalidades que nada tienen que ver con conflictos armados, sino con la pobreza.

Pero como afirman algunos politólogos, la autopista de la globalización oligárquica y neoliberal en esta parte del mundo tiene tal fárrago de leyes y compromisos al servicio de los intereses empresariales, que por sí solos crean o profundizan riesgos y detestables expresiones de la condición humana. En la Oxford Economics vaticinan que existen nuevos riesgos para el 2019, y el brexit está entre los capaces de cambiar el devenir del Viejo Continente.

“El proteccionismo continúa como una de las grandes preocupaciones” en el año por comenzar, aseguran los economistas, pues aunque Donald Trump llegó en julio a cierto acuerdo con Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, se espera del errático presidente un olvido de ese compromiso y la imposición de tarifas a las importaciones, capaces de reducir el crecimiento en la Eurozona, con Alemania y Europa Central y del Este entre los más afectados.

Fuera de que suban o desciendan los precios del petróleo o se apliquen o no nuevos impuestos contra el libre comercio, resulta imposible ocultar que hay una crisis general del sistema capitalista. Su carácter transitorio o permanente es asunto por comprobar.

En Europa, donde con mayor fuerza se ha expresado el dilema, las sociedades reaccionan enfurecidas, exigiendo reparaciones, en tanto, incluso o a pesar de que haya crecimiento próximo, mucho conspira a contracorriente, toda vez que entidades hechas para unir sufren desgajamientos y se hace indispensable una revisión de herramientas como la moneda común, la aceptación o rechazo de los pactos migratorios o los esfuerzos por preservar la naturaleza. Luego, a partir de enero, son posibles tanto sorpresas como desengaños, también en este trozo del orbe.


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales

Se han publicado 3 comentarios


senelio ceballos
 26/12/18 10:31

  jajajaja...CHIQUICHORIA...es la primera vez  que ud participa aqui en cubahora , cubasi, cubadebate?...jajaja  Se ha perdido muy buenos debates...Con un nivel  tan alto o mejor  que cualquier FORO de europa....  Yo soy ing/prof ruso-cubano de raices de la aldea al norte de nuestra abuelita cultural y amada  Spain.....SAN MIGUEL DE CEBALLOS!!!  Tierra de decenas  de grandes personalidades  dentro el reino  espannol en la otrora  HISPANNA.......En mi cuba  tenemos un pueblo de campo  llamado CEBALLOS prov. Ciego de AVILA  donde se producen las naranjas  mas dulce del CARIBE.....Le invito a participar, felicitar o criticar aqui....ah!!  no se permiten noi ofensas y palabras feas... que en otros foros en MIAMI y otros paises abundan!!...aqui  si  usas ofensas TE BORRAN  VALE!! VALE!!  ah!  mi equipo es el BARSA!!!!!   Soy  su   HINCHA- FAN   desde Stalingrado.....Ostias esperamos sus comentarios  CARAY!!   Elsa te he localizado otro afan para  sus  articulos  jajajaja El guajiro de TORRE VIEJA!!!!!

senelio ceballos
 26/12/18 10:18

Saludos comentarista chiquichoria!!!...La lic.ELSA a veces nos trae unos articulos  aqui que hay  que saborearlos como una tasita de  cafe  del Escambary...jajajaAlli  en la calle LA HABANERA DE MI TORRE VIEJA.....saludos desde RUSIA  un lector-critico permanente...RUSO/CUBANO/VASCO....

Chiquichoria
 26/12/18 8:07

Me parece muy acertado este articulo respecto a los problemas que amenazan a Europa. Entre los mas graves están el ascenso de la ultraderecha, las desigualdades sociales y la debilidad en la política internacional frente al proteccionismo de USA. Saludos desde España.

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