"Sin el ánimo de ofender a mis colegas latinoamericanos y menos aún al presidente (colombiano) Juan Manuel Santos, a quien no queremos crearle ningún problema como anfitrión de esa cumbre, tenemos miedo que nuestros pueblos se cansen de que sus presidentes estén en cumbres y ellos en tantos abismos", ha dicho el presidente ecuatoriano Rafael Correa a propósito de la Cumbre de las Américas que se efectuará los próximos 14 y 15 de abril en Cartagena de Indias, Colombia.
Desde Ankara, Turquía, donde realiza una visita oficial, el líder ecuatoriano, planteó que en esos escenarios "no se tratan problemas fundamentales... de Nuestra América, los dos ejemplos más relevantes de esos problemas: el bloqueo a Cuba que lleva 50 años y rompe todos los principios del derecho interamericano y del derecho internacional y la inadmisible, inaceptable colonización por parte de Inglaterra de las islas Malvinas... colonialismo en nuestra América, pero en pleno siglo XXI"
Correa planteó que "tendremos que analizar si asistimos, si seguimos asistiendo a esa clase de cumbres donde no se tratan problemas fundamentales de nuestra América, sino decir lo políticamente correcto en función de lo establecido, para eso no nos vamos a prestar" y puso el dedo en la yaga al señalar: "¿Cuál es el problema? Esa cumbre no cuenta con Cuba, que es un estado americano... ¿Por qué no participa Cuba? Por un boicot de Estados Unidos"
Y es que EE.UU. tiene un grave problema. A pesar de las sonoras declaraciones del vicepresidente norteamericano, Joe Biden, y varios altos funcionarios del Departamento de Estado planteando la exclusión de Cuba del evento que se efectuará en Colombia, son mayoría las voces que en el continente se han pronunciado porque la de Cartagena sea la última reunión de este tipo sin la presencia de la mayor de las Antillas. Desde los países que -como Ecuador- son miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) hasta gobiernos tan influyentes en la región como los de Brasil y Argentina, pasando por un aliado militar, económico y político de Washington como la propia Colombia, se han pronunciado en este sentido.
Es que los tiempos han cambiado. En otra época, Cuba, por decir cosas como la que ha dicho Correa e intentar actuar para transformar esa situación, fue aislada en el continente por el máximo interesado en que no se escuchen las voces los pueblos de América: Estados Unidos. Ahora, Washington debe responder ante legítimos representantes de las naciones latinoamericanas por sus políticas hipócritas y excluyentes.
Como casi siempre, los medios están lejos de las esencias. Se entretienen en pronosticar si el presidente Rafael Correa y los países del ALBA asistirán o no a la Cumbre de las Américas. Pero lo que está en discusión ahora mismo no es una reunión, sino cómo se sienta, de la manera más efectiva, en el banquillo de los acusados a quienes llevan mucho tiempo empujando hacia el abismo a los pueblos latinoamericanos, y se acaba con lo que Correa ha descrito como "cumbres con frases clichés, lugares comunes, loas a la democracia -la democracia formal: votar cada cierto tiempo, no la democracia real que significa justicia-(…)" para que entren en ellas lo que el líder ecuatoriano ha descrito como "los problemas fundamentales, ineludibles, impostergables de Nuestra América".
sergio rosales
16/3/12 13:32
Todas las diplomacias latinoamericanas deberian sostener que no es posible que una nación, por mas poderosa que sea, vete la presencia de otra. Quien no desee participar de las cumbres que no asista, pero no puede prohibirse la concurrencia de paises americanos. Todos con Cuba, por una America Latina sin patrones ni amos.
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