El aire que respiramos lo compartimos con el resto de las especies en el planeta. No es exclusivamente nuestro; tenemos el deber de cuidarlo y el derecho a respirar en un ambiente limpio.
Preservar una atmósfera sin contaminación es vital para lograr un desarrollo de vida sostenible. Esta incide directamente en la dinámica de la biosfera.
Procesos como la acidificación de la atmósfera modifican las características de los ecosistemas y cambian la composición de suelos y aguas, siendo esto verdaderamente dañino para todos los seres vivos y para las actividades económicas como la agricultura y la pesca.
Esta polución también está asociada al agravamiento de enfermedades respiratorias, vasculares y varios tipos de cáncer.
Nuestra huella nos persigue y cada vez está más cerca, pero aún es tiempo de revertir el daño causado.
- Consulte además: Crisis medioambiental, ¿cuál es el camino ?
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