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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Un asunto muy feo

La ONU propone una conferencia nacional en Libia a inicios del 2019, para promover elecciones y normalidad...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 17/11/2018
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Libia
Un nuevo intento por estabilizar el país norafricano se produjo en Palermo los días 13 y 14 de noviembre.

Cuando en el 2011 Estados Unidos y sus socios atacaron Libia, este país estaba clasificado como el de mayor renta per cápita y superior índice de desarrollo humano de toda África y el mundo árabe, incluso por encima de Arabia Saudí. Ese status lo alcanzaron en apenas medio siglo, pues en 1959 figuraba entre las naciones más pobres del orbe.

Los injustificados bombardeos y el asesinado de Muamar al Gadafi —quien con todos los defectos que se le atribuyen indujo el progreso del país usando los recursos naturales en beneficio de la ciudadanía, y tuvo el mérito de unir voluntades muy diversas— provocaron el descalabro de casi todo lo avanzado en 50 años.

Al cabo de los últimos siete, Libia sufrió pérdidas en su PIB calculadas en más de 200 000 millones de dólares. El desorden total, disputas y fraccionamientos deben avergonzar a los propiciadores de ese caos, pero aún nadie hizo el correspondiente mea culpa (excepto el apocado alegato de Barack Obama al decir que fue un error no prever “el día después” de los ataques). Y como la realidad siempre termina imponiéndose, eso supone lesiones también para las grandes empresas europeas, antes beneficiadas con el petróleo libio.

Bajo el influjo de algunos gobiernos (incluidos los de países culpables del desastre), Naciones Unidas emprendió varias diligencias para instalar un gobierno donde con ese carácter funcionan dos, por momentos tres —depende del movedizo entorno— y ha involucionado la concordia entre tribus rivales con huestes armadas y diferencias sin cuento.

Recordemos: hay una administración oficial instalada en Trípoli. Esa fue nominada legal por la ONU (Marruecos, 2015) con Fayez al-Sarraj al frente, pero con un gabinete sin las garantías del que funciona en Tobruk, sostenido por un fuerte apoyo militar, manejado por el mariscal Jalifa Haftar, un gadafista reclutado por la CIA y en la actualidad sosteniendo el poder organizado en la Cirenaica. Ese control sobre el este de Libia garantiza una zona de seguridad que protege a Egipto del fundamentalismo islamista. Ello explica, afirman varias fuentes, el favor del presidente Al Sisi, quien estuvo entre las personalidades reunidas en Palermo los días 13 y 14 de noviembre, en un nuevo intento por estabilizar el país norafricano.

Al final, no hubo un documento conjunto ni acuerdos sugiriendo un avance de los tratos, excepto el hecho de no existir negativa al propósito de concordar fórmulas, como la propuesta por el libanés Ghassan Salamé, representante especial de la ONU en Libia, y quien promueve una conferencia interna entre las facciones en pugna o promover el interés social para hacer posible elecciones durante el mismo 2019, pues, estiman, esos comicios pueden zanjar las actuales diferencias.

Enmanuel Macron, en cita que organizó en mayo pasado, propuso un proyecto parecido, cancelado a los postres por no encontrar suficiente eco o voluntad entre los concernidos. Nicolas Sarkozi (juzgado por recibir un millonario aporte de Gadafi para su campaña) tuvo un desempeño prominente en los ataques contra su antiguo benefactor. Ese tampoco pensó en la destrucción al día siguiente, pues se afectaron los intereses galos en Libia, y Macron, buscando recuperarlos (pozos de excelente hidrocarburo en el Golfo de Sirte, entre otros) participa de los afanes diplomáticos en curso, pero parecen no ser los mismos de Italia, otro actor relevante en el tema y, debido a ello, propiciador del encuentro al cual nos estamos refiriendo en estas estimaciones.

Una reunión cara a cara en Palermo entre Jalifa Haftar y el primer ministro, Fayez al-Sarraj, fue el postre logrado por los organizadores, encabezados por el jefe del gobierno, Giuseppe Conte. Italia tuvo vínculos coloniales con Libia (1911-1947) y relaciones privilegiadas en distintas etapas. Recibía el 25% del combustible del ahora perturbado territorio y sostenía amplios vínculos comerciales con ella. Son intereses extensos, sobre todo en la esfera petrolera.

Los libios no logran sobrepasar el 10 % de la extracción del crudo y existe una intensa pugna entre las opciones de la ENI italiana, la estatal National Oil Corporation y los aliados del omnipresente Haftar, empeñados, al contrario, en afincar su propia empresa en esa esfera y para ello actúan contra las restantes.

Ese ejemplo ofrece un pequeño retrato, apenas un ángulo, de los asuntos que adentro o desde fuera se enlazan en el laberinto mayor de una sociedad inmersa en transcursos muy destructivos.

Fuera de las tramas energéticas o mercantiles, Roma busca estabilidad en Libia también para soslayar el movimiento migratorio que fluye desde allí hacia las costas de la Península. En la era Gadafi estaba bajo control ese trágico tránsito a través del Mediterráneo, que enfrenta y desencaja a Europa en acaloradas discrepancias.

“La situación de Libia no es fácil porque desafortunadamente está todavía ligada a los dramáticos eventos de 2011 (derrocamiento y asesinato de Gadafi), ejecutados por nuestros socios de Estados Unidos y Europa…”, consideró el primer ministro ruso Dmitry Medvedev, participante en la conferencia, donde además expuso: “Todos los sectores de Libia tienen que llegar a un compromiso porque de lo contrario la situación explotará de nuevo. Estamos decididos a hacer todo lo posible para garantizar una paz duradera en Libia y evitarle a otros países este trágico destino”. El dirigente ruso dejó expuesto el compromiso de su país a “participar en la reconstrucción de la economía y el mejoramiento de las condiciones sociales de Libia”.

Los organizadores y participantes de la cita (jefes de Estado y ministros de 30 países, más representantes de la Unión Europea, la ONU, y el Banco Mundial) mostraron prudente optimismo sobre el resultado de esta cita, de la cual salen menos esperanzados los observadores habituales, sopesando fracasos anteriores movidos por los enormes obstáculos a vencer antes de conseguir una relativa normalidad y añadidos espeluznantes, como es el ingreso de facciones islámicas radicales que aprovechan la anarquía existente para hacerse nido. Tal el laberíntico galimatías en que está sumergido un sitio donde hubo prosperidad y avenencias ahora perdidas.


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales

Se han publicado 1 comentarios


senelio ceballos
 19/11/18 1:09

Saludos Lic.Elsa.......HACE como un anno atras me he leido un librito........LA GUERRA CERO [O] como ensayo a la I  y la II G.MUNDIAL escrito por un grupo cientifico-historicos .......Estas intrigas politiqueras de palacios y  jefes de estado...ME  recuerda este caso de LIBIA expuesto por ud hoy.......  Los grandes resuelven en  su forum y palacios los destinos de los chiquitos!!!!...PASO  en aquella guerra ...CERO...muy poco conocida en el mundo occidental, les dire  que no fueron pocos los muertos  solo en la batall por ocupar el rio NIEPER  la coalision [ turquia, anglia , francia y dania ] perdieron mas de 8 mil muertos y rusia mas de 10 mil soldados y oficiales muertos.........ESO PASO en nuestra crisis de octubre , hoy en Siria y mannana pasara con los libios.....se la vid!!!   Exitos  y aqui ya la nieve a la rodilla..frioooo  CARAJO!!!

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