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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Roberto Fonseca: Veinte años sí es mucho

El virtuoso pianista sorprenderá con las sonoridades de su próximo disco en la celebración de las dos décadas de su grupo Temperamento...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 04/05/2015
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TEMPERAMENTO

“Veinte años sí es mucho... Carlos Gardel pudo haber cantado lo contrario pues en este tiempo han pasado muchas cosas y es fácil llegar pero no mantenerse, como dice el refrán.

”Hemos tenido momentos muy difíciles y otros muy bonitos, afortunadamente. Lo mejor es que ha pasado el tiempo, son veinte años y hay un público fiel a Roberto Fonseca y Temperamento, que nos sigue, que nos quiere, y que han aprendido a ver el jazz de otra manera.

”Es tan gratificante que en los conciertos se acerquen personas que decían odiar el jazz latino y el cubano, y que de repente te agradezcan haberles dado la oportunidad de interesarse por el género, ¡eso es genial!, porque es una retroalimentación necesaria, y nos encanta disfrutar las reacciones del público. Nos gusta ver a la gente suspirando, sonriendo, llorando de emociones; eso lo que se queda y te hace pensar en crear algo nuevo para seguir moviendo la esencia del ser humano con Temperamento”.

Y Roberto Fonseca se acomoda al piano y me invita a escuchar algunos temas: “Son de mi autoría pero de los que no recuerdo el título, aunque vale la pena de todos modos escucharlos, ¿no?”.

—¿Cuánto tiene que ver el temperamento de Roberto Fonseca con el nombre del grupo?

—No, no mucho. Mi temperamento es raro, pasivo e impulsivo; una mezcla intensa. Pero el nombre del grupo se lo colocó Javier Zalba, el saxofonista, fundador del grupo y líder del cuarteto Z-saxo.

“Surgió la idea en el primer encuentro que tuvimos hace 20 años, en una descarga en los jam session que se hacían en el patio de la UPEC. Tocábamos y parecía que llevábamos tiempo haciéndolo porque la comunicación era muy buena. Inventamos de repente tener un grupo, hacer cosas juntos, y del título del tema que interpretábamos en ese momento salió el nombre de esta familia que lleva dos décadas compartiendo emociones desde el jazz”.

¿Por qué ahora el piano si antes fue la batería?

—Siempre fui un niño intranquilo y casi siempre se asocia la batería con el instrumento que prefieren los que son como era yo. Mi papá también tocaba este instrumento, tal vez también influyó en aquel tiempo porque mi familia es muy musical: mi madre, bailarina; mis hermanos y mis tíos, músicos.

“La batería fue lo primero que toqué con el grupo que tuve en la escuela, con el que hacía temas de The Beatles. Después escogí el piano, y ha sido bueno, sobre todo porque mi familia siempre me enseñó que el músico debía escuchar de todo para ser completo: jazz, soul, pop, rock... para diferenciarse de otros, para hacer cosas nuevas, y con el piano todo fluye”.

—Tu espectro sonoro fue muy amplio: Polito Ibáñez, Augusto Enrique, Bobby Carcassés...

—Aprendí muchísimo... Con Augusto hice el disco Cuando yo sea grande, cuando no existían los avances tecnológicos de hoy, con la computadora. En aquella época trabajamos con un aparato y de manera programada, secuencial. Un trabajo que se hizo a dedo...

“Estuve en el Buena Vista Social Club, en el lugar de Rubén González, y terminé trabajando con Ibrahim Ferrer como director musical y coproductor de su último disco de boleros Mi sueño, nominado a los Grammy. Una experiencia extraordinaria”.

—Como las que ha compartido con Omara Portuondo...

—Tocar con Omara es difícil porque ella varía la melodía, improvisa mucho, hace voces segundas de manera preciosa, hace cambios armónicos. Entonces un pianista debe estar muy claro del dominio del piano para seguirla según el rumbo que su interpretación asuma.

“Estar con ella en el disco Gracias fue una oportunidad inmensa. Conocí grandes músicos de la World Music. Trabajamos con un percusionista hindú muy famoso, un bajista israelí. Todos los que sepan de música los conocen, y fue muy bonito hacer los arreglos juntos. Ese álbum tuvo muchas colaboraciones y mucha suerte para Omara, fue el Grammy Latino como reconocimiento a su trabajo.

“Luego estuvimos juntos en la gira que planificó para la reedición de Magia negra. En esa ocasión hicimos arreglos diferentes a los que aparecen en el disco y también fue una experiencia maravillosa”.

—De los Premios Grammy Latinos tienes mucho que contar...

—Por poco ganamos uno con el disco YO, el mejor álbum de latin jazz. Es un disco que me ha dado muchas buenas noticias. En Cuba obtuvimos el Premio Cubadisco a la mejor grabación y al mejor disco de jazz fusión.

“Es un álbum que ha tenido mucha aceptación en el público, en la crítica. Y en ese momento tuve la suerte y la desgracia de ser maestro de ceremonias en el evento de las premiaciones, y lo supe cuando llegué a Los Ángeles, apenas imaginé que pasaría por la alfombra roja sin que nadie me conociera.

”Al llegar me dijeron que debía leer un comunicado en inglés, en caso de que ganara un músico que estaba hospitalizado en ese momento. ¡Imagínate!, me defiendo con un inglés callejero, pero en el documento se manejaban palabras muy rebuscadas y me entregaron el papel minutos antes para leerlo. No obstante el mal rato de los nervios, es una bendición haber tenido esa vivencia”.

—Después de YO...

Estamos grabando un disco nuevo que trae sorpresas en las sonoridades. Hemos hecho dos sesiones de grabación, y queremos hacerlo con tranquilidad. Sucede que YO lo hicimos en una semana y estamos probados con eso de los desafíos. Tuvo tanta aceptación que no es fácil superarlo. Queremos trabajar con calma para responderle al público que espera lo mejor de Temperamento.

“Hace rato que no queremos demostrar un derroche de virtuosismo ni nada por el estilo. Queremos llegar mucho más lejos de lo que ha llegado YO y colocar nuestra música”.

—¿La colaboración con Fatumata ha traído buenas nuevas?

—Sí, por supuesto. Fatoumata Diawara, cantante de Mali, compartió conmigo en el tema Bibisa en el álbum YO. De esa unión salió la idea de hacer una gira, y de la grabación de los conciertos se nos ocurrió un disco juntos, un DVD que se llama At home (En casa), que saldrá a finales de abril.

—¿Cuándo en Cuba te veremos en ese proyecto que une música y actuación?

—Estamos organizándolo. Roberto solo Fonseca es un proyecto que lleva mucha locura. No es el concierto de piano solo al que el público está acostumbrado. Estoy con tres pianos, uno de cola, uno eléctrico, y un órgano; y se tocan los tres a la vez al final, y hay momentos en los que actúo, o más bien, interactúo con la escenografía: un refrigerador, un sofá. Soy yo en la sala de mi casa, y busco mi sombrero del interior de la nevera, leo un poema de Nicolás Guillén, toco un tambor, leo revistas... Sorprendo, porque al cabo de veinte años, que sí es mucho, y con ganas de seguir pa' alante, hay que seguir sorprendiendo.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

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jds
 7/5/15 10:00

Excelente entrevista a uno de los grandes jóvenes músicos cubanos. Le vi crecer junto a Bobby Carcassés, en las descargas de la Casa de la Prensa, cuando recién refundamos el Club Cubano de Jazz, y fui orgulloso anfitrión de la magia que nació en nuestro patio y que cobró nombre de Temperamento. Les auguro, al menos, otros 20 años mas de éxitos múltiplicados por la huela que ya han dejado en la historia de la música cubana contemporánea.

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