Si un deporte en Cuba ha luchado y vencido al mar, las carencias, la tecnología y las lesiones ese es el ciclismo, que por estos días retomó, más con voluntad que con recursos físicos, las Copas Cuba de pista, que en la década de los 90 del siglo pasado llegó a agrupar en el velódromo “Reinaldo Paseiro” a lo mejor del continente.
Para la cita actual, cinco naciones con más de 70 pedalistas se inscribieron y pagaron todos sus gastos, lideradas por las selecciones principales de Venezuela, México, Guatemala, Ecuador y Trinidad y Tobago. Estos países vinieron a La Habana no solo para calentar las piernas, sino en busca de puntos para el ranking continental, que les permita, luego, asistir a las tres fases de Copa del Mundo previstas entre noviembre de 2013 y enero de 2014.
En el caso de las figuras cubanas, tras poco más de 20 días de entrenamiento luego de unas merecidas vacaciones de verano, el evento ha sido muy duro, pues delante de su público —con la bendición además de las transmisiones televisivas— a nadie le gusta quedar mal, tal y como comentara en exclusiva Lisandra Guerra, autora de dos de los cuatro títulos que archiva Cuba después de haberse disputado ocho pruebas.
La multimedallista mundial y panamericana de la velocidad se impuso sin susto en su evento preferido, los 500 metros contrarreloj y, minutos más tarde, lo hizo en la velocidad por equipos junto a Laura Arias, en tanto le quedan dos opciones más en la velocidad individual y el keirin, en la que tendrá como principales rivales a las mexicanas Daniela Gaxiola y Franny Fong.
Los otros dos cetros para el ciclismo nacional quedaron también en resguardo femenino. Uno correspondió al equipo de persecución, conformado por Marlies Mejías, Yumari González, Yudelmis Domínguez y Arlenis Sierra. Ellas estrenaron una formación de cuatro corredoras, pues desde esta temporada serán cuatro kilómetros y no tres como era antes. La segunda medalla la ganó Sierra, reina de la carrera por puntos, con 63 unidades.
Los visitantes más fuertes, tal y como se esperaba, han resultado los venezolanos, capaces de dominar en tres pruebas: la persecución varonil y el scratch para ambos sexos con Yenifer César y Máximo Rojas; mientras, México marcó la cruz de las coronas con la victoria en la velocidad por equipos para hombres.
Más allá de los premios que faltan por disputar, la Copa Cuba de ciclismo va resultando espacio ideal para ver cómo Arnold Alcolea, bicampeón de las Vueltas a Cuba, gana espacio y experiencia en la pista con buenas demostraciones en las carreras de grupo; mientras las experimentadas Yumari González y Yudelmis Domínguez comienzan a ponerse en forma para su participación en las venideras Copas del Mundo.
La gran ausente-presente —anda en las gradas del velódromo todos estos días— es la subcampeona olímpica Yoanka González, quien retomó los entrenamientos tras su período de maternidad, pero decidió no competir por considerar que aún no está lista para el nivel internacional del certamen.
Según comentó el comisionado nacional, Héctor Ruiz, este renacer de la lid más importante de las bielas y los pedales en el velódromo cubano —no es de 250 metros ni bajo techo, sino de 333 y al aire libre, como originalmente se construían—, debe permitir en el futuro una fuerte confrontación entre más países de América de cara a sus principales compromisos, dígase, Juegos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos o Copas del Mundo.
El ciclismo cubano sigue respirando aire fresco, y no solo por la cercanía con el mar al este de La Habana, sino por la calidad que sale de esas mujeres y hombres que, en la primera jornada del 2 de octubre, le dedicaron los primeros minutos al recuerdo de quien fuera una bujía eterna de este deporte: Sergio Pipían Martínez, fallecido hace 34 años, en un accidente automovilístico.
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