“Sentarse a esperar la muerte del adversario anunciándola una y otra vez como voceros de funeraria, es humanamente poco ético, periodísticamente de escasa credibilidad y políticamente implica una confesión pública de su propio fracaso”, ha escrito en su blog el periodista de la BBC, Fernando Ravsberg, a propósito del más reciente rumor, surgido en la red social Twitter y amplificado por algunos medios, anunciando la enésima muerte de Fidel.
Como han demostrado varios análisis —publicados en el blog La pupila insomne y en Cubadebate— se trató de una operación originada por el empleo de robots en Twitter, un número muy pequeño de usuarios —apenas 50, reconoce la agencia AP— y la precipitada colocación, contra toda lógica algorítmica, de una etiqueta con el nombre del líder de la Revolución cubana entre los “temas del momento” en la red social.
La relación del Departamento de Estado con Twitter para el empleo subversivo de esa red social —reconocido a propósito del envío masivo de mensajes durante la llamada “Revolución verde“ en Irán— y el hecho de que Estados Unidos dedique un presupuesto al “cambio de régimen” en Cuba con el empleo de Internet, es algo que no han querido mencionar en este caso los medios de prensa occidentales, que han preferido centrarse en lo anecdótico más que en las causas reales de que un evidente bulo haya llegado a las redacciones de los grandes medios.
La relación entre la salud del líder cubano y una intervención de Estados Unidos en Cuba no es algo traído por los pelos, sino una piedra de toque en la estrategia para derrocar al gobierno de la Isla.
En agosto de 2006 —justamente cuando acababa de difundirse la proclama en que Fidel anunciaba la delegación de sus responsabilidades, debido a un grave deterioro de su salud— un diplomático norteamericano en la Isla encargó un manifiesto para un “levantamiento popular” en La Habana.
El documento fue impreso y distribuido desde la Sección de Intereses de EE.UU. en la capital cubana, según mostraron imágenes de la serie Las razones de Cuba que también recogieron el momento en que el encargado de encabezar la protesta, que debía terminar provocando la intervención norteamericana, se introducía con su familia en la residencia de un diplomático estadounidense la víspera del día en que ocurriría el “levantamiento”.
El encargado de redactar el manifiesto era en realidad el agente Daniel, de los Órganos de la Seguridad Cubana, y ello permitió documentar toda la operación, pero esas revelaciones publicadas en abril del pasado año, como los robots tras el bulo de este 2 de enero en Twitter, nunca llegaron a los grandes medios.
La creación de una situación convulsa en Cuba, que genere una escalada de violencia incontrolable para abrir las puertas a una condena internacional y justificar así la intervención militar encabezada por EE.UU., es un objetivo permanente de la política norteamericana hacia la Isla.
Para ello hay emisoras de radio y TV financiadas por el gobierno de Washington, “disidentes” con la tecnología necesaria para reportar desde el terreno y grandes medios de comunicación dispuestos a hacerse eco.
Sólo falta la noticia que sirva de detonante y para ello se inventan los bulos que se estrellan uno tras otro contra este “país de paradojas” —como lo llama Ravsberg— cuya realidad no cree en robots, ya sean de carne y hueso, como los que paga la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, o virtuales, como los que crearon el falso rumor de la enésima muerte de Fidel.
Cuba no cree en robots
¿Qué objetivo persiguen las noticias fraudulentas sobre la Isla?
5 comentarios
592 votos
Laura
8/1/12 13:57
El record Guiness incorporó a Fidel como el hombre que más intento de atentados le han hecho.
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