El saqueo de riquezas del Sahara Occidental, la violación de los derechos de su pueblo en el territorio ocupado por Marruecos y la abulia occidental al respecto integran el drama de la última colonia africana.
Hay un debate pendiente que preocupa a la Unión Africana (UA), que con su troika -Ruanda, Egipto y Sudáfrica- plantea abordar el tema y apoyar al Enviado Especial de ONU en el Sáhara Occidental para impulsar el proceso de negociaciones directas entre Rabat y el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Rio de Oro (Polisario).
Se trata pues de promover la solución esperada, basada en la organización del referendo de autodeterminación en esa región, a todo lo cual se opone históricamente la parte marroquí, que incluso rechaza las gestiones de la UA, cuyo respaldo puede ser muy efectivo en ese proceso que conduce la ONU.
A criterio de Aníbal Quijano (2007), el colonialismo es “una estructura de dominación y explotación, donde el control de la autoridad política, de los recursos de producción y del trabajo de una población determinada lo detenta otra de diferente identidad, y cuyas sedes centrales están, además, en otra jurisdicción territorial”,
Desmontar esa construcción –por demás obsoleta y pecaminosa- constituye una deuda de la que huyen los interesados encarcelar la libertad y la voluntad de una población dividida en tres segmentos: una parte residiendo en las zonas liberadas, otra que agoniza bajo la ocupación de Marruecos y la diáspora.
Unos 173 mil 600 saharauis viven en campos de refugiados debido a la ocupación ilegal de Marruecos, según estadísticas de Naciones Unidas.
La situación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es cada vez más preocupante, por los obstáculos que se interponen para su descolonización y el logro total de su soberanía, secuestrada desde 1976 por el Reino de Marruecos y la España postfranquista, asociados a una estrategia imperial.
En un acto transgresor del Derecho Internacional en 1975, ante la presión para completar la descolonización africana, el gobierno de España, la metrópolis, pactó con Marruecos y Mauritania el traslado a esos dos países de la administración territorial saharaui.
Con el Acuerdo Tripartito de Madrid, el Estado europeo se alienó de los compromisos independentistas con la zona –rica en pesca, fosfatos y petróleo-, esa maniobra hispana fue denunciada y políticamente rechazada, pero allanó el camino a una invasión mauritano-marroquí contra el territorio magrebí.
El entendimiento contrario a las aspiraciones del Sahara Occidental; resultó un acto de perversidad política contra el Frente Polisario, el movimiento político-militar del pueblo saharaui, que desde 1973 lucha por la celebración de un referendo de autodeterminación, el cual se prevé legalice documentalmente la total emancipación.
El 10 de mayo de 1973 se creó el Frente Polisario, con el fin de lograr la independencia saharaui del colonialismo español, 10 días después comenzaron los choques armados con el empleo de métodos de guerra de guerrillas, la primera vez que esta se organizaba en el desierto y en gran escala.
Pese a que: “La transferencia de la autoridad administrativa sobre el Territorio a Marruecos y Mauritania en 1975 no afectó la condición internacional del Sahara Occidental como Territorio no autónomo”, como cita una monografía, le abrió un espacio a la imposición del estatus opresivo que aún persiste.
Igual que ocurrió en 1898 con la independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, el futuro de la RASD resultó postergado en un proceso de recolonización, en cuyo desarrollo primaron los intereses geopolíticos de los aliados de Rabat más allá que voluntad de solucionar realmente el disenso como lo demostró la historia.
LA MARCHA VERDE
España, que se retiró del Sahara Occidental en forma escabrosa, según testimonios de soldados que asistieron el 26 de febrero de 1976 a la partida de las últimas tropas. Todo fue parte de un proyecto que pretendía eternizar el esquema de supeditación para evitar la soberanía reclamada por el Polisario.
Posterior al Acuerdo de Madrid, Mauritania y Marruecos firmaron un pacto por el cual se repartían al Sahara Occidental: dos tercios hacia el norte para el Reino de Hassán II y el área restante para el gobierno de Nouackchott, que tras una crisis interna abandonó el convenio.
El 31 de octubre de 1975, tropas del Reino alauoita cruzaron la frontera noroeste del Sáhara Occidental y combatieron a efectivos del Frente Polisario: poco después, el 6 de noviembre, unos 300 000 marroquíes concentrados en la ciudad de Tarfaya, cerca de la frontera, penetran en territorio saharaui con la llamada Marcha Verde.
La Marcha Verde consistió en una operación de la monarquía para anexar una parte del país vecino y crear una realidad política “de hecho”, que aspiraba reconocieran como válida sus aliados occidentales en el ámbito de una relación de intereses comunes, pero esa acción la rechazó el concierto africano.
Hechos importantes de la etapa fueron que el 27 de febrero de 1976 el Polisario proclamó el surgimiento de la República Árabe Saharaui Democrática y nombró a El-Uali Mustafa Sayyid como primer presidente del país. La RASD es reconocida por la Unión Africana y por más de 40 países.
Asimismo, sobresalió la intensificación de la guerra de liberación nacional lanzada por el Frente y la construcción de muros –artillados y poseedores de tecnología de detección- con los cuales el rey Hassán II esperaba detener las ofensivas de los independentistas.
En 1991 se estableció la Misión de Naciones Unidas para el referendo en el Sahara Occidental (Minurso), con la que Naciones Unidas trata el tema, pero cumplir su cometido no fue (ni es) fácil, muchos de sus intentos fracasaron y sus responsables renunciaron, pese a que Rabat y el Polisario mantienen una tensa tregua.
Mohamed Khadad, responsable de las Relaciones Exteriores del Frente Polisario, afirmó hace un par de meses que Francia y Estados Unidos boicotearon los esfuerzos del enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental, Host Köhler, quien el 22 mayo renunció al cargo.
Por su parte, la UA promueve realizar negociaciones “sin condiciones previas y de buena fe para alcanzar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental en el ámbito de acuerdos conformes con los objetivos y principios enunciados en la Carta de la ONU”.
SOLIDARIDAD
La fraternidad con la causa saharaui sobresale en el caso de Cuba como lo reconoce el presidente de la RASD, Brahim Gali, quien calificó de ejemplares, profundas y sólidas las relaciones de amistad, y consideró a este país un aliado en todos los sectores, fundamentalmente en salud, educación y diplomacia, entre otros.
En los años 70 del pasado siglo, el gobierno cubano, basado en su concepción internacionalista, abrió en la Isla de la Juventud un grupo de escuelas para estudiantes extranjeros entre ellos los provenientes del Sahara Occidental y de Namibia, en aquel entonces otro caso de ocupación ilegal.
Jadiyetu El Mohtar
19/7/19 7:45
Es evidente que los países europeos ,en contra de los valores y principios democráticos que dicen defender, velan más por sus intereses económicos y aveces espurios como en el caso del Sáhara Occidental. El pueblo saharaui no sólo lucha contra la monarquía marroquí ,sino contra Francia y España, principales apoyos y cómplices de la ocupación ilegal marroquí de los territorios de la RASD. Lo que no esperaban ni Marruecos ni las potencias occidentales es la resistencia del pueblo saharaui bajo la dirección de su representante legítimo ,El Frente Polisario, la determinacion de un pueblo a recuperar su soberanía y su dignidad.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.