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lunes, 25 de noviembre de 2024

Reforma Agraria: la ley que transformó a Cuba

La Revolución, para los cubanos, es un proceso de constante transformación, sin abandono de su esencia y sus principios, y el sector agropecuario no constituye una excepción...

Pedro Antonio García Fernández en Exclusivo 17/05/2014
7 comentarios
Campesinos trabajando
La Ley de Reforma Agraria fue uno de los primeros pasos de la Revolución cubana.

De acuerdo con la prensa de la época, los torrenciales aguaceros dificultaron el 17 de mayo de 1959 la llegada a La Plata del Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario, encabezado por Fidel y Manuel Urrutia, entonces premier y presidente de la república respectivamente.

Jorge Enrique Mendoza, uno de las legendarios locutores de Radio Rebelde, quien años después dirigiría el matutino Granma durante dos décadas, inició el acto presentando a Violeta Casals, su compañera de locución en los días de la Sierra Maestra, cuya voz devino emblema y carta de presentación de la emisora guerrillera. 

Ambos, para Cuba y el mundo, dieron lectura al cuerpo de la Ley de Reforma Agraria y a los decretos del Consejo de Ministros en los que se designaba a Fidel como presidente y a Antonio Núñez Jiménez, como director ejecutivo, del Instituto que llevaría a cabo la aplicación de la legislación que transformaría al campo cubano.

En el resumen del acto, Fidel expresó: “Nosotros entendemos que esta ley inicia una etapa enteramente nueva en nuestra vida económica y ue un esplendoroso porvenir espera a la patria, si nos dedicamos todos a trabajar con el mayor ahínco”.

DOS CUBA EN UNA CUBA

Antes de 1959, en Cuba coexistían dos realidades. Según estudios de la Agrupación Católica Universitaria (ACU), mientras que en La Habana se vivía una época de extraordinaria prosperidad, “los trabajadores agrícolas están viviendo en condiciones de estancamiento, miseria y desesperación difíciles de creer”.

Esa realidad, puntualizaba el informe de la ACU publicado en 1956, comprendía 350 mil trabajadores agrícolas y más de dos millones de personas, que en el momento de la investigación representaban 34 por ciento de la población del país

De los más de 30 mil propietarios de tierras, el 1,5 (ya fueran cubanos o no cubanos, fundamentalmente compañías yanquis) poseían el 46% del área cultivable, en total (incluyendo a los anteriores) los latifundistas grandes y medianos constituían el 9,4 % y poseían el 73% del agro cubano.

El desempleo reportado en el país por las autoridades en los   meses de zafra azucarera era del 8.4 por ciento, cifra dos veces superior a la más alta de los 55 años de período revolucionario (1959-2014). Pero en el llamado “tiempo muerto” (las tres cuartas partes del año) aumentaba al 20-25 por ciento.

Ello significaba entre 400 mil y 450 mil personas, de las cuales unas 350 mil pertenecían a la gran masa de trabajadores agrícolas. En el campo, subrayaba la ACU, el 91 % de las viviendas carecía de electricidad y la cuarta parte, de servicio sanitario alguno.

El índice de desnutrición era de 91 por ciento en las áreas rurales, el 14 por ciento de los campesinos padecían o habían padecido de tuberculosis pulmonar, el 36 por ciento se hallaba parasitado.

LA LEY QUE CARACTERIZÓ UNA ETAPA

La Reforma Agraria proscribió el latifundio, aunque la primera ley, suscrita el 17 de mayo de 1959, fijaba en 30 caballerías (unas 402 hectáreas) “el máximo de extensión de tierra que podrá tener una persona natural o jurídica”.

Mediante esta legislación se entregó la propiedad de la tierra a quien la trabajaba (hasta un máximo de cinco caballerías, es decir, unas 67 hectáreas) y se socializó una parte del área cultivable del país, a través de las cooperativas y granjas del pueblo.

Para los académicos, esta primera ley, al abrir el camino hacia transformaciones socioeconómicas más profundas, signó a la Revolución Cubana en su primera etapa (1959-1960) y le dio su carácter democrático-popular agrario y antiimperialista, al lesionar incluso intereses foráneos, sobre todo estadounidenses.

En la segunda Ley, promulgada en 1963, en medio de una agudización de la lucha de clases, que en el Escambray alcanzó altos niveles de violencia debido al terror implantado contra la población civil por las bandas contrarrevolucionarias que allí operaron, se rebajó el máximo a cinco caballerías.

De esta forma desaparecieron los residuos de la burguesía rural. Pero también se redujo el desempleo y mejoró ostensiblemente el nivel de vida del campesinado. Cerca del 30% del área cultivable quedó en manos de los pequeños agricultores.

La obra de la Revolución se hizo sentir en el campo cubano. La electrificación llegó hasta los lugares más apartados. Se construyeron escuelas y postas médicas hasta en las montañas-

REVOLUCIÓN, TRANSFORMACIÓN CONSTANTE

A partir de la promulgación de las leyes de reforma agraria surgieron en la década de los 60, casi de manera espontánea, las llamadas Sociedades Agropecuarias o Asociaciones Campesinas como formas de producción cooperativa.

Luego se estructuraron las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), en la que los campesinos miembros mantienen la propiedad individual sobre la tierra, pero se unen para contratar determinados servicios, solicitar créditos y realizar trámites. las Tomando como punto de referencia estas dos anteriores es que surgen las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), en las que los propietarios de la tierra y restantes medios de producción deciden, bajo el principio de la voluntariedad, aportar dichos medios a la cooperativa, pasando a ser propietarios colectivos.

En los años 90 surgieron las Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC), integrada por trabajadores con autonomía en su gestión y administración de sus recursos, que como organización socioeconómica recibe la tierra y otros bienes en usufructo indefinidamente y posee personalidad jurídica propia.

Desde 2007, entre una serie de medidas encaminadas a reactivar el sector agropecuario, se descentralizaron funciones, el municipio devino centro para el desempeño y toma de decisiones, se han simplificado estructuras y funciones ministeriales y se procedió a la entrega de tierras agrícolas ociosas.

Estas entregas, bajo condiciones de usufructo a personas naturales, se realizan bajo contrato de arrendamiento, por un período de 10 años renovables. De esta forma casi las tres cuartas partes del área cultivable pasaron al sector no estatal.

La Revolución, para los cubanos, es un proceso de constante transformación, sin abandono de su esencia y sus principios, y el sector agropecuario no constituye una excepción. En cada momento hay que hacer lo que en cada momento es necesario, alertaba Martí, y nuevas situaciones exigen nuevas soluciones.

Para hacer una agricultura eficiente y sostenible, ha manifestado la alta dirigencia del Estado cubano, se harán todos los cambios requeridos, acordes con el momento histórico. Porque como señaló Fidel en su genial concepto, Revolución es cambiar lo que debe ser cambiado. 


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Pedro Antonio García Fernández

Periodista apasionado por la investigación histórica, abierto al debate de los comentaristas.

Se han publicado 7 comentarios


Barbara Sanchez Rojas
 3/1/20 12:07

¡Que seria de nosotros si olvidaramos , si enterraramos u ocultaramos nuestros sueños¡ Aristides  trabajemos y trabajemos tambien por  aquellos sueños , que no tienen que ser los mismos , pero pueden ser de otra manera ,pues los tiempos cambian pero  no le de lugar a esa nostalgia de manera dolorosa . Recordemos con BRIOS  con ANIMO , y trasmitamos eso a nuestros jovenes hoy . Respeto su opinion pero , la Historia tiene que enseñarnos . No lo habia leido el articulo que me parece muy bueno.

Jamil Acuña
 28/4/18 12:51

Estupendo articulo, una reforma de este tipo le vendria muy bien a mi pais Argentina, pero es inimaginable debido al poder de los grandes capitalistas que controlan los medios de comunicacion. Un cordial saludo.

Panameño
 31/12/17 10:26

Soy una persona que en lo personal admira mucho al pueblo cubano , no cualquiera sobrevive tantos años con ese bloqueo sin sentido y pese a muchas situaciones adversas son una nación que tanto le ha aportado a nuestra cultura latinoamericana con su música , su gastronomía , su historia , su valentia de dejar la isla o decidir vivir en ella y muchas otras cosas pero en especial su lucha constante ... Cuba es una nación con identidad propia que sabe reir con lo necesario , lejos de ser una nación pobre veo sus estadisticas de analfabetismo y desnutrición y se me convierten en un ejemplo a seguir ... Pobre es quién tiene mucho y necesita más , tendrán sus aciertos y fracasos pero no hay mal que dure 100 años ; saludos para las 15 provincias y en especial a esa estatuilla de bronce en cienfuegos del Benny y que en este 2018 muchas cosas mejoren .

lucila
 13/6/16 15:02

muy buena nota!

qbano
 6/6/14 20:29

creo que en materia de agricultura nos falta mucho! en 1er lugar para promover el crecimiento de la producción! y 2do lugar para promover su comercialización... 3ro comenzar a verlo y exponerlo como una opción de trabajo para la sociedad! creo que debemos conseguir que el núm. mayor de trabajadores fuese dirigido a este sector no solo propiciaría el crecimiento de la producción sino q disminuiría el hacinamiento, así como la cantidad de producto a transportar hacia la ciudad, sin hablar de otros beneficios como la disminución de daños al M. Habiente etc ahora bien para conseguir el retorno o la migracion hacia el campo convirtiendolo en nuestra mayor sector economico habra que pensar en mejoras beneficios econoomicos, mejorar las condiciones de viviendas etc para los que se sumen... o sea habra que pensar en una repartición delas ganacias diferente a los conceptos

Juan René Lescay Merencio
 20/5/14 15:43

Debemos sentirnos orgullosos de que nuestro proceso revolucionario se haya definido desde los primeros momentos de su triunfo en el 59, meridianamente en pro de defender y apoyar al campesinado cubano y a todo el pueblo trabajador. Eliminó con la primera y segunda ley de la reforma agraria el latifundismo en Cuba, dándole la tierra a quien la trabajaba. No debemos ser pesimistas ante los problemas que nos quedan por resolver. La Revolución es una gran escuela y a partir de nuestras fortalezas hay que ir entronizando formas cada vez más eficaces de dirección y de trabajo y eliminar la corrupción en los campos y en todas partes, ponerle coto al que le roba al campesino sus animales y cosechas, mediantes el fortalecimiento de la policía rural, las milicias campesinas y sobre todo el rescate del principio moral en cada cubano; así como el amor a la tierra, al trabajo en general y el afán por la honestidad, el aporte social, la calidad y un estilo de vida sano y culto en general con lo cuál pronto tendremos la abundacia material y espiritual que necesitamos como fruto de nuestro proceso revolucionario llamado a ser cada vez más efectivo en todo, manteniendo sus raíces de pueblo.Nunca menospreciar nuestros valores históricos y los logros obtenidos hasta el momento, que son los que nos permiten sentirnos dueños de nuestro futuro.

Arístides
 18/5/14 9:39

Compañero periodista, perdone mi franqueza, pero en mi opinión, con todo lo que está tan mal en el sector agropecuario cubano, que malamente sobrevive y ni satisface las necesidades básicas de la población, y lo poco que lo logra es a un costo que ni se puede pensar en ello, hablar de las reformas agrarias que hemos tenido, está más que fuera de lugar. De que fueran necesarias no quisiera escribir, porque viví en el campo, y nadie me puede hacer el cuento de cómo eran aquellos tiempos. Pero mejor sería olvidar esas páginas de nuestra historia y no recordarlas y mucho menos celebrarlas, tal y como se hace, por ejemplo, con el plan porcino, el plan avícola, el cordón de La Habana, la brigada invasora, y tantos otros proyectos que hasta da pena mencionar. Todos aquellos sueños que nos entusiasmaron tanto, nos llevaron, aunque no se quiera mencionar por pudor o por no darles razones a nuestros enemigos, a la ruina más estruendosa. Y lo más triste es que no fue por falta de recursos, de lo que tanto nos quejamos hoy, porque los había en abundancia, “hasta para hacer dulces”, y tantos que hasta camiones y tractores había para llevar las familias a las playas. Concentremos nuestros esfuerzos en lo que se está haciendo o en lo que falta por hacer para salir del bache económico en que nos encontramos. Fiscalicémoslo todo para que nada se haga mal. Si se logra, entonces celebremos la victoria. Mientras, solamente trabajar y trabajar.

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