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martes, 1 de abril de 2025

Visto

Estamos todo el tiempo conectados con la distancia, en hilera de corazones y reenvíos; y somos incapaces de abrazar y de compartir la palabra con los que tenemos tan cerca de nuestro propio corazón...

Julio Cesar Sánchez Guerra en Exclusivo 01/03/2025
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Visto
Dejar a uno en “visto”, ¿no es un acto de descortesía y ninguneo? (Ilustración de Guillermo Lara)

No vamos a hundirnos en el viejo pasado de las palabras, para encontrar que, visa, proviene del latín y significa: “la carta vista”; y que es algo así como el “visto bueno” de un documento que autoriza a un inmigrante para pasar la frontera de otro país. Tampoco abordaremos la gramática, ni el pasado participio del verbo, ver; ni para referirnos a lo “nunca visto” que trae la expresión de los asombros.

Hablaremos de las maneras de dejar a una persona en “visto”. Mire, si usted envía un mensaje por WhatsApp, y le aparecen dos palomitas azules, y nunca le responden: lo han dejado en “visto”. Eso puede ser irrelevante; tal vez la otra persona no tuvo tiempo, o nada que decir, o lo olvidó en la rapidez de la jornada, o fue por un montón de etcéteras incalculables.

Pero dejar a uno en “visto”, ¿no es un acto de descortesía y ninguneo? Si la respuesta fuera afirmativa, entonces hay que andar más despacio en este mundo tan veloz. Ahora los saludos a distancias incluyen emojis, stickers, corazoncitos en la cara, y miles de formas que expresan las más diversas emociones; siempre hay modos de salvar la cultura del trato y el respeto.

Bien mirada las cosas, creo hay otras maneras de dejarnos en “visto”. Podemos llegar de visita a una casa y algunos, (no es cifra menor) no se despegan del celular; usted está ahí, intentando sostener una conversación, pero no te miran a los ojos, te oyen a medias, todo se concentra en el canto de sirenas e imágenes que brota desde la pantallita mágica.

¿Dígame, le ha pasado eso a usted? Es como tomarse una taza de café, a solas con las paredes de la casa y los aparatos que hacen ruiditos de notificaciones en segundo plano. Estamos todo el tiempo conectados con la distancia, en hilera de corazones y reenvíos; y somos incapaces de abrazar y de compartir la palabra con los que tenemos tan cerca de nuestro propio corazón.

También nos dejan en “visto,” los que se creen superiores por el poder de un carguito, los burócratas que maltratan a los que solo piden una sencilla información o algún servicio necesario, o los que atesoran mucho dinero y se separan del resto de los mortales olvidando la vieja frase, “memento mori”: recuerda que morirás.

A veces vivimos como en una colosal discoteca donde las luces parpadean; y entre la oscuridad y el humo no podemos ver. Creo que uno de los grandes desafíos de este tiempo de palomitas azules, es el acto mismo de detenernos a compartir el amor y la palabra; esa oralidad  que sostiene el origen de todas las culturas.

Allá por el año 1884, nuestro José Martí, nos dejó un breve escrito que lleva por título: Maestros ambulantes. De ahí recojo este mensaje lanzado para todos los tiempos: “Jesús no murió en Palestina, sino que está vivo en cada hombre. La mayor parte de los hombres ha pasado dormida sobre la tierra. Comieron y bebieron; pero no supieron de sí”

La única manera de saber de sí mismos, es reconociendo la fragilidad y grandeza de toda nuestra propia humanidad. Es urgente despertar en los gestos cotidianos, en la taza de café y en el vaso de agua, en los ojos de quien se sienta en la sala de nuestra casa; y prestar atención al olor que deja el aguacero sobre la hierba para que no se duerma la poesía de los asombros.

No, no nos dejemos en “visto”; atendamos con toda la atención el juicio de Terencio: Hombre soy y nada humano me resulta ajeno. Y que la prisa no ahogue los abrazos, ni la condición de participar de la fiesta de la vida, todavía llena de palomas blancas.


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Julio Cesar Sánchez Guerra

Pinero de corazón. Pilonero de nacimiento. Cubano 100 por ciento. También vengo de todas partes y hacia todas partes voy. Practicante ferviente de la fe martiana. Apasionado por la historia, la filosofía y la poesía.


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