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viernes, 15 de noviembre de 2024

Los dos “valores” de Trump

Prepotencia y cinismo sin límites marcan al gobierno hegemonista de los Estados Unidos en su agresión a Siria...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 22/11/2019
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Guerra en Siria
El Ejército Sirio se desplazó al noroeste de Al–Hasaka para ejecutar la recuperación de la zona petrolera

Donald Trump tiene su fórmula. Es evidente que se trata de acumular malas acciones en tal volumen y con tal frecuencia, que lleguen a convertirse en algo “cotidiano y hasta natural” para buena parte de la opinión pública.

Se apoya de alguna manera en la tesis nazi de que “una mentira repetida muchas veces se transforma en verdad”, aunque si aquel axioma tuvo cierto resultado en el logro de un fanatismo masivo en la Alemania de la tercera y cuarta décadas del pasado siglo, el hoy global demuestra cada vez más que los cuentos y los martilleos sobre las mentes no suelen provocar en nuestro tiempo tan magnificados efectos.

Hace unos días, por ejemplo, el presidente gringo viene insistiendo en que “los Estados Unidos controla el petróleo de Oriente Medio”…ese petróleo, ha añadido en sus citados mensajes y discursos, “que tanto nos preocupa y que no podemos dejar en manos de otros.”

Y toda esta nueva alharaca responde al hecho de que, luego de darle la espalda a sus aliados kurdos frente a la renovada irrupción de los militares turcos, y anunciar “su retirada” militar unilateral de Siria,  la Casa Blanca giró el timón de sus blindados para dirigirlos, no fuera de una nación en la que sus tropas se han establecido de forma totalmente ilegal, sino hacia sus codiciados campos petroleros con el objeto de “custodiarlos”.

Sencilla y llanamente una decisión que redobla el injerencismo y la agresividad contra el pueblo sirio, que junto a la presencia no deseada de militares foráneos, ahora debería aceptar un impuesto control norteamericano sobre los yacimientos de su principal recurso natural.

Si ello no es una violación flagrante, sucia e inadmisible de todas las leyes y normas internacionales vigentes hasta hoy, entonces más vale olvidarnos para siempre del equilibrio, la equidad y la decencia a escala global  y colocarlas en el cesto de lo inútil.

Sería bueno preguntarle a la Oficina Oval que haría y cómo reaccionaría si mañana ejércitos extranjeros tomaran los campos petroleros de Texas (por demás, territorio robado a México por los Estados Unidos en el siglo diecinueve) para realizar labores de “custodia” de la riqueza en hidrocarburos que allí yace.

No obstante, en todo esto una cosa suele pensar el beodo y otro el barman, y en lo que concierne a Trump no debe imaginar por un momento que su nuevo lance en Siria es “cosa hecha.”

Recientes informaciones indican, por ejemplo, que en un rápido y contundente movimiento, el Ejército Sirio se desplazó al noroeste de la provincia de Al–Hasaka, sobre la frontera con Iraq, para ejecutar la recuperación de la zona petrolera de Al Rumilan, poseedora de dos tercios de las reservas sirias de hidrocarburo, y consolidar la defensa de la integridad nacional, en una respuesta directa y contundente de a quien corresponde la legítima vigilancia sobre los recursos naturales de una nación independiente.

Por demás, agencia de prensa radicadas en Damasco se hicieron eco de las declaraciones de grupos que dentro de las tituladas Fuerzas Democráticas Sirias, integradas por combatientes kurdos, rechazaron la rapiña de Trump con respecto al petróleo nacional y manifestaron su disposición a aliarse al Ejército del país para defenderlo de toda ocupación foránea.

Mientras, y también a pesar de Washington, desde fines del pasado mes trabaja en Ginebra una comisión mixta siria dedicada a negociar la renovación constitucional en el país y allanar la vía para la reconciliación política interna.

 Esa mesa, impulsada por Damasco y sus aliados en la batalla contra la agresión hegemónico-terrorista, debe, al decir del gobierno legítimo encabezado por Bashar El Assad, responder absolutamente a los intereses fundamentales del país y de su pueblo, y no convertirse en reflejo de ningún criterio intervencionista insuflado desde el exterior por aquellos que planearon y  desataron la guerra que asola a la nación desde hace casi una década.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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