El asma es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, se define como "una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de disnea (falta de aire) y sibilancias (silbidos del pecho), que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra". Para muchos, los síntomas son bien conocidos: falta de aire, ahogo y silbidos que, en casos graves, pueden derivar en ataques con consecuencias severas.
El diagnóstico de asma a menudo se percibe como una barrera para realizar actividad física. La idea de que, ante la menor agitación, los canales respiratorios pueden colapsar, genera preocupación en quienes padecen esta enfermedad. Sin embargo, la práctica deportiva puede ser beneficiosa si se eligen las actividades correctas y se toman las precauciones adecuadas.
- Consulte además: El asma y cómo prevenirlo
Entre los deportes más recomendados se encuentra la natación. Esta actividad no solo mejora el rendimiento físico, sino que también se realiza en un ambiente húmedo, lo que puede ayudar a reducir la irritación de las vías respiratorias. La natación permite una práctica de bajo impacto, minimizando la presión en el pecho.
Los expertos sugieren que las sesiones de ejercicio se realicen en intervalos cortos. Incluso seis minutos de actividad intensa pueden desencadenar un ataque de asma, por lo que es recomendable optar por sesiones de menor duración. Los deportes de equipo y relevo permiten alternar momentos de actividad intensa con pausas, lo que puede ser beneficioso para quienes padecen esta condición.
Además de la natación, las artes marciales son una excelente opción. Se practican generalmente bajo techo y con movimientos controlados, lo que permite estar en forma y aumentar la masa muscular sin un esfuerzo excesivo. La bicicleta y el caminar son otras alternativas válidas. Caminar, en particular, se considera una de las mejores formas de actividad física, siempre y cuando las condiciones climáticas sean favorables.
Es fundamental que las personas con asma sigan un tratamiento adecuado, ya que esto mejora tanto la condición respiratoria como la tolerancia al ejercicio. La medicación preventiva y el uso de inhaladores de rescate son herramientas esenciales para manejar los síntomas y permitir una participación activa en la vida deportiva.
El asma no tiene por qué ser un impedimento para llevar un estilo de vida activo. Con la elección correcta de actividades y una adecuada gestión de la enfermedad, las personas asmáticas pueden disfrutar de los beneficios del ejercicio físico, mejorando su salud y bienestar en general. La clave está en informarse, cuidarse y adaptarse a las necesidades individuales.
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