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miércoles, 6 de noviembre de 2024

"Plan contra plan", nos diría Martí

El performance de la rosa blanca en la mano, por esa pasarela que es la Rampa del Vedado habanero, hace palidecer al genio de Félix B. Caignet...

Félix A. López en Exclusivo 12/11/2021
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Juego de Ajedrez
De los comunicados enérgicos de las primeras semanas llegamos a una declaración reflexiva, de la guapería al calambre.

Yo también me he leído despacio la "Declaración" de quien convocó a la marcha del 15N y después de semanas de organización, partes, avisos y juramentos la reduce a una caminata en solitario. No lo dice —pero me queda claro—, que se baja del tren, que le quita el pecho a la primera fila y renuncia, por ahora, a un liderazgo opositor que llenó a muchos de esperanzas, sobre todo en el aguerrido ejército libertador de las redes sociales y las peñas de Hialeah.

El performance de la rosa blanca en la mano, por esa pasarela que es la Rampa del Vedado habanero, hace palidecer al genio de Félix B. Caignet. Durante días hemos asistido a un reality en el que debemos reconocer la innegable calidad de la academia cubana en la formación del dramaturgo. Pero la obra se ha venido abajo. De los comunicados enérgicos de las primeras semanas llegamos a una declaración reflexiva, aunque no exenta de falsedades y lugares comunes. De la guapería al calambre.

De esta puesta en escena, pretenciosa de reeditar la explosión popular del 11J, se desprenden unas lecturas necesarias:

1. Muchísimas de las demandas, motivaciones o reclamos que esgrime el astuto líder de Archipiélago en su grupo de Facebook son similares a las que puede tener cualquier militante comunista en un barrio cubano. Listar las insatisfacciones de la gente, asociadas a las carencias materiales, la desidia gubernamental, la lentitud en la solución de los problemas acumulados, el deterioro de la calidad de vida y la proliferación de zonas de pobreza, y accionar para cambiar esa realidad debería ser un punto común de unión para todos los cubanos patriotas. Pero esa confluencia pasa por reconocer que todos habitan el mismo país sitiado, durante más de seis décadas, por una potencia extranjera.

2. Si el organizador de la protesta del 15N (que dice tener como motivación todo lo que enumero en el punto anterior) ha sido captado, entrenado y alentado para subvertir el orden constitucional se jodió su plan y fracasó la obra. En Cuba es así y ustedes lo saben. Por mucho que lo quiera minimizar la maquinaria de medios enfocados en el activismo anticubano, la historia del líder del 15N terminó cuando se mostraron las pruebas de su animada charla con el terrorista Ramón Saúl Sánchez, su reunión con un agente de inteligencia estadounidense (especialista en promover revueltas populares) y toda la saga tras los cursos en Argentina y España. Si todavía alguien duda los invito a revisar los últimos hilos en el twitter de Laura Tedesco (@lauractedesco), la académica que viajó a la Habana con visa de turista a reclutar agentes de cambio. Quiere aclarar, pero todo lo oscurece.

3. Era de esperar que el gobierno de Estados Unidos lo apostaría todo al líder de la protesta del 15N. Los voceros oficiales declararon que la política de Biden respecto a Cuba (la que prometió en su campaña electoral) había cambiado a raíz del 11J. Todo en función de la revuelta popular, porque eso es lo que legitima el discurso de Cuba como estado fallido, el socialismo como fracaso y los jóvenes rebeldes como agentes del cambio. Para apoyarlos amenazan con nuevas medidas, además de las 240 que heredaron de Trump y que aplicaron sin misericordia y con oportunismo en medio de la crisis humanitaria de la pandemia. Ese apoyo, indigno, es el puntillazo que no se puede permitir ningún opositor cubano que presume de independiente y no-anexionista.

4. Quienes acusan al gobierno cubano de dictadura deberán reconocerle su experticia en el desmontaje del agente de cambio. No existe en la historia de Cuba (y mira que se ha intentado) un solo líder opositor exitoso apoyado por la maquinaria política estadounidense y mayamera. Basta con un coqueteo, un dejarse querer o un prestarse a cobrar y ahí mismo quedará diluida su credibilidad y su reputación ante las mayorías. La única oposición auténtica y creíble será la que sea capaz de interpretar el papel jugado por los Estados Unidos en la historia de Cuba, desde el Maine hasta el 15N. Los líderes, además de inteligencia, cultura, empatía y ética necesitan de olfato político. Las actitudes carroñeras son imperdonables.

5. En su «Declaración» el artífice de la pretendida protesta del 15N se refiere a quienes no lo siguen como «segmentos del pueblo que todavía controla» el gobierno. Otro error repetido en los medios de activismo y propaganda subversiva que hablan en nombre del pueblo y hasta en la carta de los políticos e intelectuales que apoyan la rebelión en nombre de los cubanos. Señores, un segmento no mantiene a ningún gobierno en el poder. Sean serios y reconozcan que existe una mayoría —e incluso sectores molestos con la realidad del país— que no secundan ningún plan que no sea el de preservar la soberanía de Cuba.

6. Antes de que alguien se me lance a la yugular con el zarpazo de que «la soberanía no se come», blindo estas reflexiones con la certeza de que el problema no es el dramaturgo ni el 15N, sino los vecinos que el 16N amanecerán en el mismo lugar y con los mismos planes. Nada promete que esa realidad se transformará, por lo que es más imperioso que nunca que cambiemos nosotros. No puede haber ningún otro plan que construir un país atractivo para los jóvenes, una economía que garantice soberanía alimentaria, una nación donde toda la solidaridad que nos ha hecho grandes se vuelque hacia los compatriotas que lo necesitan. No nos dejemos arrebatar el «con todos y para el bien de todos» de José Martí, que es el más hermoso proyecto de país. Ojalá que el 16N despertemos unidos en ese objetivo.

7. Por último, no nos mareemos con este desenlace. El intento de reedición de la protesta popular del 11J no muere con la desactivación del 15N. Mañana podrá emerger una manifestación legítima de cubanos que exigen perfeccionar el socialismo o para pedir que un funcionario impopular e ineficiente sea destituido de un cargo público. Esos reclamos pueden venir de gente revolucionaria o no, pero que no se presta a servir a una potencia extranjera, que no va a cursos de formación de agentes de cambio y que no tiene detrás a la morralla mediática. Esa manifestación popular, con todas las garantías democráticas y gubernamentales, sería el mejor ejemplo para quienes hoy han querido pasarnos gatos por liebres. (Tomado del Perfil de Facebook)


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Félix A. López


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