José "Pepe" Mujica, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, no sólo es reconocido por su humildad y estilo de vida austero, sino también por su profunda reflexión sobre los valores que mueven a la humanidad.
En numerosas intervenciones, Mujica ha destacado la importancia del amor al conocimiento como pilar para construir sociedades más justas y conscientes. Para él, el conocimiento no es solo un instrumento técnico o profesional, sino una herramienta de liberación y crecimiento humano. En un mundo dominado por el consumismo y la superficialidad, su mensaje invita a rescatar la curiosidad, el aprendizaje continuo y el pensamiento crítico.
Él mismo, autodidacta y ávido lector, encarna la idea de que el saber nos hace más libres y solidarios, capaces de cuestionar las estructuras injustas y de imaginar alternativas.
Su llamado es también un rechazo a la educación meramente utilitarista. Mujica insiste en que aprender debe ser un acto de pasión y compromiso con la vida, no sólo un medio para obtener un título o un empleo.
En tiempos de polarización y desinformación, la visión de Mujica es un recordatorio urgente. Cuando hablamos d Mujica, mencionamos su legado, que no es solo político, sino ético y cultural, una invitación a cultivar la mente y el corazón para construir un mundo más sabio y humano.
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