Un nuevo año genera siempre disyuntivas: lo que quise, lo que logré y lo que anhelo. Aunque solo se trata de otros 365 días, sin embargo, esta transición anima a todos a trazar y repasar la lista de planes o metas aún por cumplir. Desde la intimidad —ya sea en la vida en pareja o como solteros—, tampoco son pocas las intensiones al iniciar esta nueva “etapa”.
En este balance es interesante reflexionar en todas las áreas que nos definen como persona, para evaluar en cada una de ellas: cómo estuvimos, cómo estamos y qué logros queremos alcanzar ¿Es un momento de empezar, retomar o cambiar? ...ante todo, de romper con la monotonía.
Si desde niños nos invade ese ímpetu de descubrimiento y osadía, sin temor a lo que sucederá, por qué en la medida que pasan los años, se hace más difícil romper con las rutinas de vida que nos hacen daño.
Para bien o para mal, esta actitud se va replicando en todos los espacios de la vida: en las relaciones profesionales, familiares, personales… y de pareja. En esta última, con el paso del tiempo, terminamos ajustando cada vez más las riendas de las historias de amor, en la búsqueda de una relación “perfecta”, que finalmente llegue libre de sufrimientos o decepciones.
En este sentido, la monotonía es un mal que adolecen muchas parejas, cuando se percibe la sensación de que ya no hay mucho que decirse, que necesitas de otros para poder divertirte con la pareja, que no te provoca intimar y te sientes aburrido.
Bajo el supuesto principio de que no es bueno dejar camino por vereda, no pocas de aquellas relaciones, que ya dejaron de ser funcionales, se mantienen en una especie de respiración artificial, y la vida sentimental cae en un estado vegetativo, que al final conduce también al peor de los desenlaces.
Lo más negativo de estas circunstancias es que se corre el riesgo de perder la osadía de la ilusión, de las emociones, ya sea probando nuevos senderos, o decidiéndose a transformar de una vez el camino o la historia que se ha elegido junto a una persona.
SORPRENDIDOS Y CREATIVOS
Como en toda etapa o proceso de la vida, es esencial sentirse motivado, lejos de cualquier estado de inercia que coarte la creatividad, el deseo y la felicidad, aunque ello signifique trabajar muy duro, y arriesgarse nuevamente en ese empeño.
Es necesario romper la rutina aportando interesantes novedades. Al principio puede que esta actitud positiva nos resulte un poco difícil de conseguir; sin embargo, solo se trata de un ejercicio a través de la práctica diaria con el que se obtendrán buenos resultados.
Cambiar la actitud y los malos hábitos adquiridos, tratar los problemas de forma directa, sin sobreentendidos, y sin mal humor ni ironía, sacarlos a la luz en el momento que ocurran y no dejarlos ocultos o tratarlos cuando ya ha pasado demasiado tiempo, son algunas maneras para comenzar este proceso.
Al iniciar un nuevo período y romper con los rezagos del pasado, debemos aprender a disculpar y a perdonar, además de intentar evitar las discusiones innecesarias.
Aunque parezca contradictorio, debemos recuperar nuestra vida personal. En la pareja, muchos se fusionan en una sola entidad, entrando en una especie de simbiosis, que acaba con el interés que pueda sentir el uno por el otro.
Cuando existe motivación interior y exterior, el resultado final es positivo y las emociones aseguradas; este sería el primer paso para luchar contra la apatía. Si intentamos transmitir esta motivación a la pareja, provocaremos de nuevo dinamismo, comunicación, diálogo, lo que puede llevar a la relación a un nuevo punto de encuentro.
DEL PASADO AL DESAFÍO
En el caso de la pareja, la relación tiene el reto de ponerse de acuerdo respecto a los códigos, reglas y consecuencias de transgresiones que están dispuestos o no a tener los miembros para contrarrestar la rutina.
En ella, determinar el nivel de satisfacción se hace muy complejo, pues se quiere encontrar en una persona lo que está en una comunidad: el amante, al amigo, al compañero, al confesor, el apoyo incondicional que necesitamos, y lo cierto es que, aunque no es imposible, sí es muy difícil mantener todas esas cualidades en un mismo ser.
Muchas veces en el afán de reunir esas actitudes para hacer feliz a la otra persona se pierde parte de la individualidad, lo que en un inicio puede ser asumido con complacencia, se convierte luego en una inconformidad con uno mismo.
Aunque dicho así suena muy sencillo, la realidad es mucho más compleja, en la medida en que aprendemos a convivir y conocer con las dinámicas y vicisitudes de la cotidianidad.
Por una parte, la persona experimenta la necesidad por la estabilidad y la permanencia, la seguridad, la dependencia a lo conocido; y por otro lado, las necesidades por la aventura, la libertad, la novedad, por la excitación, el riesgo, lo desconocido, el misterio, y la sorpresa.
La dificultad estaría en reconciliar estas entidades que responden a necesidades humanas opuestas, un problema que se resuelve, pero es una contradicción que, desde la experiencia, puede manejarse hasta lograr el equilibrio.
Los seres humanos actuamos según nos han enseñado, por eso asumimos determinadas conductas en el plano personal que nos conducen a aciertos y desaciertos.
En este sentido, las relaciones sentimentales pueden ser muy complejas, pero lo son precisamente porque se trata de dos personas con características y sentimientos propios, y es complicado compaginar dos historias, dos orígenes, y dos caminos futuros.
Debemos ser capaces de brindar y recibir comprensión sin complejos ni egoísmos. Aprender a compartir nuestro espacio sin perder nuestro sello, hacer del tiempo una cuota equilibrada, y vivir con serenidad pero osadía el reto que impone la vida…
Yaime
11/1/14 8:25
Hola: soy una persona adulta joven, me llamó mucho la atención este título. Estoy de acuerdo con lo planteado por Mayte, llevo tiempo intentando romper con la monotonía, ya que, solo nos lleva al derrumbe emocionalmente, tanto en el plano familiar como personal. Lleve un tiempo llendo de la casa para el trabajo y viceversa, pero hace varios años decidí salir del trabajo para otro lugar, ya sea, a comer algo y sentirme bien conmigo misma, como pasar por una tienda y ver las ofertas, aunque no compre nada. Rompí mi relación de pareja hace varios años por falta de comunicación, desacuerdos y monotonía, él no entendía que se podía pasar bien un día festivo sin tener sexo, esa rutina me aburrió. En el plano familiar me sucede algo parecido, quisiera cambiar el rumbo de mi vida pero hay cosas que mi mamá no tiene el mismo punto de vista que yo, no deja realizar mis sueños, insiste en que debo buscar a una nueva pareja, pero no está dentro de mis expectativas por el momento. Vivo atada a sus mandamientos en algunas cosas, cuando pretendo dar rienda suelta a mi vida, me frena. Tengo muchos más problemas, pero no los puedo contar todos porque haría muy extenso el comentario. Este año anhelo cumplir parte de mi sueño y descubrir quién soy. Gracias por publicar este artículo y otros.
china
19/2/15 14:51
yaime si eres adulta realmente te aconsejare que lo mejor es vivir sola, como lo hacen los adolecentes de otros paises, aqui en nuesto pais no se acostumbra a eso pero es lo mejor, se que las madres se interponen en nuestros caminos y no lo hacen por malo pero ellas deben entender que nosotras debemos cojer nuestro rumbo aunque tambien podemos equivocarnos, pero asi es la vida ,debemos tratar de vivir lo mejor que podamos aprobechar nuestra juventud para despues no lamentarnos,pues el tiempo no vuelve atras , debemos explorar cosas nuevas ir a fiestas ,compartir con nuestras amistades, etc, recuerda que no somos eternas y eso es lo que nos vamos a llevar . saludos y dile a tu mama que se acuerde que estamos en otros tiempos que la vida a cambiado y sober todo recuerde que ella tuvo tambien tu edad .
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