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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Convivencia y confinamiento en tiempos de COVID-19

Si bien la expansión del nuevo coronavirus y el confinamiento que trae aparejado, supone una reestructuración de la vida cotidian; la familia como grupo debe ser capaz de asimilar las transformaciones del medio social y a su vez promover el desarrollo de sus miembros...

Tayatne Torres Rodríguez en Exclusivo 15/05/2020
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nasobucos en tendedera
La nueva situación de confinamiento a raíz de la llegada del coronavirus la vida en familia se puede mantener con una comunicación funcional y asertiva.

Las contradicciones y malentendidos son una parte natural de la vida en familia. Sin embargo, cuando ocurren cambios que los refuerzan, aparecen problemas y situaciones más graves. Por este motivo resulta importante adquirir herramientas que permitan manejar los conflictos emergentes en el núcleo familiar y así mejorar la convivencia.

Para evitar el contagio de la COVID-19 las personas permanecen en casa y se ven forzadas a compartir juntos más tiempo del que están acostumbrados. Esto supone una reestructuración de la vida cotidiana, pues en un mismo espacio confluyen las obligaciones laborales, escolares, familiares y personales.

LOS CAMBIOS PUEDEN PROVOCAR SENTIMIENTOS NEGATIVOS

Es probable que surja entonces sensación de pérdida de libertad, obstáculos en la comunicación, discusiones, mal manejo de conflictos, irritabilidad, sensación de invasión de la privacidad y del espacio personal, se puede volcar la angustia y el enojo en otros miembros de la familia.

A estas dificultades se le suma el trato de niños pequeños, en caso de tenerlos. Ellos pierden sus espacios de socialización y de juego, lo que provoca malestares expresados mediante conductas como la desobediencia, la ansiedad o la dificultad para realizar tareas habituales.

¿CÓMO RESOLVER ESTOS CONFLICTOS?

La forma en que afecte la situación depende mucho de la familia, de su estructura, de la relación entre sus miembros, de cuántas generaciones convivan, de las vías de resolución de problemas previamente establecidas, etc. Es por esto que no existe un método o una fórmula ya descubierta para hacerle frente a las dificultades que puedan emerger durante el período de aislamiento social.

Algunos deciden crear rutinas para estructurar las tareas del hogar, destinar rincones de la casa para las diferentes actividades, llegar a consensos sobre los límites y espacios de cada persona, etc.

A mi parecer, lo más importante es que, independientemente de las acciones que se lleven a cabo, estas sean consensuadas mediante una comunicación fluida, abierta, dónde todas las opiniones sean escuchadas y tomadas en cuenta.

LA COMUNICACIÓN ES LA CLAVE PARA MEJORAR LA CONVIVENCIA

Cada gesto, palabra, incluso el silencio comunica algo. Es por esto que se debe velar cuidadosamente qué se dice y cómo. Un mismo contenido puede expresarse de diferentes formas, por ejemplo:

Mensaje No.1: “¿Nadie piensa limpiar esta casa? Todo el mundo espera a que yo haga las cosas”.

Mensaje No.2: “Mamá, por favor, ¿pudieras limpiar la casa cuando tengas un tiempo libre?”

En el primer caso el mensaje se transmite de forma hostil y, por ende, la respuesta que se recibirá será probablemente hostil o de indiferencia. En el segundo caso es posible que se obtenga una reacción más positiva, las personas suelen ser más receptivas al ser tratadas con empatía y respeto, de forma clara, sencilla y directa. La mayoría de las veces, los problemas en la comunicación no son provocados por “qué” se dice, sino por “cómo” se habla.

Otro punto que se debe atender son las respuestas que dan las otras personas. A veces interpretamos determinados comportamientos de un modo, y no necesariamente estamos en lo correcto. Por ello, si una respuesta no queda clara se debe preguntar a la persona que la dio y no hacer asunciones, para evitar así malos entendidos y conflictos.

Aunque, claramente, en algún momento van a surgir conflictos, es natural. Cuando hay una discusión muchas veces ocurre que las dos personas se culpan mutuamente de ser el causante de la pelea. Se convierte en una ida y vuelta de acusaciones mutuas y autodefensa. Por ello, ante la aparición de un conflicto, se debe evitar culpar al otro y se debe centrar en buscar una solución.

Por último, es importante que las relaciones que se establezcan sean basadas en la igualdad. Sin perder las distinciones entre los roles de abuelos, padres, hijos, y el respeto mutuo que se debe tener, es importante que se establezca una comunicación simétrica, donde todas las opiniones sean escuchadas, donde todos tengan los mismos derechos y el criterio de cada uno importe.

La nueva situación de confinamiento a raíz de la llegada del coronavirus supone la oportunidad de crecer, superar las contradicciones y arreglar las problemáticas que surgen en la vida en familia. Manteniendo una comunicación funcional y asertiva se puede lograr. La familia como grupo es capaz de asimilar las transformaciones del medio social y a su vez promover el desarrollo de sus miembros.


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Tayatne Torres Rodríguez

Licenciada en Psicología


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