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lunes, 18 de noviembre de 2024

Televisión escolar: el desafío de las cámaras

En entrevista para Cubahora Josefina Sarduy, metodóloga de Cinematografía Educativa, explicó los desafíos de la televisión educativa en Cuba...

Lissy Rodríguez Guerrero en Exclusivo 03/11/2014
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Pudiera pensarse que la televisión educativa en Cuba surgió a partir de la Batalla de Ideas y todo un grupo de programas formativos aparecidos en nuestras pantallas con el fin de desarrollar una cultura general integral en la población, o que fue el surgimiento de los canales Educativo y Educativo 2 sus antecedentes inmediatos. A una y otra teoría le carecerían argumentos para sustentarse, de tener en cuenta que fue en la década del 50 del pasado siglo en la cual se encuentran los primeros referentes en el país.

“Si bien es cierto que la concepción de nuestra televisión es totalmente educativa, durante muchos años ha tenido una programación dirigida a la escolaridad, que tiene sus antecedentes algunos años antes del Triunfo de la Revolución, y también a partir de 1959 con los primeros intentos de transmitir programas de cultura general, el dominio del lenguaje y la literatura, entre otros temas”, comenta al respecto Josefina Sarduy, metodóloga de Cinematografía Educativa (CINED).

Para los años cincuenta del siglo XX el fenómeno de la imagen televisada ya había llegado a Cuba y repercutido en el  sistema de la radiodifusión. La escolar entró en la escena casi al unísono, con la instalación de equipos que permitieron desarrollar sesiones científicas donde alumnos y profesores de medicina de la Universidad de La Habana pudieron visualizar intervenciones quirúrgicas, una experiencia que, aunque efímera, se considera como el primer referente de la televisión escolar.

En enero de 1959 la radio y el medio audiovisual comienzan el paso hacia la propiedad estatal y la introducción de cambios en su concepción; contexto en el cual un grupo de maestros y escritores se proponen elaborar una programación educativa y cultural, y poco tiempo después se estrechan las relaciones entre el Ministerio de Educación (MINED) y la institución televisiva.

A partir de ese momento los cambios acontecidos en el ámbito educativo van a estar apoyados desde el medio audiovisual. Por ejemplo, a la creación de 10 000 aulas en el año 1960 y la consecuente necesidad de preparar metodológicamente a los docentes, se destinó el primer programa “Aprendiendo en TV”, transmitido de lunes a viernes en el horario vespertino, de seis a siete.

Después llegaron momentos importantes como la Campañade Alfabetización, —explica Josefina Sarduy— y posteriormente la batalla por el sexto y el noveno grado, con espacios dirigidos a orientar el desarrollo de estos procesos fundamentalmente asesorados por el MINED, y con la presencia de personalidades destacadas del sector”.

En 1968 el MINED y el Instituto de Radiodifusión realizan un grupo de programas destinados a una audiencia abierta y otros a una audiencia controlada, producción que se mantiene hasta 1977. “De los primeros todavía queda el espacio Escriba y Lea. Mientras, el segundo bloque se dirigió a lo que hoy se conoce como televisión escolar, con la transmisión de clases para nivel medio básico”, asegura la especialista.

Desde ese momento y hasta 1999 se ponen en práctica un grupo de  experiencias que brindan continuidad y solidez a su desarrollo, como, por ejemplo, producciones en circuitos cerrados en el Instituto Pedagógico Enrique José Varona y de Televisión Universitaria en la Universidad de La Habana, hasta que, en este último año, se reapertura la transmisión destinada a la escolaridad.

LOS CANALES DE LA EDUCACIÓN

Josefina Sarduy destaca como un antecedente del surgimiento de los canales Educativo y Educativo 2 el proyecto Mi TV, una propuesta del Grupo Nacional del Programa Audiovisual de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), que durante el mes de enero del 2000 y hasta el 2002, se transmitió por el medio nacional.

“Se retoma por el Sistema Nacional de Educación la realización de programas de ampliación cultural, diseño que surge a raíz de la Batalla de Ideas, y junto con la UJC se programan espacios de una hora dirigidos a cada una de las educaciones, con temas relacionados con la salud, la educación sexual, la literatura…”, resalta.

Trascienden además, como antecedente, los cursos de Universidad para Todos, con los cuales por primera vez especialistas prestigiosos de diferentes áreas desarrollaban clases de una hora que también podían ser visualizados por los estudiantes.

“Hasta la actualidad se han abarcado temas que tocan desde la cultura, la economía, la ciencia, los idiomas… Se pertrechó a la población de un espectro muy amplio de información, primero de manera elemental, y en la medida que avanzaban los cursos de forma más profunda”.

La metodóloga recuerda el proceso de grabación de las primeras teleclases de repasos para el ingreso a la Educación Superior en el IPVCE Vladímir Ilich Lenin, con estudiantes de la institución y profesores de experiencia en las distintas asignaturas, transmisión que se ha mantenido hasta la actualidad.

Sirvieron de sustento para la creación del Canal Educativo las prácticas experimentadas en otros países de la región, específicamente los casos de Brasil, México, Colombia y Chile. Estos análisis permitieron, teniendo en cuenta las particularidades de nuestro sistema educacional, crear un canal que tomó los aspectos positivos de aquellos y formó así su propia personalidad.

“Fue una idea de nuestro Comandante en Jefe, con el propósito de que se especializara en esas temáticas, durante el día tuviera un público dirigido y en la tarde noche contara con una programación de ampliación cultural”.

En seminario nacional se preparó a los docentes para el empleo en la clase de los nuevos medios tecnológicos y se tuvieron en cuenta las expectativas de los maestros y especialistas sobre las “teleclases”. Así se crea la Dirección Nacional de Televisión Educativa para coordinar “mano a mano” entre la UJC, el ICRT y otros Ministerios, la programación del nuevo Canal Educativo.

“Finalmente, se inaugura el 9 de mayo de 2002 y con una programación experimental primero comienza a abarcar todos los niveles educativos. En sus inicios se diseñaron tres tipos de espacios: las llamadas “teleclases”, que iban directamente al tratamiento de los contenidos de las diferentes disciplinas seleccionadas por la educación; un segundo grupo de programas complementarios del plan de estudios, y un tercer grupo de espacios formativos con una realización mucho más compleja, en los cuales utilizábamos actores, conductores, y se valoraban temas relacionados con la formación de valores y las direcciones del trabajo educativo del MINED”.

Así cobraron vida proyectos para la educación infantil, la educación primaria —con una cantidad de espacios significativos con énfasis en las asignaturas Educación Musical, Educación Plástica, Lengua Española, Matemática y Ciencias Naturales —, la secundaria, el preuniversitario y tres programas dirigidos a la Enseñanza Técnico Profesional.  

Para ello fue necesario un proceso de selección de los profesionales capaces de enfrentar el desarrollo versátil frente a las cámaras, y que contaran con las herramientas acordes a las exigencias del medio televisivo. Resultaron con un papel decisivo ese profesor, el grupo de asesores, y los equipos de realización.

Un poco más adelante surge el Canal Educativo 2, destinado a dar continuidad a los programas escolares con una prioridad en la parrilla de programación. Muchas horas de estudio permitieron lograr una coherencia entre las intenciones del MINED sobre la formación de los alumnos y lo que se preparaba y trasmitía por la televisión.

UN BUEN MAESTRO ES UN ARTISTA

“Cada vez que me preguntan como el profesor se pudo enfrentar a las cámaras—sobre todo a la experiencia en vivo—, yo respondo que un excelente profesor es un artista. El docente que enamore a sus alumnos y los cautive con su palabra, con su imagen, su forma de caminar en el aula, su cariño y carisma, ya es un artista de la palabra”, dice Josefina Sarduy.

Ante el desafío que se impuso a los maestros junto a un grupo de transformaciones en el sistema educacional para enfrentar el déficit de docentes, estuvo el relacionado con las grabaciones de “videoclases” enviadas a todas las instituciones educativas en formato de VH, para que sirvieran como apoyo a la enseñanza, mientras un grupo de asignaturas continuaban recibiéndose por el Canal Educativo y Educativo 2.

“Fue un proyecto inmenso que requirió tener en cada aula un televisor y un video—acota Sarduy—. Después la grabación de alrededor de 200 clases por asignatura y el envío a todas los centros”.

Este otro momento de la televisión educativa marcó significativamente a alumnos y maestros de toda una generación. Junto con estos cambios aparece la figura del Profesor General Integral (PGI) que debía impartir todas las asignaturas, y en muchas ocasiones no contaba con los conocimientos para enfrentar un reto de esa dimensión.

“La pretensión de las “videoclases” fue que los estudiantes recibieran los conocimientos con profesores experimentados y el uso de imágenes, y el PGI debía visualizar esos espacios en un primer momento, prepararse en el contenido, y después llevar ese video al aula, debatir, orientar los ejercicios y responder cualquier preocupación o duda que tuviese el estudiante”, responde Sarduy.

Sin embargo, en la mayoría de los casos el docente no contaba con esa preparación, y el resultado fue que una avalancha de la utilización del audiovisual afectaba la atención de los jóvenes alumnos y la calidad del proceso docente educativo.

“Se abusó del medio hasta que el joven lo aborreció, pero hay que entender que fue una necesidad del país en ese momento. Muchos PGI vencieron ese desafío de enfrentar todas las ramas de conocimiento y otros no. Pero todos desempeñaron su rol”, argumentó.

“Fue una experiencia de la pedagogía de la cual se aprendió mucho, se analizaron las cuestiones positivas y las negativas, y a partir de ese momento se han tomado decisiones que han favorecido el abordaje de las asignaturas. Hoy la formación del personal docente se realiza en la doble especialidad, como fue por muchos años en la educación cubana”, dijo.

Actualmente la televisión destinada a la escolaridad ha tenido que reajustarse a las condiciones actuales de la educación. Ya no se destina esa cantidad de espacios en el formato de “teleclases”, excepto algunas que sí requieren de un apoyo curricular desde el audiovisual.

Los alumnos de la enseñanza primaria las reciben en las asignaturas de Educación Plás­tica y Educación Musical, así como el séptimo grado en Educación Ar­tística, impartida por los instructores de arte. De igual manera de tercero a sexto grado se visualiza el Inglés, y la Educación Laboral para séptimo y octavo.

Además, este año se suman nueve espacios televisivos a la parrilla de 46 programas con que cuenta el Canal Educativo, dirigidos al Sistema Nacional de Educación, relacionados fun­damentalmente con la formación ciudadana –en apoyo a la asignatura Educación Cívica- y la cultura general integral.

 “Es­tos espacios se concibieron de una manera atractiva incluyendo dramatizados cortos, en­trevistas a estudiantes sobre el tema que se trate, y la intervención de un especialista que apoye la esencia del mensaje educativo”, comenta la metodóloga.

Se contará con espacios para la formación vocacional y orientación profesional por ser un reclamo de los alumnos, con el diseño de espacios dirigidos a secundaria básica en función de las diferentes ofertas de técnicos medios, y también para on­ceno y duodécimo, con vistas a la elección de su carrera universitaria.

Por otro lado, desde el 5 de octubre se transmiten los repasos para las pruebas de ingreso a la Educación Superior, dirigidos a los jóvenes de las facultades obrero-campesinas de todo el país. Mientras, a partir de febrero y hasta abril del 2015 se transmitirán para el duodécimo grado. Asimismo, se mantiene la programación para el personal docente, que ha sido otra arista potenciada por la televisión escolar, emitida los sábados en el horario de la mañana, y se incorpora un espacio dirigido a la educación fa­miliar.

La metodóloga hace referencia también, como elemento novedoso, a que este año se realizó el envío a cada provincia del país de series audiovisuales dirigidas a la secundaria, el preuniversitario y la ETP. “Son capítulos de diez a 15 minutos sobre temáticas de in­terés como las tradiciones, las fortalezas coloniales, los museos, entre otros temas, para que sean utilizados por estudiantes y docentes, series que también serán transmitidas cuando lo permita el tiempo por el Canal Educativo”.

LAS RUTAS DEL FUTURO

La televisión educativa tiene que irse transformando, complementar su contenido, abordar temas atractivos para los jóvenes. Con los ajustes realizados este año podrá adecuarse a la flexibilidad de los horarios docentes, gracias a la disminución del número de programas y a su transmisión quincenal.

 “Pero hoy tiene que convertirse en medio de apoyo curricular para el maestro. Jamás un profesor va a poderlo describir las imágenes que un alumno puede visualizar, pero el docente tiene que aprender a manejarlo con inteligencia”.

- ¿Cuáles son las principales transformaciones a que se enfrentará el CINED próximamente? ¿Han pensado en la comercialización de las series audiovisuales que producen?

“Cinematografía Educativa constituye la casa productora de la Dirección de Televisión Educativa del MINED. Durante más de treinta años ha producido documentales didácticos y de unos años para acá tuvo la responsabilidad de grabar todas las menciones de las Maestrías en Ciencias de la Educación, lo cual era una aspiración del MINED.

“Ahora mismo, estamos casi a las puertas de convertirnos en empresa, con vistas a comercializar las producciones realizadas. Por supuesto, pensaremos en precios asequibles a la población. Todos los programas dirigidos a la parte formativa y educativa le servirán de mucho a la familia y a los estudiantes para su trabajo extractase.

“Aprovecharemos los espacios de la Feria del Libro, los eventos de pedagogía y otros espacios para venderlos… Esa es una aspiración de la futura empresa, ampliar sus horizontes, y no se va a limitar solo al audiovisual, abarcará el software educativo, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones...”

Las posibilidades que brinda el medio televisivo como herramienta para el maestro lucir en una clase son incuestionables. El desarrollo que puedan alcanzar en ese sentido las producciones de la televisión educativa coadyuvará a una mejor instrucción de los conocimientos y educación de los sentimientos. Para lograrlo no está solo. Cuenta con una tradición de más de cincuenta años.


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Lissy Rodríguez Guerrero

Se han publicado 3 comentarios


Rosario
 7/12/18 12:47

Fuí teleprofesora de Geografía,conocí con la Televisión Educativa del compromiso por hacer un trabajo de excelencia,del sacrificio y la preocupación de un colectivo inmenso porque la obra de cada día saliera lo mejor posible.

Conocí del sinsabor que da que algo no salga como esperabas,pero sobre todo conocí de los alumnos que agradecian y de las familias que esperaban las emisiones televisivas porque también con ellas aprendían.

Dina
 3/11/14 14:48

yo tambien recuerdo las teleclases, tremendo aquello, sobre todo el lio que se armaba cada vez que quitaban una diapo rapido, y no terminaba de copiar jajajja recuerdo que al  final me la pase con la libreta de espacios por lo que no podia copiar jajjajajaj qué tiempos

Elisett Daneet Diaz Velazquez desde FB
 3/11/14 14:46

 Que recuerdo meda cuando yo viva en cuba

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