Conducta: un no a la intolerancia y la incomprensión

Unos, acuden masivamente a las salas de cine; otros, prefieren llevarla a casa en una memoria flash o en disco duro, por suerte están circulando copias de gran calidad donde al parecer se utilizó un proceso de compresión sin pérdidas.

Lo mismo en el mercado informal, el de la piratería, que en la Industria cinematográfica, el filme de Ernesto Daranas, está dando de que hablar. Una amiga me comentaba, jocosamente, que a la entrada de un bando de películas se exhibía un cartel entre signos de exclamación: ¡Ya tenemos Conducta!

En exclusiva para Cubahora, Daranas, conocido en la Isla por su primer largometraje Los dioses rotos (2008), devela detalles del filme Conducta, un texto cinematográfico también ambientado en la Habana Vieja, del siglo XXI, que amenaza con convertirse en uno de los sucesos culturales del 2014.

- La crítica especializada ha dicho que en Conducta se evidencia su vocación de narrador de historias transparentes ¿Cuáles son los vasos comunicantes entre Los Dioses rotos y Conducta?

Son dos películas distintas, pero creo que no sería difícil que los personajes de una historia puedan cruzar a la otra, pues son fruto de las mismas circunstancias. La Habana Vieja es otro punto en común,  pero en Conducta está vista desde la mirada de un muchacho.

- ¿Por qué aboga, nuevamente, por un drama social enmarcado en un contexto duro y marginal donde los personajes aprenden a (sobre)vivir según las circunstancias y se reflejan problemas acuciantes de la realidad de la Cuba profunda?

Lamentablemente, esa Cuba profunda está más allá de lo que he mostrado en mis películas. Nos ha marcado una crisis en la que han nacido ya tres generaciones de cubanos y las medidas que se toman no han logrado mejorar las cosas para la mayoría de ellos.

Si el trabajo honrado no cubre lo elemental de la vida, entonces es inevitable que esa marginalidad gane espacio hasta el punto de incluirnos a casi todos, a veces sin darnos cuenta. ¿Cómo no hablar de eso? Pero Conducta es sólo una película, una historia de valores, de carencias y de afectos, enmarcada en un entorno social que todos conocemos.

- Las transformaciones ocurridas en esa escuela ¿pueden ser una metáfora de la Cuba de hoy?

En realidad nos centramos en las contradicciones y las circunstancias de nuestros personajes, no nos animó nunca la pretensión de una metáfora. En el aula de Carmela hay espacio para todos, no hay privilegios para nadie, se da la cara a la realidad y el único altar son los valores.

Carmela está harta del dogmatismo, de las regulaciones y las prohibiciones que nos estacan; sabe que no es perfecta y que no puede cambiar el mundo, pero a la vez tiene muy claro que si se rinde, todo dejará de tener sentido para ella y para su clase.

- ¿Cuáles son las ventajas de rodar hoy en Cuba una película co-producida por RTV Comercial, el Ministerio de Cultura (MINCULT) y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC)?

En nuestro caso, el apoyo y la confianza que recibimos desde el primer momento. Tuvimos el mayor margen de independencia posible, pues se supo entender que era el único modo de armar este proyecto. Contamos, además, con el apoyo de la Asociación Cubana del Audiovisual y la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual del ISA (FAMCA).

- ¿Es Conducta un filme hecho con bajo presupuesto?

Comparado con los estándares internacionales, todo nuestro cine es de bajo presupuesto. Al margen de eso, dispusimos de lo necesario para poder concretar un proyecto que contó con una gran organización por parte de su productora, Esther Masero.

- ¿En cuánto tiempo se rodó y terminó este filme? ¿Es eso el resultado de la democratización de las tecnologías?

La filmamos en unas siete semanas gracias a la preparación previa que recibieron los muchachos. Y más que a las tecnologías, el modo en que pudimos hacer esta película se debe a la autonomía y planificación que tuvimos.

- ¿Será este el inicio de nuevas formas de producción donde se imbriquen alumnos de cine y directores ya consagrados? ¿Qué ventajas tiene esto?

En mi caso, fue una forma de saldar una deuda docente con la Facultad. Por eso digo que Conducta nació siendo un proyecto muy sencillo donde la mirada de esos jóvenes complementó y enriqueció la nuestra. Eso está en la película. A cambio, ellos ganaron la experiencia de ser parte real de una producción cinematográfica desde la selección del tema y la escritura del guion hasta este estreno que ahora tiene lugar.

- Uno de los aspectos que se enfatiza de Conducta es que fue hecha con “muchachos de la calle”. ¿Cómo se realizó el casting de la película?

La mayoría de los niños de la película provienen de un arduo trabajo de campo realizado por los siete estudiantes de la FAMCA con los que comenzamos a armar este proyecto. Ellos recorrieron todas las escuelas primarias y secundarias del Cerro, Centro Habana y la Habana Vieja. Los niños seleccionados por ellos eran invitados a un taller del que fuimos eligiendo a los que finalmente quedaron en la película.

- ¿Qué retos entrañan trabajar con niños y adolescentes no profesionales?

Muchos. Pero también hay una gran ventaja: no vienen viciados por ninguna experiencia previa. Lo esencial es el talento del niño, pues ningún trabajo que se haga puede sustituir eso.

De ahí la importancia del proceso de selección que compartí con la directora de casting Mariela López. Los niños que quedaron en el taller tenían ese talento y muchos provenían del mismo entorno social que la historia recrea. 

- ¿Por qué apostó por Alina Rodríguez para el rol de Carmela?

Por su capacidad de desdoblamiento y su disposición para el trabajo. Fue una gran profesional que comenzó derrumbando el muro que podía intimidar a los niños frente a una figura de la actuación como es ella. Alina resultó una verdadera Carmela para esos muchachos y una tremenda compañera de trabajo.

- De Conducta se ha dicho que resultará el acontecimiento cultural cinematográfico del presente año. ¿Cómo asume Daranas esta realidad?

Conducta fue concebida como una película-taller para los estudiantes de la FAMCA. Es una historia sencilla, clásica en sus fundamentos dramáticos y la verdad es que jamás imaginamos que tendría lugar lo que está sucediendo. Pero el año apenas empieza y vendrán otras películas de excelentes directores que también serán muy bien recibidas.

Lo importante por ahora es volver a constatar que sí hay un público para lo que filmamos. Se ha puesto mucho cuidado también en mejorar, hasta donde es posible, la calidad de las proyecciones, y eso ha pesado en ese regreso a las salas.

Lo esencial es que haya más películas nuestras, que se produzca más cine cubano, que haya más y mejores cines, que se respalde con más convicción una industria en la que tiene que haber espacio para todos los modos de producir y para las más diversas estéticas y planteamientos.

- Después de Conducta, ¿Qué nuevos proyectos vendrán?

Hay varios, y ya estamos comenzando a trabajar para ver cuál de ellos logra abrirse camino.