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martes, 19 de noviembre de 2024

Jóvenes autores y nuevos textos

Salvo raras excepciones, esos nuevos textos que pueden ofrecer diversidad al repertorio nacional, caen en el sueño eterno de un estante de librería o en el buzón electrónico de quienes puedan recibirlo en formato digital...

Remberto Febles Tabares en Exclusivo 27/01/2015
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Con el auspicio de diversas instituciones, y la colaboración de figuras como el dramaturgo cubano Abel González Melo,el teórico español José-Luís García Barrientos, el dramaturgo uruguayo Sergio Blanco y la actriz cubana Norah Lidia Hamze, llega este premio para revitalizar y enriquecer el complejo panorama de la producción dramática joven...

El contexto…

En la última década, varios han sido los intentos de revitalizar y enriquecer el panorama de la producción dramática en Cuba con autores jóvenes y noveles. De esas experiencias, se pueden mencionar los talleres impartidos por figuras de talla internacional como Sergio Blanco (Uruguay); Dea Löher (Alemania); los Taller del Royal Court Theatre a cargo de Elyse Dodgson, Rufus Norris, Indu Rubisingham…; o las acciones pedagógicas de autores cubanos como Nicolás Dorr; el fallecido Freddy Artiles en los Seminarios de Dramaturgia del CNIAE; Ulises Rodríguez Febles en la Casa de la Memoria Escénica de Matanzas, entre otros; sin descartar, por supuesto, la labor que de manera sostenida realizan jóvenes profesores como Yerandy Fleites en la Facultad de Artes Escénicas del ISA.

Aunque atentan contra sus huellas en el futuro la falta de sistematicidad y el corto período en que muchas veces se han desarrollado estos talleres, sus valores y aportes en la formación de nuevas generaciones son innegables. De hecho, ciertamente el problema de “revitalización” y “enriquecimiento” no radica en las desventajas que puedan señalárseles. La mayoría de esas jóvenes figuras, graduados del ISA o emergidos en otras circunstancias, que llegan a concebir obras de calidad, en pocas ocasiones han logrados ver publicado o sobre la escena un texto suyo.

Salvo raras excepciones, esos nuevos textos que pueden ofrecer diversidad al repertorio nacional, caen en el sueño eterno de un estante de librería, si allí llegan; o en el buzón electrónico de quienes puedan recibirlo en formato digital. Por otra parte, los directores teatrales que mantienen una labor creativa constante, enfrentan el día a día de privaciones materiales para las producciones; la inconstancia de actores que tienen que repartir su tiempo en diversas labores para subsistir, limitando la estabilidad de los elencos; el deterioro de los espacios y la ineficiente promoción de sus estrenos. Todo ello hace languidecer la mirada sobre esa nueva dramaturgia, y reduce casi a cero la posibilidad de experimentar y materializar cualquier proyecto.

Por otro lado, ¿de cuántos directores con labores sostenidas estaríamos hablando hoy? La cifra, desde hace varios años, es alarmante para un país que ostenta una historia teatral renombrada en Hispanoamérica. Ese pudiera ser un gran tema a analizar por las nuevas generaciones de teatrólogos.

Sobre las publicaciones: son casi exclusivas para los que, en algún momento, obtienen el galardón de algún premio literario; y si observamos sus catálogos en el último quinquenio, por ejemplo, el resultado es fácilmente perceptible. La mayoría de los concursos que convocan teatro: Fundación de la Ciudad de Matanzas, Santa Clara y Fernandina de Jagua; El José Jacinto Milanés, Pinos Nuevos, Calendario y la Beca de Creación Dador, lo hacen con periodicidad bienal o trienal -casi todos-, por lo que el lapso entre una convocatoria y otra es demasiado largo. En realidad, año tras año alcanzamos a ver en las librerías del país una corta lista de títulos teatrales, sin variación prácticamente.

Si a ello agregamos el monto que se paga por concepto de “premio” –tres mil CUP, en la mayoría de los casos-, y analizamos el esfuerzo intelectual y el tiempo que se debe invertir en escribir un obra teatral de calidad; entenderemos, en gran medida, lo difícil que resulta impulsar una continua hornada de jóvenes dramaturgos que ofrezcan resultados tangibles al teatro de su tiempo. Aquí, parecería que he obviado los premios Virgilio Piñera y Casa de las Américas, con un monto igual pero en CUC. Para nada, solo que estos certámenes, aunque no imponen en sus bases la presentación de un currículo copioso o mayoría de edad, premian obras trascendentes, concebibles en la mayoría de los casos por dramaturgos de sólida carrera.

A veces, de forma indirecta o tras telones –como suele decirse-, esas muestras iniciales de producción dramática son criticadas o subvaloradas por exceso de impostada experimentación, simplezas en el tratamiento de los personajes o banalidad temática; sin embargo, el ejercicio crítico oficial sobre sus particularidades teatrales y sus potencialidades para la escena, o sea el análisis en publicaciones especializadas o medios de prensa, está prácticamente extinto. Un ejercicio que se sobreentiende vital para la superación de esos jóvenes dramaturgos y para llamar la atención sobre ellos, con la capacidad, además, de generar debates y estimular una opinión pública que exhorte a la auto crítica y que despierte el interés por emprender nuevos proyectos.

El Primer Premio-Laboratorio…

A la dramaturgia, como labor escritural, en sus momentos de acabado le beneficia enormemente al menos una lectura dramatizada para visionar, en presencia y en presente, cuánto se ha avanzado en el desarrollo del mundo ficticio que se intenta representar. A menudo vemos cómo los textos que logran ser publicados presentan errores estructurales, disgregación en el concepto de personajes y un desarrollo superfluo de los conflictos; o detectamos con facilidad la extensión desmedida de parlamentos y acotaciones que hacen aburrida a la obra en su conjunto.

Nuestro panorama teatral, salvo excepciones como las mencionadas al inicio, no ofrece espacios sistemáticos para “tallerear” y debatir un texto que luego pueda ser publicado y, cuando se producen estos espacios, no siempre se aprovechan para interactuar con otros dramaturgos ni se prioriza la presencia de directores de generaciones diversas, no solo de la capital sino de todo el país, que puedan interesarse por esos textos, o emitir consejos desde su experiencia, aportando claridad, cambios sobre ellos y suscitando polémicas.

El Primer Premio-Laboratorio Nacional de Escritura Dramática “Abelardo Estorino”, 2014, parece haber llegado para abrir una necesaria brecha en tales circunstancias:

"Con el fin de incentivar la escritura dramática en las jóvenes generaciones de autores cubanos, desde un punto de vista estético plural y contemporáneo, el Centro Cubano del ITI (International Theatre Institute) y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas del Ministerio de Cultura de Cuba, en colaboración con la Compañía Argos Teatro, la Universidad de las Artes, la Casa Editorial Tablas-Alarcos y el Proyecto “Análisis de la Dramaturgia Actual en Español” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, entre otras instituciones, convocan al Primer Premio-Laboratorio…"

Así puede leerse al comienzo de la convocatoria publicada en el portal oficial de Tablas-Alarcos desde el 20 de noviembre de 2013, para luego continuar con la especificación de todas sus bases.

Llama la atención que este Primer Premio-Laboratorio… ha sido dirigido a escritores cubanos con menos de 30 años cumplidos, y que el espacio en sí está destinado a la creación contemporánea, donde se han impartido talleres en torno a la dramaturgia, y los participantes, como resultado de esa aprehensión, han desarrollado proyectos personales de escritura enfocados en la Cuba actual hacia el futuro.

Pudiera parecer que, bajo la guía del dramaturgo cubano Abel González Melo, coordinador de los proyectos a lo largo de todo el año, simplemente se ha gestado un espacio más para la producción de literatura dramática. Pero, sin dudas, el certamen ha marcado la diferencia. En esta primera edición, en la tarde del 15 y 16 de enero, Eileen López Portilla, Leonardo Estrada Velázquez, María Laura Germán, José Raúl Acosta y Laura Liz Gil, autores finalistas, tomaron la sala de la Compañía Argos Teatro con los recursos que tenían a mano, y, haciendo uso de la experiencia adquirida durante el todo el laboratorio, interactuaron mediante lecturas dramatizadas de sus obras con el público asistente y con el jurado.

El teórico español José-Luís García Barrientos, el dramaturgo uruguayo Sergio Blanco y la actriz e investigadora cubana Norah Lidia Hamze, figuras internacionalmente relevantes en cada una de sus áreas de trabajo, determinaron una obra premiada, cuyo autor recibirá un monto que asciende a 1.000 euros; y los textos participantes en las lecturas serán publicadas en un volumen bajo el rótulo de “Obras resultantes del Primer Premio-Laboratorio Nacional de Escritura Dramática 2014”.

Junto a otros importantes galardones como el Virgilio Piñera, el Premio de Dramaturgia para niños y de Títeres Dora Alonso, el Tablas 2014 de Gráfica, organizados todos por la casa editorial Tablas-Alarcos, el Premio-Laboratorio…ha sido entregado el miércoles 21, a las seis de la tarde, en el centro cultural Dulce María Loynaz. 4D, un estímulo para tus cinco sentidos, de José Raúl Acosta, ha sido la obra ganadora.

Sirva pues, esta primera edición del Premio-Laboratorio Nacional de Escritura Dramática “Abelardo Estorino” 2014, como incentivo para los jóvenes dramaturgos, quienes de seguro estarán atentos ante la posible aparición en el presente año o en los venideros, de una segunda edición de este certamen.


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Remberto Febles Tabares


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