Dientes de oro, piercings en lugares impensables del cuerpo, tatuajes de grandes dimensiones, músculos más prominentes, figura esbelta...
Detalles de lo que vemos a diario, fundamentalmente en jóvenes, como parte de la moda que se extiende y se diversifica, atrapa y no suelta. Sin embargo, ¿cuánto de lo que asumimos en nuestros ideales estéticos no perjudica nuestra salud? ¿Cuántos de nosotros piensa en las consecuencias, antes de hacer alguna de estas cosas?
Guiados por el afán de alertar sobre los peligros y promover la reflexión, los doctores y másters en ciencias Ibis González Moreno e Iván García Ávila realizaron una investigación en la que analizan los principales problemas de salud provocados por prácticas del consumo cultural imperante en el mundo actual.
“Con el tiempo, los ideales estéticos de las personas están determinados por factores históricos, sociales y culturales y crean una visión compartida de la realidad a partir de un marco de referencia común y de un consumo generacional. Lo triste es que los cánones de belleza que instaura la industria cultural son aceptados a ciegas, sin que la preocupación por nuestra salud asome, al menos por unos instantes”, explica García Ávila.
A los adolescentes y jóvenes les interesa sobre todo lucir bien, estar en la última, ser aceptados en un grupo social y por ello se adscriben a múltiples tendencias de la moda, riesgosas o no, añade González Moreno. “Vemos piercings en las cejas, en los labios, en la lengua, en el ombligo; tatuajes en los senos, el cuello, la ingle y otras muchas modas que, sin estar en contra de ellas, solo propongo un re-pensar en torno a sus perjuicios, aunque realmente es un gran desafío alcanzar el ideal de una comunidad saludable, propuesta por la Organización Mundial de la Salud, en los marcos de representaciones sociales de salud tan diversos y complejos en el mundo de hoy”.
La tecnología, los medios de comunicación, el mercado, todo ello tributa a soluciones “mágicas”, como las que ofrece la cirugía estética, y al consumo de sustancias farmacológicas como esteroides, para lograr belleza física y potencia sexual, apunta García Ávila. “Conocemos del consumo de Viagra por jóvenes, por ejemplo, o de tristes casos de anorexia nerviosa y bulimia, sobre todo en muchachas. Son ejemplos también del poder de los mitos sociales”.
DAÑOS QUE PUEDEN CAUSAR ALGUNAS DE ESTAS PRÁCTICAS
“Llevar dientes de oro, por ejemplo, no solo muestra una pieza antinatural y no armónica con la dentadura sino que también provoca una alta conductividad térmica, pues el calor puede afectar los tejidos dentarios y la encía. Además, se reporta el desgaste injustificado del tejido dentario, el sobrecontorneado de las coronas clínicas y también relaciones intermaxilares inadecuadas.
“En el caso de los piercings, no son pocos los profesionales de la salud que han asumido casos con complicaciones asociadas a ellos. Este tipo de perforación es muy popular y tiene amplia aceptación pero hay que estar al tanto de sus peligros. Los piercings en la boca, por ejemplo, pueden producir fracturas dentarias múltiples, recesiones periodontales, entre otros”, refiere el doctor.
La reacción liquenoide a la tinta roja del tatuaje, la dermatitis de contacto alérgica y la celulitis polimicrobiana secundaria, son de lo más común producido por un tatuaje, que en no pocos casos, quien lo posee después quiere que le sea retirado, asegura la especialista.
Por si la moda no fuera ya bastante diversa, ha surgido recientemente el interés por exhibir músculos y hasta glúteos más prominentes, mediante la inyección de aceites, añade el galeno. “Por desconocimiento de la anatomía, al inyectar la sustancia pueden comprimir un nervio, una vena o una arteria y causar serias complicaciones de estas estructuras. Además, el músculo afectado, que haya que extirpar, no se regenera y las secuelas son inevitables”.
No se trata de emprender una batalla campal con la moda y sus prácticas, sino de que se conozca lo bueno y lo malo de ella, coinciden los doctores. “Los adolescentes y jóvenes deben dominar este tipo de información para poder elegir, más allá de la pertenencia a un grupo social o de estar a la moda. La salud es lo primero y se debe “jugar” con ambas cosas”, acotan.
Estoy en la última...¿y después?
No son pocos los efectos adversos para nuestra salud de algunas prácticas culturales que asumimos como parte de la moda...
1 comentarios
307 votos
el cojimareño
17/9/13 8:57
Lo primero que hay que plantearse es que en muy pocos espacios se hace alusión a los efectos negativos de estas modas, y si a su uso indiscriminado, y no solo lo imponen los grandes medios de comunicación sino nosotros mismos a través de programas de televisión que todavía estoy tratando de buscarle la parte educativa, y son una fiel copia de lo más kitsch que tanto criticamos. Yo como joven soy amante de la moda como en sus tiempos lo fueron mis padres y mis ancestros, que me enseñaron que estar a la moda no siempre es lucir bien pues a no todos nos asienta de igual manera lo mismo. Quizás hacer en una Mesa Redonda con especialistas del tema, invitar a jóvenes que puedan dar sus opiniones y así analizar los pros y contras. Saludos
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