Digan lo que digan, ganó Morena

Si los resultados de las elecciones intermedias del pasado día 6 son un augurio de las próximas presidenciales, el progresismo en México seguirá con vida por muchos años, pues el partido Morena, del presidente Andrés Manuel López Obrador, mantiene casi las mismas tendencias de voto que en 2018.

Ese día, en medio de las tensiones causadas por la COVID-19, los mexicanos acudieron a votar, en una cifra sin precedentes, por más de 21 000 cargos públicos a nivel regional y municipal, y la renovación de la Cámara de Diputados, en las consideradas megaelecciones más importantes en la historia nacional.

Eran comicios a considerar por el mundo político local, pues analistas entienden que las llamadas elecciones de medio tiempo pueden transformar la geopolítica del país, además de ser consideradas un balón de ensayo de las presidenciales, en este caso en 2024.

La oposición convirtió las elecciones, desde su mirada, en una especie de referendo nacional para el gobierno y el espectro partidista nacional. El tiro salió por la culata de las tradicionales organizaciones conservadoras.

Contra el pronóstico de quienes auguraban que López Obrador y su partido izquierdista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), unido en coalición con el Partido del Trabajo (PT) y el Verde Ecologista, caerían en picada, ocurrió lo contrario. El electorado depositó de nuevo su confianza en esas organizaciones. La derecha, en cambio, tuvo pérdidas sustanciales.

Los medios hegemónicos de distintos países de Latinoamérica dan a entender que AMLO, como se conoce al mandatario, fracasó esta vez por el descalabro sufrido en la capital mexicana, al perder nueve de las 16 alcaldías, las cuales retenía la izquierda desde que tomó el poder allí en 1997.

Al analizar el tema, el mandatario refirió que en Ciudad de México, sin importar el medio del que se trate, hablan en contra de su gobierno. “Entonces eso sí aturde, sí confunde, es propaganda día y noche (...) es un fenómeno muy interesante. Todavía horas antes de la votación (los opositores) estaban hablando por teléfono, metiendo miedo, pero todo esto va a superarse”, confió.

Muchas voces autorizadas consideran que la derrota se explica, en parte, por el accidente del pasado 3 de mayo en la Línea 12 del metro, cuando colapsaron las vías aéreas y tiró a un tren en marcha, lo que causó la muerte de 26 personas, entre ellos un niño.

Desde ese día, la popularidad de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se desplomó del 45 % al 35 % y los reclamos a los candidatos oficialistas por la tragedia fueron una constante durante las campañas.

Sin embargo, para hacer un análisis objetivo hay que tomar en consideración que el partido oficialista ganó en los terrenos de su conveniencia, y que la oposición resultó derrotada, a pesar de sus maniobras para reinsertarse en la política nacional.

La esperanza del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Acción Democrática (PAN) y Revolucionario Democrático (PRD) estaba centrada en hacerse del Congreso de la República, y no lo lograron, pues Morena mantiene la mayoría simple.

Esas agrupaciones, que dominaron la política mexicana por décadas, hicieron una campaña electoral poco atractiva, con un carácter ofensivo y descalificador. Sus líderes participaron personalmente en los mítines y han quedado lastimados ante la población que los rechazó en las urnas.

Para el analista político Nicolás Loza, “el hecho es que Morena sin el presidente en las boletas, con una pandemia, y tres años de desgaste, tiene casi el mismo resultado de 2018 y eso es inédito: normalmente en las elecciones intermedias los partidos en el poder tienen un peor desempeño”.

Loza, quien se desempeña en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, precisó a la prensa local, que “la oposición falló porque quiso convertir las elecciones en un plebiscito contra AMLO y perdió porque Morena sigue teniendo muchos más votos”.

El también politólogo Javier Romero, de la Universidad Autónoma Metropolitana, dijo al periódico La Jornada, que “el oficialismo tendrá menos diputados en el Congreso, pero esto ocurre porque cambió la fórmula para calcular la sobrerrepresentación de los diputados plurinominales, pero no porque haya perdido sufragios”.

UNA UNIÓN DESBANCADA

Las tres organizaciones políticas de derecha se unieron como coalición y desplegaron un costoso plan evidenciado en su propaganda de opinión contra el oficialismo. Para ello utilizó a sus socios de siempre: la prensa de derecha, que ni un día dejó de publicar mentiras sobre el gobierno federal, su presidente y su partido. Las redes sociales fueron otra aliada de valor de los conservadores, que acusaron a AMLO de todos los problemas que aquejan a México.

Ante la andanada de calumnias que lo culpaban del alto número de contagiados y fallecidos a causa de la COVID-19 y la crisis económica resultante, López Obrador afirmó que el agravamiento de la situación era responsabilidad del sistema neoliberal imperante hasta hace tres años en el país. “Lo que hizo el SARS-CoV2 fue agudizarla”, argumentó. Y la población lo entendió así también.

Aunque obtuvieron algunos curules más en el escenario parlamentario, esas fuerzas derechistas perdieron en los enclaves estatales y distritales, en los que se dirimen las propuestas de reformas aprobadas por el Legislativo Federal.

El oficialismo les arrebató 10 gobernaciones y sus respectivas asambleas, lo cual puede considerarse una sonada victoria. En pugna había 15 gobiernos locales, de los 32 del país, de los cuales Morena solo poseía cinco. Ahora alcanzó 15, incluida Ciudad de México, la capital federativa.

Con este desenlace, AMLO podrá desempeñar mejor sus planes de gobierno antes frenados por las llamadas “gobernaciones de mandatarios rebeldes”, que ponían frenos al Ejecutivo federal.

Aunque los números finales del Instituto Nacional Electoral (INE) se conocerán en los próximos días, los preliminares precisan que Morena ganó un 36 % de la votación total, el PAN un 19 %, el PRI 18 % y 3,5 % el PRD.

La coalición oficialista se alzó con un 45 % de los votos, mientras su similar conservadora el 40,5 % en un conglomerado del 52 % de los 93 000 000 de personas convocadas a las urnas.

Esta es otra derrota de la oposición, que anunció un alto abstencionismo, ya que este tipo de comicios de medio tiempo no rebasan el 40 % de presencia.

Para el presidente, lo que quedó claro es que el pueblo mexicano votó por la democracia, eligió a sus dirigentes y decidió continuar la IV Transformación de la vida social del país.

Los tres fundamentos del plan de la IV Transformación impulsado por AMLO son: el bienestar de la población (empezando por los pobres), la eliminación de la corrupción y el avance de la austeridad y el desarrollo económico y creación de empleo.

KAMALA HARRIS LLEGA EN MOMENTO CLAVE

Aún sin apagarse los focos de las elecciones, la vicepresidenta de Estados Unidos (EE.UU.), Kamala Harris, llegó a México para una visita de nueve horas de trabajo y dejó en el ambiente un aroma de promesas, pero nada en concreto sobre el tema discordante entre los dos países: la emigración centroamericana que tiene a ese país como punto de llegada intermedia.

Durante la administración de Donald Trump las relaciones bilaterales se enturbiaron luego de que el controvertido mandatario tildara públicamente de “animales” a los mexicanos e intentara levantar un muro de hormigón para evitar el pase de los emigrantes.

El Palacio Nacional sirvió de sede a la reunión entre AMLO y Harris, quien reiteró el compromiso de su país de invertir 130 000 000 de dólares en México, en tres años, para asistencia técnica sobre la reforma laboral contemplada en el tratado de libre comercio, en el que también participa Canadá.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, indicó que entre los temas analizados figuraron los relacionados con economía, cooperación para la seguridad, desarrollo en el sur de México y Centroamérica.

En temas migratorios, trataron de nuevo la propuesta hecha a Estados Unidos de incorporarse al programa Sembrando Vida en países de Centroamérica, con el fin de generar empleos y evitar la fuga masiva debido a la pobreza.

Los dos gobiernos, dijo, firmaron un memorándum de entendimiento para la cooperación internacional y promover y fomentar las opciones en las naciones centroamericanas y su emigración.

Sin embargo, hay temas medulares de los cuales hasta ahora no hay información oficial y uno de ellos es el anuncio del presidente estadounidense Joe Biden de que convertirá la lucha contra la corrupción en el pilar de su política exterior.

Como es sabido, varios ex presidentes mexicanos son investigados por delitos relacionados con el mal manejo del erario público y la obtención de millones de dólares durante sus respectivos mandatos.

También se desconoce si Harris dio respuesta a la exigencia de López Obrador ante el departamento de Estado de que cese el apoyo financiero de Washington a organizaciones como la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Administración de control de drogas (DEA), que lo utilizan para mantener activos a grupos contrarios a su gobierno, como Mexicanos contra la corrupción, formado por poderosos grupos empresariales.

Al hacer su anuncio, según medios políticos, Biden respaldó la injerencia de sus agencias, aunque la justifique con una aparente lucha contra la corrupción.