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viernes, 4 de octubre de 2024

Que este sea un año luminoso

Vivamos intensamente este 2016, el año 58 desde aquel otro enero de definiciones...

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 01/01/2016
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Amanece otro enero. Detrás queda el brindis del 31, el cubo de agua que lanzó a plena calle todo lo malo que trajo el 2015; el muñecón hecho cenizas; el puerco asado con mucho adobo; la maleta vacía con que se caminó la cuadra justo cuando el 2016 marcó su primer segundo. Detrás quedó un año, que como todos, nos definió. Para algunos, un año venturoso; para otros, funesto; habrá quien lo haya pasado sin penas ni glorias; habrá, también, quien lo haya marcado como punto de partida o de retorno.

Amanece el 2016 y ─ amén de creencias, tradiciones, clichés o modas ─ los planes florecen a esta hora como en ninguna otra del año. Habrá quien quiera casarse, graduarse, tener hijos, ser abuelo, comprarse una casa, aprender a manejar, viajar al fin del mundo, encontrarse el amor de la vida o simplemente una buena compañía. Habrá quien diga que es cosa de tontos, que la vida pone y quita a su antojo, sin importar planificaciones. Pero ni siquiera ese, el más práctico del planeta, pasa por alto la trascendencia del año que se va, del que comienza, de ese círculo vicioso con sabor a júbilo que cada doce meses vivimos.

Amanece el primer día del primer mes del año. Detrás quedan las 21 salvas de cañón lanzadas desde el Morro; detrás quedan las notas del himno de Bayamo; y el rostro serio del locutor que con voz de situación nos desea “a todos los cubanos” un próspero 2016, ese que marca el año 58 de nuestra Revolución. Y mi familia, como cada año, se para frente al televisor y brinda, también por Cuba.

Así hecha a rodar enero, y mientras retumban allá lejos los fuegos artificiales que otros disfrutan, deseo un mejor país, donde la alegría de vivir reine; donde sean menos las inconformidades y resulte más fácil vivir; donde todos ayudemos a construir esa Isla próspera a la que aspiramos; un país al que no le gane el derrotismo, las pocas ganas de hacer; un país que no se olvide de su historia, de sus héroes, ni de los cotidianos ni los de renombre; un país que se luzca victorioso, que disfrute sus logros; una nación que siga siendo ejemplo, mientras arregla sus desperfectos.

Vivamos así este año, el 58 desde aquel otro enero de definiciones. Porque como lo dijo el Presidente cubano en la Asamblea no queda más opción que vencer cualquier reto en el empeño, inmensamente nuestro, de construir un país próspero y sostenible. Que sea este un año luminoso para todos.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  

                                   


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...


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