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sábado, 16 de noviembre de 2024

“Encerrar a Lula es encerrar una identidad colectiva”

El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, continúa preso por acusaciones falsas e injustas de corrupción…

Liz Armas Pedraza en Exclusivo 28/10/2019
2 comentarios
Lula portada
En abril de 2019 la campaña #LulaLibre cumplió un año (Fuente: Comité Lula Libre)

27 de octubre de 1945. Nació el séptimo hijo de Arístides y Doña Lindú en la finca Vargem Comprida, en Brasil. Es una casa humilde, con una sala y un cuarto. A los 7 años, el niño no jugaba con los demás, si no que trabajaba como vendedor ambulante en el muelle de Santos. Meses más tarde se convirtió en lustrabotas en el centro de la ciudad: ese es Luiz Inácio Lula da Silva.

En el mundo que Lula nació y creció el futuro de Brasil estaba redireccionado por los intereses de Estados Unidos. Muchas personas vivían en el campo y otras tantas eran analfabetas. Ser de la ciudad y poder estudiar era un gran lujo.

Cuando los militares tomaron el poder de Brasil en 1964, Lula era un joven trabajador de la industria metalúrgica. Desde ahí, comenzó a dar pasos hacia la acción sindical, convirtiéndose rápidamente en un gran líder de este movimiento. Estuvo al frente de huelgas, marchas y paros reprimidos por la dictadura que lo llevaron, incluso, a la cárcel.

Lula nunca dejó de luchar por cambiar el destino de Brasil. Creó el PT, importante partido en Brasil, se postuló y perdió tres veces las elecciones presidenciales, se enfrentó a los prejuicios, a los que tenían más poder, a los que decían que un líder obrero no podía representar a un país y en octubre de 2002 fue elegido presidente de Brasil. En el 2006 fue reelecto hasta el año 2010.

En sus períodos como presidente Lula alcanzó significativos logros en las esferas social, económica e internacional en el gigante del Sur. Al despedirse, contaba con el respaldo del 87% de los brasileños.

Luiz Inácio Lula da Silva fue presidente de Brasil desde el 2002 hasta el 2010 (Foto: Comité Internacional Lula Libre)

Hoy, este líder político, expresidente de Brasil, se encuentra preso por acusaciones falsas e injustas de corrupción. No se ha encontrado ninguna prueba en su contra y la condena sigue en pie. Sobre este tema y la campaña #LulaLibre conversamos con Nivia Regina Da Silva, coordinadora en Cuba del Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil.

-¿Sobre qué hechos se basó la condena de Lula Da Silva?

Luiz Inácio Lula da Silva fue acusado porque el juez Sergio Moro (quien actualmente es Ministro de Justicia) dio por hecho que Lula había recibido un apartamento y una finca de lujo en Sao Paulo por parte de la contratista OAS, a cambio de favorecer a esta empresa.

¿Había pruebas sobre estas acusaciones contra Lula? No. ¿Por qué jurídicamente decimos que Lula fue incriminado por actos indeterminados? Pues ni el apartamento ni la finca están a nombre de Lula, él no vivía en estos lugares, no hay ninguna comprobación de que estaba intentando adquirir estas propiedades. De hecho, se dijo que Lula estaba haciendo reformas en el apartamento, pero ni siquiera esto se ha podido comprobar.

Entonces, el juez Sergio Moro condenó en primera instancia sin hechos demostrados. Por tanto, lo que defendemos nosotros es que una persona no puede ir presa sin pruebas. Moro hizo una interpretación de la realidad y a partir de ahí sacó conclusiones sin ninguna base para condenar injustamente a Lula.

Este modo de operar de los jueces y la administración de Jair Bolsonaro (presidente de Brasil) no es nueva en América Latina, es lo que llamamos judicialización de la política, que constituye un instrumento para desgastar, persuadir y perseguir a líderes de izquierda. Un ejemplo de ello también lo fue Cristina Fernández hace unos años, y es que la derecha va atacando a países que saben que son importantes importante en la geopolítica de América Latina y el Caribe, como lo son Argentina y Brasil.

Nuestro país fue una víctima de la judialización de la política. De hecho, todo empezó con un golpe de estado.  En el caso de Lula, los jueces apuraron el proceso para que no participara en las elecciones de 2017, porque sabían que era un fuerte candidato a la presidencia.

-¿Qué pretenden lograr encarcelando a Lula?

Es muy importante saber que el encarcelamiento de Lula no es el encarcelamiento de una persona, es el encarcelamiento de un proceso histórico, es la idea de llevar al fracaso a un período histórico, a los derechos de los trabajadores, es el encarcelamiento de una agenda de lucha. Por eso encerrar a Lula, es encerrar una identidad colectiva.

Lula abrió muchas universidades, favoreció la formación técnica, priorizó la ciencia y los institutos de investigación. Ahora Bolsonaro quiere virar todo eso para atrás, quiere privatizar la educación y no hay apoyo para desarrollar las investigaciones, no hay becas de maestría o doctorado para los estudiantes, estamos en un retroceso muy grande en la educación.

Bolsonaro está queriendo construir una cultura conservadora. La cultura que debería ser el marco de la emancipación social y política de las personas está siendo redireccionada. En Brasil se ha incrementado el machismo, el racismo y el irrespeto a la diversidad sexual.  El espectro de posibilidades que abrió Lula en Brasil está siendo cerrado, ya no hay una formación de integral de las personas en mi país. Entonces esta es una amenaza muy grande.

-¿Qué ha pasado en Brasil luego del encarcelamiento de Lula?

A partir de las elecciones en Brasil en 2017 hubo un auge de las noticias falsas. Diversas personas fueron manipuladas por las falsas noticias que fueron distribuidas en masa, con el objetivo de desinformar a la población. En la campaña de Bolsonaro estas fueron muy bien pensadas, lo que demuestra que detrás hubo un gran equipo.

Dicho escenario es muy peligroso porque el desarrollo de estas mentiras construye el imaginario público, ¿qué es verdad y qué no es? En Brasil hay muchas personas que no consiguen comprender la realidad del país, que han sido manipulados con las noticias falsas y que ni siquiera se enteran de lo que ocurre a su alrededor.

Por otro lado, Estados Unidos, condiciona también las relaciones económicas de Brasil. Si Bolsonaro quisiera, por ejemplo, establecer una relación económica con Venezuela, será eliminado y rechazado. Brasil hoy a nivel internacional está mostrando un apoyo a los países de extrema derecha y esto también es una política estadounidense. Es por eso que una de las prioridades de los movimientos populares brasileños es la defensa de la verdad, el apoyo a Venezuela y Cuba y la lucha constante por la liberación de Lula.

-En este sentido, ¿cuáles son los objetivos y qué acciones comprende la campaña #LulaLibre?

En Brasil se construyó una campaña #LulaLibre que completó en abril de 2019 un año. En esta campaña organizamos campamentos permanentes frente a donde Lula está preso. Los campamentos son para mantener tanto el apoyo a Lula, como la comunicación y el diálogo con la sociedad brasileña, porque no podemos depender de tener noticias en la prensa, tenemos que construir contrainformaciones y construir una lucha permanente.

Este campamento está muy organizado, sobre todo por el MST de Paraná. Hacen muchos debates, pasan intelectuales, artistas y diversas personalidades nacionales e internacionales. Hemos hecho también marchas, caminatas de millares de personas. Ahí aprovechamos y nos comunicamos con la población.

También fuimos a los barrios, pasamos películas, entregamos panfletos, hicimos teatro, cantamos, porque la preocupación es que la población no está entendiendo. Jurídicamente no es fácil entender este proceso. Ahora estamos centrando fuerzas en la petición de liberación de Lula que va a ir directo a la Corte Suprema.

La campaña #LulaLibre se extiende más allá de las tierras brasileñas (Fuente: Comité Internacional Lula Libre)

Esta petición está siendo realizada en muchos lugares, no solo en Brasil. Tenemos que decir que Cuba ha sido en todo este proceso uno de los principales apoyos. Cuba construyó una campaña que se llama Lula Libre Ya que fue lanzada en el 2019. Dentro de esto han hecho una gran cantidad de actividades. Para mí Cuba ha demostrado que sigue siendo la mayor potencia solidaria en apoyo a las causas justas.

Por último, es importante destacar que la prisión de Lula es una prisión política, fue definida por características políticas. Por eso sacar a Lula de la cárcel no es solo una acción jurídica, si no también una acción popular e internacionalista.


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Liz Armas Pedraza

Amante de los datos y el deporte. Periodista y cubana.

Se han publicado 2 comentarios


Frida
 28/10/19 21:34

Lula representa hoy el proyecto popular de el pueblo trabajador brasileño. Su libertad es la justicia de Latinoamérica. Gracias por este trabajo periodístico y por difundir la verdad.

YOEL
 28/10/19 12:58

QUE LULA ESTÉ ENCERRADO ASÍ INVENTANDO EXCUSAS, A BASE DE MENTIRAS, HACE QUE LOS SENTIMIENTOS POR UN MUNDO LIBRE DE INJUSTICIAS CREZCAN Y CREZCAN LAS ESPERANZAS DE TENERLO NUEVAMENTE CON SU PUEBLO.

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