Misterioso y poco concluyente; así podría calificarse el informe de Robert Mueller. Después de casi dos años investigando la presunta intromisión de Rusia durante las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2016, se conoció un resumen de los resultados.
El fiscal general, William Barr, quien ocupa ese puesto desde febrero pasado, recibió el informe completo de Mueller y envió al Congreso un resumen de 4 páginas.
El debate ahora gira en torno a la posibilidad de que se publique íntegramente el documento, algo que están exigiendo los demócratas dentro del Congreso, que son mayoría en la Cámara de Representantes.
Sin embargo, mientras los argumentos de los abogados y las rencillas en el Capitolio ocupan titulares, es necesario ir a los orígenes y recordar qué estaba investigando exactamente Robert Mueller.
Su labor comenzó en mayo de 2017, luego de que Trump despidiera al director del FBI James Comey. A finales de marzo Mueller completó una investigación de 22 meses. De acuerdo con el resumen que Barr envió al Congreso, la evidencia “no es suficiente para establecer que el presidente cometió un delito de obstrucción de la justicia”.
Poco se sabe sobre el documento original, más allá de las especulaciones de la prensa. Mientras persiste la incertidumbre al respecto, ¿qué es lo que sí sabemos? Se conoce que Mueller ha estado investigando dos temas fundamentalmente: “colusión” —si asesores de Trump estuvieron involucrados en la presunta interferencia rusa—, y “obstrucción” —si Trump interfirió en la investigación—.
Con respecto al cargo de “colusión”, Mueller investigó, entre otras cosas, la filtración de correos electrónicos de los demócratas en 2016, y lo que los asesores de Trump como George Papadopoulos y Roger Stone pudieron haber sabido al respecto; enlaces y contactos entre personas relacionadas con la campaña y el gobierno ruso; posibles vínculos del presidente de la campaña, Paul Manafort, con intereses pro-rusos, incluyendo su entrega de los datos de las encuestas; propaganda rusa en los medios sociales para debilitar la candidatura de Hillary Clinton.
Por otra parte, en la investigación sobre la “obstrucción de la justicia”, Mueller ha investigado, por ejemplo, las circunstancias en torno al despido del asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn por parte de Trump; las conversaciones del mandatario con el Director del FBI James Comey y su despido; las presiones de Trump sobre el entonces fiscal general Jeff Sessions a propósito de la investigación; si Trump o sus asociados pudieron haber ofrecido indultos a testigos a cambio de no incriminarlo.
Asimismo, hay otra lista de investigaciones federales que no están en manos de Mueller, sino en otras áreas del Departamento de Justicia. Las averiguaciones sobre los pagos secretos a las mujeres que supuestamente tuvieron relaciones con Trump durante la campaña están a cargo de la Oficina del Fiscal Federal para el Distrito Sur de Nueva York.
Algunos han interpretado los resultados del informe como la confirmación final de que no habrá proceso de impeachment contra Trump. Pero lo cierto es que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ya había descartado esa posibilidad.
Durante una entrevista con el Washignton Post, Pelosi declaró que un proceso de juicio político “dividiría” a la nación. Los demócratas parecen estar apostando todas sus cartas a una victoria en la elección presidencial del año próximo.
Sin conocer todo el informe no es posible llegar a conclusiones sobre la inocencia o culpabilidad de Trump. No obstante, a estas alturas ya sabemos que muchos de sus asesores más cercanos no están libres de pecados.
Por ejemplo, Roger Stone, su consejero de larga data, fue acusado formalmente en enero de siete cargos relacionados con mentir a los investigadores. Michael Flynn se declaró culpable de mentir a los investigadores sobre reuniones con los rusos durante la transición presidencial. Michael Cohen, el ex abogado personal de Trump, se declaró culpable por mentir al Congreso sobre un proyecto de bienes raíces en Moscú.
Así, es inevitable una analogía. En un contexto internacional donde ha crecido la persecución judicial contra los políticos latinoamericanos de izquierda, un hombre como Trump parece intocable. Dos años después de la investigación iniciada por Mueller, solo se logró un informe aún misterioso y poco concluyente.
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