Como ya adelantaban las encuestas, el actual primer ministro británico fue apuntalado en su cargo en las elecciones del pasado jueves doce, que además le otorgaron una mayoría parlamentaria absoluta como para poner en marcha en un breve lapso la controvertida separación británica de la Unión Europea.
Los comicios otorgaron a los Conservadores 362 escaños de los 650 en disputa, mientras que su más cercano seguidor, el Partido Laborista encabezado por Jeremy Corbyn, descendió en ocho por ciento de preferencia.
Precisamente, Corbyn dijo al conocerse el conteo que el resultado “es decepcionante” para su agrupación política, y precisó que la avalancha mediática colocó el tema del Brexit por encima de los ofrecimientos sociales de su partido, lo que impulsó la victoria conservadora.
Por su parte Johnson, que todo indica pretende acelerar la concreción del divorcio con el resto de Europa para inicios del inminente nuevo año si le fuese posible, dijo al confirmarse su triunfo que “ejecutar el Brexit es ahora un mandato irrefutable e innegable de los británicos”.
Estos resultados acaban con “las miserables amenazas de un segundo referendo”, precisó en alusión a las intenciones laboristas de promover una nueva consulta de haber logrado un peso parlamentario decisivo.
En Washington, mientras tanto, el presidente Donald Trump se apresuró a celebrar el espaldarazo a quien muchos califican como su “gemelo británico”, y precisó que luego de la salida de Gran Bretaña de la UE será posible establecer “muy buenos negocios” bilaterales con Londres.
De todas maneras, concretar el Brexit y proceder a su aplicación no parece que será un camino sobre pétalos de rosa para el hoy eufórico primer ministro.
Así, mientras el conservadurismo adelantaba poder de decisión en el legislativo, otras fuerzas no precisamente simpáticas y bien llevadas con el actual gobierno sumaban importantes pasos de avance.
Una de ellas, el Partido Nacional Escocés, de gobierno, obtuvo un muy buen resultado en las elecciones de este jueves al lograr cincuenta escaños parlamentarios en Londres.
Al valorar ese avance, la primera ministra de esa región y líder de la agrupación independentista calificó la jornada de “excepcional” para su partido, y confirmó que “hemos mandado un mensaje muy claro de que no queremos un gobierno conservador con Boris Johnson al frente”, y que el primer ministro “no tiene autoridad para sacar a Escocia de la Unión Europea”.
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El resultado, añadió la titular, es también un claro respaldo a que Escocia “tenga voz sobre su propio futuro en otro referéndum para la independencia”.
Por otra parte, los partidos nacionalistas de Irlanda del Norte, opuestos al Brexit, conquistaron por primera vez más representación en el parlamento nacional “que las fuerzas unionistas, probritánicas y partidarias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea”, según rezan medios de prensa.
Con relación a Irlanda, la aplicación del Brexit es un tema espinoso que incluso crea dudas entre los que suscriben el control británico en el Norte.
Se trata de que, con la salida británica de la UE, pueden crearse profundas trabas aduanales de carácter muy perjudicial en la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, pues la segunda seguiría siendo miembro del pacto regional.
Ello implica un diferendo indeseable teniendo en cuenta que un flujo comercial dinámico como hasta ahora resulta clave para ambas economías, altamente conectadas, y para el proceso de paz en la isla.
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