Cambiaría mi trabajo como actor con tal de ser músico

“¿Me preguntas por los personajes que más quiero entre todos los que he interpretado, los que han marcado una huella en mí? No quiero responderte, porque todos son como mis hijos, aunque me han dejado cosas distintas. Sin embargo, y a pesar de que cada persona puede querer más a uno que a otro, yo te digo que este Ernesto de la película Vestido de novia es uno de los que guardo con más amor.

”Me identifico mucho también con Elpidio de La vida es silbar, una película de Fernando Pérez aún incomprendida en muchos aspectos, y Algo más que soñar me dejó recuerdos imborrables… Difícil escoger uno entre tantos, pero sí puedo decirte que Ernesto me ‘conquistó’ desde el principio”.

—¿Sin temores?

—¡No, qué va! Yo acepté el personaje sin dudar, porque Marilyn Solaya siempre pensó en mí para interpretarlo, y la verdad es que me sedujo su historia. Lo estudié mucho hasta que me di cuenta que para asumirlo solo tenía que inspirarme en lo que yo tenía delante de mí. Ernesto está enamorado de su mujer, de Rosa Elena, como yo de la mía, y eso le basta para aceptarla a pesar de su pasado.

“Ernesto es, además, lo que yo quise y quiero hacer en este momento de mi vida. Me interesa provocar, causar revuelo, asumir lo difícil, lo arriesgado. Estoy en un momento de mi vida en el que no quiero hacer nada fácil, pero tuve temores después, claro. Le dije a Pichi (Jorge Perugorría) que cuando la película se estrenara él y yo debíamos aislarnos en un campo, alejarnos de las reacciones machistas que se podían suscitar, pero, ¿sabes qué? Esa broma no trascendió porque el país ha cambiado mucho y las reacciones han sido muy positivas. Eso me alienta muchísimo porque me place vivir en un país en el que se respete al diferente.

”Estrenar esta misma película en 1994, año en que se contextualiza, hubiera causado otro tipo de impresiones, de opiniones. Claro, que una película por sí sola no puede cambiar el mundo, pero Vestido de novia era necesaria. Es muy trasgresora, y lo mejor que tiene es que no pone sobre la mesa únicamente el tema de las elecciones sexuales diferentes, sino el de las intolerancias todas, que son muchas y abundan, lamentablemente.

”El elenco fue excelentemente escogido, para mí fue un dream team y por eso el resultado fue tan bueno. Vestido de novia se ganó el Coral de la Popularidad y la mención en Ópera Prima en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano pasado, los únicos premios a los que podía aspirar se los llevó y eso es también una prueba de que el trabajo se hizo con amor”.

—¿Cuán cómodo te sientes al asumir, junto a Frank Delgado, la dirección artística del Centro Cultural El Sauce?

—Muy a gusto, estoy feliz. Ese territorio libre de reguetón en 9.^a, entre 120 y 130, en Playa, se ha convertido en lo que Frank me propuso siempre, es una especie de catedral para la música que apuesta por la poesía, es como un oasis, y ello me motiva.

“No sé si sabes… Soy un músico frustrado, los músicos son como dioses para mí. Soy un melómano empedernido pero nunca pude cantar y mucho menos tocar un instrumento. Te digo la verdad: cambiaría mi trabajo como actor, con todas las cosas buenas que me ha traído, con tal de ser músico. Sería genial poder escribir en las planillas: soy músico… y, ocasionalmente, actor (ríe)”.

—El teatro, la televisión, el documental…, ¿qué ha pasado?

—La última vez que hice teatro fue con Ulises Toirac, ¡imagínate!. ¡No, no fue con él, fue con Laurita! (alarmado). ¿Cómo no acordarme? Estuve con Laura de la Uz en el Reality Show que presentó durante los días del festival de cine en el Teatro Mella. No me he dedicado mucho a él, ciertamente.

“La televisión fue como una novia que quise mucho en otra época pero de la que me peleé. Pudiera haber una reconciliación pero me he entregado más al cine, y la realización de documentales me fascina. Ahí está Leal al tiempo, pero tengo muchas ideas y poco presupuesto, así que hay que esperar.

—Para muchas personas eres Nicanor O’Donell, ¿también lo agradeces?

—(Sonríe) Imagínate, Nicanor puedo ser yo mismo en ocasiones o cualquiera de los que disfruta de esos cortos de Eduardo del Llano. Dijo que serían diez pero del 5 al 7 de febrero estaremos filmando el onceno, Arte, y más adelante el corto doce. ¿Sabías que fue Frank Delgado quien le sugirió a Eduardo que llevara esos cuentos al audiovisual? El resultado ha sido impresionante, aunque circula por caminos de distribución un tanto alternativos.

“Mucha gente me identificará con Nicanor, o con el personaje que asuma más recientemente. Ahora estoy dedicado de lleno a bajar de peso para poder asumir un personaje en el próximo proyecto de Fernando Pérez, mi amigo, mi hermano, mi maestro. Se llama Chupa Pirulí, y aunque no suene a Fernando Pérez, sé que sí y sorprenderá. Estoy empecinado en lograrlo porque el personaje demanda esas libras de menos, y estoy concentrado en eso”.