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jueves, 31 de octubre de 2024

Lógicamente esperado

Bashar al Asad se mantiene en la presidencia siria por amplia mayoría...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 31/05/2021
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Elecciones-Siria-Bashar al Asad
La victoria electoral de Bashar al Asad evidencia nuevamente la opción que suscriben las mayorías sirias. (Tomada de hispan TV).

Este mayo el actual presidente sirio, Bashar al Asad, fue reconfirmado como primer mandatario de la nación con más de 95 por ciento de los sufragios emitidos en las urnas, en un proceso electoral con una participación masiva de ciudadanos, incluidos aquellos residentes en el exterior.

Desde luego, para los grandes centros mediáticos occidentales, perdidos en la noria demonizadora contra Siria a instancias de los poderes hegemonistas globales, el proceso comicial no es válido ni transparente, ni los resultados son los que fueron.

De manera que si hay que hablar de “ejemplaridad” y “modelo de democracia”, lo mejor, según tales figurines, es remitirse a las dos últimas “aleccionadoras elecciones” norteamericanas, las post Obama y las pre Biden (con cuatro años de Trump de por medio), más allá de “pequeñeces” como los desboques, trifulcas y denuncias mutuas sobre manipulación y fraude, incluido además el sangriento asalto extremista al mismísimo Capitolio de Washington D.C.

“Bochorno” entonces en exclusivo para las autoridades sirias, las mismas que desde hace más de una década, con el apoyo ejemplar de Rusia, Irán y el Hizbolá libanés sobre el escenario militar directo, y  las altas cuotas de solidaridad de numerosos gobiernos progresistas, abortaron los planes destinados a  desangrar y atomizar a Siria para cerrar el ciclo imperial-sionista-autocrático destinado a desembrar Oriente Medio a tono con el capricho supremacista gringo.

Cierto que Al Assad  tenía holgada preferencia sobre sus competidores por la presidencia. Pero las razones no tienen nada que ver con manipulación, engaño, presiones o represión.

Y es que trata del jefe de Estado que ha dirigido la lucha contra la agresión y la injerencia externas, que no dejó su puesto ni a su pueblo para refugiarse cómodamente en el exterior, que ha sabido tejer alianzas decisivas para la victoria casi total sobre el terrorismo y las agrupaciones antipatrióticas y pro hegemonistas, y que ha dado curso a la reconstrucción acelerada del país aún cuando todavía quedan esfuerzos bélicos por realizar.

Es el dirigente además que profesa la integridad territorial siria y la expulsión incondicional de quienes, sin debido consentimiento nacional, han desplegado ilegalmente tropas en el suelo patrio, y que nunca ha traicionado ni traficado con causas tan sagradas como la del pueblo palestino, ni rehuido el diametral enfrentamiento al sionismo israelí.

El presidente que no teme al desprecio de potencias foráneas y que se alza sobre cada calumnia, cada plan agresivo, cada folder de sanciones imperiales, y cada campaña de descrédito y desinformación.

Y es que, como recientemente afirmara el colega Alberto Rodríguez en un análisis sobre el tema: “si en 2012 Hillary Clinton decía que los días de Bashar al-Assad estaban contados, el pasado 26 de mayo, tras depositar su boleta en Douma, el presidente respondió a los dirigentes de los Estados Unidos, Francia, Italia y Alemania (ya conocidos por esa constante necesidad de meter las narices donde no les llaman, como si al mundo le importase demasiado lo que tengan que decir), que sus opiniones al respecto de Siria no vale nada.”

Al Assad es, por tanto, el presidente de la victoria siria sobre el afán de cercenarla y repartirla como un pastel en la mesa hegemonista, y sin dudas así lo han reconocido sus compatriotas al confiarle nuevamente las riendas del país.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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