Fui sola, me acomodé en una butaca y aspiré a que una vez más Fernando Pérez no me defraudara. Pero no tuve en cuenta lo más importante: tenía que estar preparada porque La pared de las palabras no es una película cualquiera, ni siquiera se parece a otras que nos ha regalado antes este hombre maravilloso.
Una historia cruza mi vida de una manera tan intensa que, aunque la enfermedad de Luis (Jorge Perugorría) no sea la misma que la de mi familiar, no pude evitar los puntos de contacto y tuve que abandonar el cine.
“La pared de las palabras es una película muy, muy fuerte, pero desde el rol de un actor o una actriz hubiera sido imposible decir que no porque trabajar con Fernando Pérez es un regalo, aunque tu personaje solo diga tres bocadillos”, me dijo la súper actriz cubana Verónica Lynn hace unos días y me sentí en deuda también con ella por no haber podido terminar de verla.
“Soy la abuela de ese hombre que nació como un niño normal hasta que su padecimiento afloró y soy la madre de una mujer (Isabel Santos) que se ha rodeado de un muro tan alto y tan grueso para enfrentar esa realidad que no me deja margen para ninguna relación afectiva.
“Mi personaje es, entonces, muy controvertido. Adora a su hija y a sus nietos pero es una mujer muy práctica y no por eso deja de ser una mujer que quiere, que ama. Su hija se olvidó hasta de ella como persona, como mujer y se entregó a su hijo para amarlo, cuidarlo pero yo, mi personaje, no puede comprender eso”.
—¿Cómo aprecia la manera en que Perugorría asumió a Luis?
—Mi primer encuentro con él, con su personaje, fue a través de los ensayos y de algunas filmaciones, pero no teníamos que coincidir en el ambiente de la institución en la que lo internan. Pero vi cómo Perugorría asumía el personaje, cómo adelgazaba, cómo se pelaba, pero solo lo tuve frente a mí, en serio, haciendo ya su Luis durante el ensayo de la escena en la que le digo a mi otro nieto (Carlos Enrique Almirante) que me dejara ir a ver a su hermano.
“Me impactó, me paralizó, y al verlo se me hizo un nudo en la garganta. Ese tipo de personajes son tan impactantes que a todo el mundo le pueden gustar, o hacer decir qué bien lo interpretó el actor, pero es que fue un trabajo muy lento, que Perugorría asimiló poco a poco y que sinceramente creo que es una de las mejores cosas que ha hecho”
—Una vez más estuvo junto a Isabel Santos.
—Con ella tengo una empatía tremenda. Mi primer protagónico en el cine fue con ella en Lejanía. Después hicimos Aire frío en televisión y que esté en el mismo reparto es también una experiencia emocionante.
“En cuanto a la película, nuestra relación es muy difícil. Ella tiene una pared a su alrededor y no me deja opciones. Tengo una relación más íntima, filial, con mi otro nieto, pintor, pero que tampoco tiene comunicación con ella.
“Te digo la verdad, lo que te pasó a ti le puede suceder a mucha gente porque hay que estar preparados para ver la película. Fernando Pérez siempre sorprende, pero en esta ocasión nos hace pensar y nos deja el corazón, como decía mi abuela, como una pasita, estrujado. De todos modos, la película sirve para cuestionarnos muchas cosas y para darnos cuenta de cuánto perdemos en la vida por no saber cómo comunicarnos.
—¿Qué está pasando con Verónica Lynn y el teatro?
—El grupo que dirijo, Trotamundo, ya estrenó el año pasado la obra Divorciadas, evangelistas y vegetarianas en la sala Adolfo Llauradó y vuelve a ese escenario este mes durante los fines de semana. Es una comedia, invitamos a sonreír y también a pensar sobre la mujer, sus soledades, incomunicaciones, frustraciones, cómo se ve en la sociedad.
—¿Abandonó la televisión?
—No, ¡qué va! Te adelanto que la actriz Raquel González se estrena ahora como directora y escritora de un serial que se titula De amores y esperanzas. Trabajo en una de sus historias que, basadas en hechos reales, nos pondrán delante de situaciones muy cotidianas a través de las cuales podremos aprender más de la legalidad y de nuestros deberes y derechos.
—Entre todos sus personajes, ¿cuál nunca ha dejado de ser?
—Doña Teresa Guzmán (sonríe). ¿Tú te acuerdas? Eras muy chiquita. En la novela Sol de Batey. Algunos podrán decirme Luz Marina o Camila pero siempre seré Doña Teresa.
“Fue lindo hacer esa novela de Dora Alonso con ese elenco, la dirección, y haber tenido después durante tanto tiempo la aceptación y el reconocimiento del público.
“El año pasado cumplí 60 años de trabajo y me siento feliz con todos los reconocimientos que he tenido, no me puedo quejar. Elogios no me han faltado y fíjate que llegó un momento en el que me sitúan entre las buenas actrices pero hablar de la popularidad es otra cosa. Tiene que ver con que te conozcan en cualquier rincón de Cuba y del mundo. Y eso me ha sucedido con Doña Teresa…
“Estuve en una ocasión en un viaje desde Miami a New York en ómnibus y de pronto en un lugar que ni recuerdo el nombre, nos detuvimos para merendar en una cafetería y el dependiente me saludó así: ¡Qué bueno verla, Doña Teresa! ¿Te imaginas? Solo con esas palabras me siento feliz”.
luis alberto hernandez cabrera
20/3/15 11:42
para mi veronyca lyn es una de las actrices mas grande que tiene este pais,cualquier personaje le queda especial,es una gran actriz de la television,de la Radio,el teatro,el cine,para ella mis mas mayores votos de salud y felicidad.
muchos exitos tanto en su vida personal,como profesional.gracias.
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