Ocurrió a fines del pasado abril, seguramente en las horas en que el presidente ya había “puesto las cosas en orden” con relación al inminente nuevo y fallido golpe de estado en Venezuela, la entrada en vigor de los capítulos III y IV de la ley Helms Burton, y el cese de las exenciones a países que compran crudo a Irán.
Estaba entonces exaltado ese 26 de abril y pletórico su bulto mímico. No era para menos. Ocupaba la tribuna del encuentro anual de la Asociación Nacional del Rifle, NRA, con sede esta vez en Indianapolis, una reaccionaria entidad de presión que donó 30 millones de dólares a su campaña electoral en 2016, y a la cual prometió que "nunca decepcionará" mientras estuviese al frente de la Casa Blanca.
Y en consonancia, fue a darles una muy buena noticia a aquellos que abogan por arsenales particulares, aun cuando “de vez en vez” ello implique alguna que otra matanza de escolares, de clientes de supermercados, de asistentes a conciertos musicales, o de quienes simplemente transiten sin saberlo bajo la ávida mira de algún adepto al gatillo alegre.
“Nunca les defraudaré” (¡son treinta millones de dólares!) y por tanto el auditorio aulló de gusto cuando el presidente les mostró una “resolución firmada por su excelsa manopla” en la que informa de su propósito de “revocar el estatus de su país como integrante del Tratado de la ONU sobre Comercio de Armas Convencionales, suscrito por más de cien naciones y que regula el intercambio global de armamento, municiones y aviones y buques de combate.”
El argumento es simple y directo: "Bajo mi Administración, espetó Donald Trump, nunca entregaremos la soberanía estadounidense a nadie. Viviremos bajo leyes estadounidenses, no leyes de países extranjeros".
En pocas palabras (conjeturamos nosotros que corría por la mente de orador y escuchas) “podemos seguir matándonos alegremente unos a otros y facilitando las masacres en otros patios del planeta, porque eso es parte de nuestras virtudes y prerrogativas como seres escogidos por el Cielo para llenar de progreso, democracia, disciplina y orden a un universo satánico colmado de incapaces y burdos que debemos civilizar a como de lugar. Es, sencillamente, lo bueno, lo perfecto, lo ideal, y lo que nos complace a los americanos, tan amigos de hacer lo que les venga en ganas con una pistola, un fusil, un lanzacohetes portátil, o una buena carga de explosivos en ristre. ¿Los muertos? ¿La destrucción? Pues bueno, siempre puede haberlos cuando del uso masivo de armas se trata…pero debemos asumirlos apenas como riesgos inevitables.”
Así, según el jefe de la Casa Blanca, la ONU recibirá en breve la notificación de la decisión presidencial, mientras que al Congreso le será remitida la ordenanza correspondiente para que deponga el ya prolongado análisis del tratado de marras, que obra en su poder desde 2013 y que aún no ha ratificado. “Una vez en mis manos –aseveró un Trump de aires solmenes- me deshago de él”.
El acuerdo internacional sobre el Comercio de Armas Convencionales fue suscrito por Washington bajo el gobierno de Barack Obama y enviado al legislativo, que lo ha tenido consigo por seis años sin adoptar decisión alguna. Ahora el magnate inmobiliario devenido presidente precisó que “revocaremos la firma de Estados Unidos de este tratado tan profundamente equivocado. Vamos a retirarnos".
En consecuencia, y gracias a la Administración y sus socios de la NRA, seguiremos recibiendo, como viene sucediendo desde siempre, las noticias de nuevos y masivos asesinatos en cualquier ciudad o condado norteamericano, junto a las estadísticas de muerte y destrucción en aquellos puntos del mundo donde esa “recta y proverbialmente justiciera” primera potencia capitalista desembarca sus cargas de pertrechos y artilugios militares como parte de su sacrosanta misión civilizadora global…y Amén
¡Ah, un simple recordatorio! Desde su llegada a la Casa Blanca el señor presidente ha promovido la salida de los Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, del de París sobre el cambio climático, y del tratado INF que comprometía a Washington y Moscú a eliminar buena parte de sus misiles nucleares y convencionales de corto y mediano alcance.
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