El proceso de recuperación para reiniciar en breve las operaciones de procesamiento del crudo, comenzó en la venezolana refinería de Amuay, tras la extinción de los incendios provocados por el grave accidente registrado el pasado sábado.
Una fuga de gas en la zona 23 de almacenamiento de la refinería provocó en horas de la madrugada de ese día una fuerte explosión, que ocasionó graves daños materiales y un total de 41 personas fallecidas y más de 80 heridos.
Como consecuencia, se incendiaron tres tanques de nafta catalítica situados en el entorno cercano, con una capacidad de almacenamiento de 260 mil barriles cada uno, cuya total extinción concluyó este martes.
El origen de esta refinería se remonta a la década de los años 40 del siglo pasado, cuando el presidente de entonces, el general Isaías Medina Angarita, promulgó en 1943 una Ley de Hidrocarburos que obligó a las transnacionales petroleras a refinar en Venezuela el crudo producido en el país.
A partir de ese antecedente, en 1947 la estadounidense Creole Petroleum Corporation, entonces filial de la Standard Oil of New Jersey (actual ExxonMobil), inició las obras de construcción y el 3 de enero de 1950 inauguró la Refinería de Amuay, con una capacidad inicial para procesar 60 mil barriles diarios de petróleo.
El nombre de la nueva industria fue tomado del lugar donde fue edificada, en Amuay, un pequeño pueblo de pescadores ubicado en el municipio Los Taques, en la Península de Paraguaná, en el noroccidental estado Falcón.
Luego de sucesivas ampliaciones, la refinería de Amuay alcanzó en 1974 una capacidad de refinación de 670 mil barriles diarios de hidrocarburos y estaba ubicada entre las cinco mayores del mundo.
A finales de ese año el gobierno venezolano aprobó el decreto de nacionalización de la industria petrolera y la refinería de Amuay pasó a manos del Estado, y el 1 de enero de 1976 comenzó a ser operada por la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
En los años sucesivos, se le introdujeron numerosas modificaciones dirigidas a aumentar la producción y fue ampliada con la creación de nuevas plantas para el procesamiento de diversas variedades de combustibles, lubricantes y aditivos.
En 1997 fue fusionada con Cardón, otra refinería ubicada también en la península de Paraguaná, y con la de Bajo Grande, del vecino estado Zulia, para dar nacimiento al Centro de Refinación de Paraguaná (CRP), que para esa época agrupaba el 71 por ciento de la capacidad del país y es hoy el mayor del planeta.
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