Japón: reino de personajes (+ Fotos)

La necesidad de contar historias de los japoneses, de reflejar la realidad o sus pensamientos sobre un determinado tema, sin importar a la época que se refiera, o incluso de crear universos por el simple hecho de sentir placer al hacerlo ha provocado que la tierra del sol naciente sea referencia obligatoria al hablar de una culturar popular.

Videojuegos, mangas, anime, cine, televisión, juguetes y adornos, son algunas de las plataformas donde cobran vida una gran cantidad de personajes. Si uno de estos triunfa en un videojuego (Pokemon) o se vuelve una figura muy rentable en las tiendas (Hello Kitty), toda una explosión comercial viene detrás. Pero no es solo acerca de vender, hoy día el japonés disfruta de la compañía de estos personajes que les transmiten tranquilidad, a tal punto que los lazos que se establecen con estos llegan a sustituir a los amigos.

En la tierra del sol naciente, es normal que un oficinista tenga su escritorio lleno de pokemones, o que dedique el horario de descanso a leer una revista de mangas, incluso tener colgados en su bolso un peluche de Doraemón. La ficción se ha mezclado de tal modo en sus vidas que es difícil imaginarla sin esta; incluso las instituciones gubernamentales tiene mascotas.

A partir de los cincuenta, después de la debacle de la segunda guerra mundial, aparecen los primeros caracteres que se establecen como constantes en la vida de los japoneses y comienzan también a llegar a occidente, una cultura que no consume la ficción de la misma forma de los asiáticos y donde los personajes por lo general son superhéroes, tipos duros que no dan lugar a debilidades.

La muestra Japón: reino de personajes, incluida entre las actividades celebradas por el 400 aniversario de las relaciones entre Cuba y Japón y que estará abierta al público hasta el 15 de noviembre en el Centro HIspanoamericano de Cultura, nos ofrece un recorrido por estos personajes que  consideran símbolo de su cultura. Muchos de estos son conocidos en Cuba, otros no tanto, pero sí es indiscutible que hoy día en nuestro país los universos de ficción de sus animados, videojuegos, mangas y demás tienen una gran recepción.

Voltus V,  Mazinger Z y la Princesa Caballero son ejemplos de lo que se consumía antes de la llegada de la memoria flash y el internet a nuestro país. Pero incluso en los noventa, con el video, comenzaron las sociedades piratas del anime a pulular: Evangelion, Astro Boy, Doraemon, Gundam y una larga lista encontraron cobija en los betas y VHS.

Ya en la era digital llegó el punto álgido del consumo de productos japoneses. Si antes solo habíamos accedido a través de Mario, Link o Godzilla a las ingeniosas creaciones de los asiáticos, ahora son Naruto, Ichigo y Luffy los encargados de colocar la bandera a través de las conexiones USB. Pero no es solo lo comercial, con el fácil acceso a cualquier producto gracias a la piratería y a la red de redes, las series de culto también tienen su espacio.

Ahora, lo que sí no debe extrañar es esta filia no tan repentina de los cubanos por lo proveniente de la tierra del sol naciente. Como mismo los japoneses se sienten identificados con determinados caracteres y prefieren crear lazos con estos, quizás nosotros también encontremos respuestas a nuestras inquietudes a través de estos “muñequitos”, o quizás sea solo una atracción inevitable a partir de ciertos códigos a la hora de narrar historias que encontramos en estos curiosos dibujitos, con una estética tan alejada de las escuelas de comic occidentales, con las cuales estamos más habituados a interactuar.