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miércoles, 30 de octubre de 2024

Paso corto, pero seguro

El diálogo emprendido en México por el gobierno izquierdista de Venezuela y la parte más radical de la oposición abre camino al entendimiento...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 20/08/2021
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CUba Mexico Guaido
Representantes del gobierno revolucionario y de la oposición venezolana firman un memorando de entendimiento en México, tras culminar la primera ronda de negociaciones en busca de la paz interna (Presidencia de México)

Luego de meses de negociaciones exploratorias, el gobierno izquierdista de Venezuela y la opositora Plataforma Unitaria sostuvieron un diálogo de dos días en México, que apenas constituye un paso corto, pero al parecer seguro, en el entendimiento entre dos fuerzas que hasta ahora fracasaron en intentos anteriores.

Para algunos analistas la celebración del encuentro el 13 y 14 de este mes reviste una especial importancia en la actual coyuntura política venezolana, ya que, con su participación, el más radical conservadurismo interno reconoce, por primera vez, la legitimidad constitucional del presidente Nicolás Maduro, electo en las urnas.

A Ciudad de México, capital federal del antiguo país de los aztecas, acudieron el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, Gerardo Blyde, vocero de la oposición integrada en la Plataforma Unitaria, Dag Nylander, quien encabezó el equipo de facilitadores noruegos, con Rusia y Países Bajos como acompañantes. Como anfitrión, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

La intención de la plática fue establecida en un objetivo macro: “Llegar a un acuerdo, a través de una negociación intensa, integral, incremental y pacífica, para establecer reglas claras de convivencia política y social con respeto absoluto a la Constitución nacional”, según recoge el texto aprobado el pasado fin de semana.

Acorde al documento, será desarrollada mediante puntos fijados por los actores y fueron descritos de la siguiente manera: Derechos políticos para todos; Garantías electorales para todos; Levantamiento de sanciones; Respeto al Estado Constitucional; Convivencia política y social; Protección de la economía nacional; y Garantías de implementación y seguimiento de los acuerdos.

Lo primero que es necesario considerar sobre el memorándum de entendimiento es que establece una hoja de ruta, un método y temas relevantes. No consiste en un acuerdo definitivo.

Que las agrupaciones conservadores más extremistas reconozcan públicamente a Maduro significa la anulación del autoproclamado “presidente interino” Juan Guaidó, uno de los más virulentos líderes de la contrarrevolución, quien, como demuestran los acontecimientos, se hizo de millones de dólares para su peculio en su fracasada lucha contra el gobierno inclusivo y popular instaurado en la nación suramericana.

Hace tiempo que los aliados de Guaidó, principal cabecilla, al menos visible, de las virulentas acciones fomentadas desde Colombia, le habían retirado el sobrenombre con el que trató, siempre amparado por Estados Unidos (EE.UU.) de llevar adelante planes, entre ellos magnicidios, que terminaron en publicitados fracasos.

Algunos comentaristas mexicanos mencionaron que el ejecutivo venezolano reconoció a la oposición beligerante, lo cual no es nuevo, pues antes de este agosto había hecho más de 200 llamados a esos grupos para sentarse y limar asperezas en aras de la paz nacional, la mayoría desestimados.

La suscripción del memorando de entendimiento ofrece confianza a los métodos de acercamiento de Maduro a sus enemigos, pues solo fue posible bajo las condiciones del chavismo y no por la oposición.

Por ejemplo, el solo hecho de aceptar las condiciones chavistas es un triunfo. La oposición presente en México aceptó la legalidad de la investidura presidencial y de las instituciones bolivarianas constituidas, como la Asamblea Nacional electa en diciembre pasado, y en la que participan partidos opositores abiertos al entendimiento y electos también en comicios populares.

El encuentro propiciado por el gobierno mexicano entiende, por tanto, el fracaso de las estrategias estadounidenses empleadas en Venezuela, al igual que la Unión Europea, que todavía no decide si enviará representantes a los importantes comicios regionales y municipales de noviembre.

Los tecnócratas de la Casa Blanca conocen que las opciones de presión pierden alcance y fuerza ante la resistencia del gobierno de Caracas y su pueblo. Al parecer, no tienen otra posibilidad que aprobar los diálogos y cambiar su estrategia.

Queda claro que el gran perdedor en el acuerdo primario es EE.UU., pues el texto aceptado en todos sus alcances por las dos partes derrumba los planes de la Casa Blanca para despojar al gobierno de Caracas de sus derechos institucionales, tanto en lo referido a lo interno, como a las relaciones internacionales, en las que también trata de influir de manera negativa.

Observadores internacionales destacan que el pacto alcanza a los regímenes de EE.UU. y Reino Unido, ya que uno de los requisitos para futuros acuerdos tendrán como base, si se suscriben, el levantamiento de sanciones y restauración de derechos activos de Venezuela retenidos por esos actores políticos.

La Casa Blanca, ahora muy complicada políticamente en la derrota infligida por los talibanes en Afganistán —luego de que el presidente Joseph Biden asegurara públicamente que eso sería imposible— deberá repensar en el eventual levantamiento de sanciones a Venezuela, entre ellas propiedades del país suramericano, como la Citgo en EE.UU. o el oro retenido en las bóvedas del Banco de Inglaterra.

En el contexto del logro alcanzado en México, el mandatario bolivariano reivindicó, una vez más, el proyecto de paz con justicia social que representa el Socialismo del Siglo XXI impulsado por el líder revolucionario Hugo Chávez Frías, que en 1998 ganó el Palacio de Miraflores a puro voto e implantó un sistema político unitario e integracionista.

Hizo más Maduro en esta ocasión, pues reiteró su voluntad —que es una invitación reiterada— de conversar directamente con el gobierno de EE.UU., el enemigo de los países latinoamericanos que conquistaron su soberanía e independencia, pero que tienen que enfrentarse a un enemigo muy poderoso y a la vez miserable.

El mandatario indicó que es un anacronismo “que en un contexto global multicéntrico y multipolar, los Estados no logran mantener un nivel mínimo de relaciones bilaterales”, en alusión a la negativa conducta de la Casa Blanca con las naciones progresistas de América Latina.

Luego invitó a Biden a superar las actitudes “fascistas, supremacistas” de la anterior administración del republicano Donald Trump y se dirigió al pueblo y a los jóvenes estadounidenses que no quieren agresiones y guerras, y reiteró su voluntad de dar la bienvenida al encargado de negocios de EE.UU., si regresa a Venezuela.

VICTORIA REVOLUCIONARIA

El gobierno venezolano considera los primeros resultados obtenidos en la cita mexicana una victoria revolucionaria, pues en la mesa estaban representados partidos como Voluntad Popular y Primero Justicia, siempre negados a la más mínima relación con las autoridades oficiales.

Esta primera reunión, a puertas cerradas durante dos días, fue de respeto, tranquilidad y discreción, tal como plantearon las partes, y se espera sea la tónica de las posteriores, que se celebrarán del 3 al 6 de septiembre próximo..

Solo la cancillería mexicana está autorizada a brindar información sobre el proceso que busca la paz en Venezuela, cuyo pueblo sufre y resiste las extremas medidas dictadas por Washington para derrotar el proceso socialista, entre ellas el bloqueo económico que impide el acceso a alimentos y medicamentos, y a sus activos en el exterior.

En este período y hasta principios de septiembre quedará establecido un mecanismo de consulta con actores políticos y sociales lo más incluyente posible para llegar a la futura conciliación.

El solo hecho de aceptar reunirse en México indica también un traspiés político de los opositores más recalcitrantes, que se han visto obligados eventualmente a desechar las estrategias en sus intentos de derrocar el socialismo.

En México quedaron suscriptos al menos tres puntos importantes: la legitimidad del gobierno bolivariano, el fin de la violencia, las conspiraciones y las sanciones imperiales. Aún está pendiente la solicitud de que todos los componentes de la oposición participen en la negociación, lo que por ahora la Plataforma Alternativa no aceptó.

En opinión de Maduro, en Venezuela se mueven varias oposiciones, desde la ultraderechista afín a los intereses norteamericanos, hasta la llamada democrática representada en distintos escenarios institucionales y participantes, desde sus posiciones, en convocatorias oficiales.

Aunque los grupos más recalcitrantes avisaron que no participarán en los comicios de noviembre próximo, en los que estará presente el ala más democrática, la invitación del Consejo Nacional Electoral (CNE) sigue en pie.

Hace pocos días, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) celebró sus primarias para que los militantes hicieran sus propuestas a los 8400 cargos en disputa, entre ellos los de 15 gobernadores y legisladores regionales y municipales, en lo que se espera sea una reconfiguración del mapa geopolítico nacional.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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