Como era de esperar, los ataques personales y el intentar demostrar la incapacidad del contrario, comienzan a ser “los asuntos básicos” a tratar por los virtuales candidatos demócrata y republicano a las elecciones presidenciales norteamericanas de fines de año.
Así, el actual mandatario Barack Obama y su grupo de apoyo han hecho énfasis en los últimos tiempos en los orígenes y dudosos vaivenes del aspirante republicano Mitt Romney, en especial en sus maniobras como dirigente de la empresa de inversiones de riesgo Bain Capital.
Según los oponentes de Romney, este mintió al afirmar haber dejado la dirección de esa firma en 1999, cuando en realidad se mantuvo al frente de las operaciones financieras hasta el 2002, cuando capitalizaba todas las acciones.
Lo llamativo, significaron los voceros demócratas, es que precisamente entre 1999 y 2002 tuvieron lugar grandes despidos a cuenta de la Bain Capital, lo que ha servido para poner en la picota las aseveraciones de Romney de que posee todas las cualidades para solucionar el problema del desempleo en los Estados Unidos, que hoy afecta a más del ocho por ciento de la fuerza de trabajo del país.
Por su parte, del lado republicano, los disparos se concentran en la pretendida incapacidad del actual gobierno para encaminar la economía norteamericana, en un juicio que obvia el hecho de que la actual y prolongada crisis estalló precisamente bajo el gobierno del díscolo George W. Bush, y que la gran culpa de Obama ha sido, lejos de innovar, aplicar a pie juntillas las elitistas recetas diseñadas por su predecesor, dirigidas a salvar en primera instancia a los propios promotores del caos, identificados por ambos partidos como “los pilares del sistema”.
Por añadidura, están pesando también en el forcejeo los asuntos migratorios, sobre todo en la lucha por conquistar un voto hispano de creciente peso en la política nacional.
De hecho Obama, acusado de demagógico por Romney, solicitó hace un tiempo un trato especial para los jóvenes inmigrantes con más de cinco años de presencia en el país, siempre que acrediten buena conducta o estar incorporados a programas de estudio, aunque no es menos cierto que en 2011 los servicios fronterizos estadounidenses deportaron a casi 400 mil indocumentados, la cifra más alta en la historia nacional.
Al fin y al cabo, según analistas del sitio web Hispanidad.com, las nuevas elecciones presidenciales norteamericanas no son más que la lid entre un elitista presuntamente liberal, en este caso Barack Obama, y un elitista financiero, caracterizado por Mitt Romney.
En pocas palabras, se trata del duelo entre alguien que gusta dárselas de abierto, comprensivo, e inclinado a la filantropía, y otro personaje que no puede huir del rictus frío y calculador del “hombre rico”, aún cuando ambos tienen en común su lejanía del hombre de la calle y el hecho de estimar que conocen lo que es mejor para “los de abajo”.
Miguel Flores
30/10/12 13:41
Muy interesante y constructivo este artículo. Gracias por este aporte y un afectuoso saludo desde Guatemala
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