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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Dialogar con el arte a lo cubano

Galería única en el mundo, el Malecón habanero abre un horizonte infinito a las artes visuales con el proyecto Detrás del Muro, cuyos cómo y por qué encuentran respuesta en una entrevista a su autor y curador, Juan Delgado...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 01/06/2015
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Bienal de La Habana, detrás del muro 11
Detrás del Muro es uno de los proyectos más interesantes de la Bienal. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Una propuesta multidisciplinaria se transformó en un suceso, al convertir en infinita galería el Balcón de La Habana. Es la muestra colateral de la 11 Bienal de La Habana, la cual destaca por la singularidad y lo controversial de las obras expuestas, con recursos futuristas más que contemporáneos.

En el tramo comprendido entre la explanada del castillo de San Salvador de la Punta y el Parque Maceo aparecerán ante la vista del público piezas de más de 50 artistas de Cuba y de todo el planeta, en un contraste de corrientes, lenguajes, estilos y modos de hacer.

Lo bidimensional abre paso a lo escultórico en obras que denotan imaginación, oficio y perspectivas infinitas, las cuales podrán contemplarse desde el 24 de este mes hasta el 22 de junio, en la muestra colateral Detrás del Muro, en el Malecón habanero, con la curaduría de Juan Delgado, un maestro en el arte de crear miradas certeras a la visualidad de un conjunto.

DARLE CUERPO A LA ENSOÑACIÓN

—¿Por qué elegiste el Malecón como espacio expositivo?

—El Malecón es el lugar, como diría Pedro Pablo Oliva, de mostrar alegrías y tristezas. El mar diariamente me pregunta y no le respondo, y el infinito, que es el horizonte, encuentra versos en la luz.

“Quisiera algún día convertir el Malecón en un gran evento, donde podamos ver un museo, incluso, donde se pueda dialogar, reflexionar y manifestar, a través del arte, la luz de la esperanza”.

—¿Cuáles obras alcanzan, a tu juicio, especial repercusión en el público?

—Es una pregunta bastante comprometedora, pero la respondo, porque estoy a diario en el proyecto. Indudablemente, la pista de patinaje, por lo novedosa y porque propicia protagonismo a los espectadores. Ha sido un suceso, al igual que Resaca, de Arlés del Río, que ha encantado a los espectadores, por hacer soñar que le ha nacido una playita al Malecón en plena acera; Delicatessen, de Roberto Fabelo, atrapa mucho la atención, por la sorpresa que ocasiona una gigantesca cacerola atravesada por cientos de tenedores.

“Dos artistas cuyas obras provocaron gran repercusión en la oncena edición y han logrado nuevamente un gran impacto con sus aportes son Rachel Valdés y Rafael Villares. La primera en la anterior creó grandes expectativas con su pieza en cristal Felices para siempre, y este año con Proyecto Reality Cubo Azul, que causa un efecto mágico. El segundo, Rafael Villares, hizo furor en la anterior edición con su maceta gigante, como todos la popularizaron, aunque se llamaba Paisaje itinerante; ahora aporta otra pieza sumamente atractiva, pero que requiere el encanto de la noche, se titula Árbol de luz, conformada por luminarias de varios país, cuyos resplandores son muy hermosos”.

—¿Cuál es tu superobjetivo con este proyecto?

—Convertir ese espacio de la ciudad en un gran evento cultural, lo cual estamos perfilando en esa segunda edición, a través de performances, instalaciones y talleres. Uno de estos talleres estará dedicado a los jóvenes, en el Centro Hispanoamericano de la Cultura, impartido por la artista Nereida García y dedicado a la obra de Ana Mendieta.

“Otro de los talleres estará dedicado a la tercera edad, con sede en el policlínico Celia Sánchez Manduley, en San Lázaro y Escobar, orientado por la arqueóloga mexicana Oweena Fogarty, quien paralelamente a su trabajo se ha especializado en la sicología de ese sector de la población y participará también en el taller que se impartirá en el Consejo Popular Dragones de Centro Habana. Basado en un antes y un después en la vida de los ancianos, se conocerán historias contadas por ellos mismos, como un cantante de ópera que conserva a plenitud sus facultades vocales. A través de estos testimonios queda de manifiesto la importancia del arte para enriquecer la vida espiritual”.

—¿Diferencias entre esta edición y la anterior?

—A la primera edición concurrieron 35 artistas, algunos del exterior que mantenían una relación con Cuba, y en esta ocasión se han presentado 50 proyectos, y la presencia internacional en creadores de Colombia, México, Estados Unidos, República Dominicana y Panamá; además de artistas de la diáspora, quienes viven desde hace mucho tiempo en Estados Unidos y quieren conocer a Cuba a través del arte que representa la Bienal. También asistirán a esta edición artistas cubanos que desarrollaron su obra en los años 50, que hace 47 años no venían a Cuba, y yo los invité a participar en esta propuesta que ha adquirido, en cierto modo, el sentido de confrontación de ideas y de diálogos, pues quisiera convertir Detrás del Muro en una gran familia cubana con un sentido universal.

—¿Presencia de maestros de la plástica tras el muro?

—Aunque son varios quisiera citar a Manuel Mendive, Roberto Fabelo y Aimée García; aunque también quisiera referirme a jóvenes talentos como Rachel Valdés, Emilio García, Rafael Villar y Víctor Piverno. En este diálogo no me interesa la edad, sino el talento y la condición humana. Ya que Lam y Picasso serán eternamente jóvenes.

—¿Cómo has podido materializar tan ambicioso proyecto?

—Ante todo hay que tener amigos, sobre todo cuando uno es curador independiente y asume proyectos de tal magnitud; pero lo hago con amor, con pasión por nuestros colores, nuestros paisajes, porque siento el estímulo de los artistas y el público que contemplan esta muestra pensando en el porvenir.

SEGUIR DIALOGANDO A LO CUBANO

—¿Y cómo concibes Detrás del Muro en el futuro?

— Aspiro a que sea una fundación donde apoyemos y conceptualicemos las artes y podamos convertir el Malecón en un gran escenario, en un gran museo; donde el mar que nos lleva al infinito nos ayude a seguir pensando y a seguir dialogando a lo cubano; porque la palabra, escuchar y saber escuchar, refuerza las imágenes que aparecen en lienzos y cartulinas o en la dimensión de lo escultórico, lo cual contribuirá a valorar las creaciones que merecen un futuro de esperanzas.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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